Trabajo en una de tantas empresas como xx general y debido a mi trabajo no me había percatado de la nueva contratación que el departamento de recursos humanos había efectuado. Se trataba de un nuevo guardia de vigilancia que se sumaba a los ya varios existentes. La razón por la que reparé en él se debió a los comentarios que por lo bajo hacían las mujeres de la oficina en la que desempeño mis funciones. Así estaban las cosas y decidí investigar si lo que se comentaba era verdad y ¡oohh! ¡vaya sorpresa que me lleve!, se trataba de un verdadero hombre de unos 40 años, con un bigote espeso y poblado que le acentuaba su masculinidad, de una estatura aproximada de 1.80, con cabello negro ondulado y con un poco de entradas en el frente que lo hacían aparecer como un hombre hecho y derecho y no como un jovencito de esos bobos que para nada llaman mi atención (por más bonitos y machitos que parezcan), ¡y lo mejor de todo era el uniforme que portaba! vestido de policía privado con pantalones negros tipo militar que dejaban entrever un gran bulto entre sus piernas, camisa también negra de manga corta por donde se podían ver unos bíceps bastante respetables y aquella gorra que le hacía ver encantador cuando sonreía y mostraba sus dientes blancos y bien cuidados. Por supuesto no era un tipo perfecto ya que no era un modelo ni nada por el estilo sino que era una persona de carne y hueso tan real como tu y yo. Tenía una hermosa e incipiente barriga lo que a mi parecer lo hacía ver más atractivo. ¡Entendí perfectamente el alboroto que había causado entre mis compañeras de oficina ! En cuanto lo vi me provocó tremenda erección por lo que no tuve más remedio que entrar al baño y masturbarme para evitar suspicacias. Lo peor de todo ¿ o sería lo mejor? es que estaba casi al salir de mi oficina por lo que era irremediable que en el transcurso del día lo tenía que topar varias veces, con los consabidos calentones que me provocaba. No tardé en empezar a buscarle la mirada y saludarlo cada vez que me lo encontraba, sea con un "buenos días" ó simplemente con un ligero movimiento de cabeza. Enseguida me di cuenta que desperté su interés ya que noté que el también buscaba mi saludo (por supuesto que entendí que lo hacía por la naturaleza de mi posición en la empresa) Después de hacerme "amigo" de él, por fin me decidí a invitarlo a tomar unos tragos el fin de semana. Él aceptó de buena manera, y acordamos encontrarnos al filo de la tarde en el centro de la ciudad en donde vivimos, le pedí que no comentara con nadie de esta situación para evitar envidias y grillas en la empresa (je, je). Escogí un bar al cual nunca había ido para que no se fuera aparecer algún conocido y me echara a perder el plan. Tomamos hasta muy tarde, yo llevando la plática por cauces normales, y él hablándome de las cosas "duras" de su trabajo, de mujeres y esas cosas. ¡Era evidente que no tenía ni la más mínima sospecha de mi jotería! ¡Y yo ahí con él sin tener oportunidad de hacerle la más mínima insinuación! Finalmente le comenté de una oficina personal que tengo en un edificio cercano y le invité a conocerla, llevamos un six de cervezas y nos lo tomamos en la oficina, apagué las luces poniendo algún pretexto y finalmente me lancé. Llevaba un cinturón con hebilla militar y le dije que estaba muy bonita el me contesto: - ¿te gusta? y posó su mano sobre la hebilla atrayéndola hacia arriba para que la viera mejor. Cuando hizo esto casi me desmayo de la excitación, ya que al hacer este movimiento también jaló el pantalón hacia arriba y alcancé a ver el enorme bulto entre sus piernas aún más grande de lo que lo había visto en el trabajo y a esa distancia! uhhmmmm ... - es muy bonita -dije. (me refería a su verga ya que su hebilla no me interesaba en lo más mínimo en ese momento) - ¿es de metal?, ¿me dejas tocarla? -le dije - si claro, por supuesto -me contestó. Con mi mano temblando por los nervios y la excitación tomé la hebilla y acerqué la cara exageradamente a ella dizque para verla mejor (recuerden que estábamos a media luz), al tener tremendo bulto tan cerca de mi cara casi enloquecí de excitación; estaba tremendamente empalmado y él ni cuenta se daba de la situación ya que seguía hable y hable de la dichosa hebilla! No pude más y soltando la hebilla deslicé el dorso de mi mano sobre el bulto de su verga. El se sobresaltó y pegó un brinco hacia atrás... - ¡eeepa! ¿que te pasa? -me dijo totalmente sorprendido. - es que estás muy bueno papacito – le contesté - ¿a poco te gusta la verga?, ¡puta madre!, nunca me lo había imaginado, no se te nota para nada. Me dio pena sentirme descubierto, pero ya estaba yo adentro y no había manera de echarse para atrás. - pues sí -le dije, ¿me das chance? - ¡no!, ¿como crees?, ¡no es mi onda!, mira.... no me espanta lo que eres, es tu rollo y yo lo respeto pero hasta ahí. - ¡órale!, ¡no seas gacho!. solo una mamadita, total, tu no pierdes nada. - ¡no!, ¡olvídalo!. mejor ya vámonos. Yo le seguía rogando y el se seguía negando, pero alcancé a ver claramente como le crecía el bulto en sus pantalones. ¡ahora sí tenía la verga completamente parada! Estiré la mano y se la acaricié a todo lo largo, reposaba sobre su lado izquierdo y podía ver como se marcaba su dureza sobre la tela de sus vaqueros. - ¡Espérate!, ¡no!... -me decía. pero cada vez su resistencia era más débil. - sólo una mamadita, te va a gustar -le decía. dándome cuenta que estaba a mi merced. Sin perder tiempo le desabroché el cinturón, el botón superior del pantalón y le baje el zipper y quedó ante mi vista una hermosa verga de unos 18 cms. apenas cubierta por la tela de una truza de color negro, que en la parte donde apuntaba la cabeza tenía una gran mancha de líquido preseminal. Temblando de excitación tomé los bordes superiores de su truza y bajándolos dejé al descubierto el objeto de mi deseo. Era una verga hermosa sin duda, con el glande descubierto como a mi tanto me gustan, de un largo y grosor bastante respetables y de una dureza exquisita, todo ello rematado con dos grandes bolas de color castaño claro, emergiendo de una maraña de grueso pelo negro que terminaba poco más arriba de su ombligo. Yo ya me encontraba de rodillas ante él y con tremendo aparato apuntándome a la cara, le soplé mi cálido aliento en la verga, en sus huevos y en los alrededores y noté su estremecimiento. Excitado como estaba tomó con sus enormes manos mi cabeza y me introdujo su verga en la boca dejando escapar pequeños suspiros de placer. Empujaba su verga hasta el fondo de mi garganta provocándome arcadas y con sus manos me apretaba hacia él para evitar que me retirara. Me costaba enorme trabajo respirar y los ojos me lagrimeaban, pero el placer que sentía al estar disfrutando de este macho hizo que no me importara, así que aguanté y aguanté. El empezó a topetearme la garganta, en un movimiento de mete y saca. con largas y profundas embestidas que hacían que yo disfrutara en su totalidad de su largura y grosor, mientras con mis manos acariciaba sus peludas piernas, sus glúteos, el espeso matorral que tenía en el vientre. ¡Dios mío! que sensación tan indescriptible sentir el tacto de sus gruesos y ásperos pelos escurrirse entre los dedos de mis manos! Entonces empecé a notar los síntomas de su irremediable orgasmo: el temblor de sus piernas, el aumento del ritmo de sus embestidas, los quejidos ahogados, la forma en que me estrujó el cabello ... Sentí en mi paladar el inconfundible sabor de su esperma. Me echó uno, dos, tres trallazos con una fuerza tal que acabaron en el fondo de mi garganta y que yo rápidamente tuve que tragar para evitar ahogarme, ya que el me apretaba con mucha fuerza sobre su vientre evitando que me retirara... - ¡trágatelos todos, pinche puto!, ¿ no es lo que querías ? No me hice del rogar y los disfruté plenamente, incluso le pasé la lengua varias veces sobre la cabezota de su verga para rescatar hasta la última gota. Con los dedos recogí del suelo algunas gotas que habían escapado de mi boca y también las disfruté. Todavía me dejó mamarsela unos minutos más, hasta que su verga quedó completamente flácida. Aún así, su verga era hermosa. permanecía descapullada y contrastaba aún más con la negrura de los vellos de su base. Miré hacia arriba y contemplé a trasluz su rostro recién salido del éxtasis, su varonil rostro enmarcado por su negro y espeso bigote y su mentón y mejillas azuladas por una barba de dos días... Bajé la vista y descubrí la parte frontal de mi pantalón completamente húmeda. ¡había tenido un orgasmo sin siquiera tocarme! Una vez de vuelta a la normalidad, nos arreglamos en silencio y salimos a la calle, platicamos algunos minutos hasta que nos despedimos y cada quién tomó su rumbo. Posteriormente lo invité algunas veces, pero siempre se negó, me dijo que no era su onda, que no se arrepentía de lo que había pasado y que tampoco iba a tratar de justificarse conmigo, -"las cosas pasaron y ya" -dijo. Me cayó bien porque fué honesto y sincero, por lo que decidí respetarlo y no volví a molestarlo. posteriormente renunció y le perdí el rastro. Este relato es real, Una de las vivencias cachondas e interesantes que he vivido. Es la primera vez que me atrevo a enviar un relato, espero que les haya gustado. Si me dejan saber su opinión tal vez me anime a contarles otro.