Gay Erotic Stories

Anoche bebë demasiado alcohol y hoy tengo una resaca monumental. Y como me suele ocurrir en estas situaciones tengo un brutal deseo de sexo. Comer y ser comido. Tocar y ser tocado. Me imagino adolescente, desnudo, en brazos de un hombre fuerte atractivo y cariïoso. Me acaricia dulcemente y me sonrëe, yo aparto la mirada ruborizado. El esta vestido y yo completamente desnudo, sentado sobre sus piernas, mi cara apoyada sobre su pecho. Su mano izquierda me envuelve, su mano derecha me acaricia, los pezoncitos erectos, los muslos, los testëculos, apenas roza mi pené erecto, tiemblo. Susurra en mi oëdo palabras de amor, mi niïo guapo, amor mëo. Noto la dureza de su sexo a través de la tela. Introduzco una mano por la abertura de su camisa, acaricio el vello de su fuerte pecho, la erecciñn de sus pezones. Estoy muy excitado y a la vez me siento lánguido, suave, dulce, tierno, abierto, entregado y vulnerable,...Mi felicidad es su felicidad, mi placer es su placer, mi amor es su amor. Su mano ahora acaricia mi mejilla, mi cuello, mis movimientos buscan la caricia de su mano, fuerte y dulce, cierro los ojos, la punta de sus dedos levanta mi mentñn, me obliga a mirarlo a los ojos, y penetra hasta el fondo de mi alma, tengo miedo, pero el brillo de sus ojos, me desborda, me asegura, me tranquiliza, acerco los labios a su boca, el vuelve a acariciar mi mejilla y me sonrëe, me quiere, cierro los ojos, sus labios cálidos y hþmedos rozan los mëos frëos y secos, la punta de su lengua lubrica la entrada de mi alma. Me besa suavemente y a la vez con fuerza. Noto espasmos en mi pené. El aparta un poco su rostro, vuelve a mirarme, yo bajo los ojos, su mano vuelve a acariciar mis muslos, mis testëculos duros, la erecciñn casi dolorosa de mi pené. Entonces de repente me levanta de su regazo. Me abraza fuerte, noto su excitaciñn, su calor, su fuerza, su deseo. Me deposita sobre la cama, se desnuda completamente, su cuerpo masculino y fuerte, su hermoso pené erecto. Se tumba sobre la cama boca arriba, los ojos cerrados como si durmiese, los brazos enlazados por encima de su cabeza, una pierna ligeramente flexionada, y también ligeramente separada. ¿Qué es lo que espera de më?

Ahora me vuelto el dolor de cabeza, no se como pude beber tanto anoche, me acosté muy tarde y esta maïana me he tenido que levantar temprano como siempre y ir al trabajo, estoy en mi despacho y no puedo dormir, tampoco masturbarme. Otra escena viene a mi cabeza. De nuevo vuelvo a mi adolescencia, al paraëso perdido para siempre. Estoy en un salñn amplio y confortable, grandes alfombras cubren el suelo de madera. El olor de la madera, de los hermosos muebles de caoba, el fuego de la chimenea, el sonido de un piano en alguna habitaciñn lejana. Me veo a mi mismo de espaldas, mirando a través de un gran ventanal, fuera llueve mansamente, los árboles sueltan sus ultimas hojas amarillentas. Estoy triste, melancñlico, no sé lo que me pasa, quizás es que estoy enamorado, y la chica que yo quiero no me corresponde. Quizás yo no soy atractivo para las chicas. Quizás a ella le gustan chicos mas atrevidos o chicos de su clase social, ella vive en esta casa, sus padres son ricos y cultos, estudiamos en el mismo colegio, pero yo no saco tan buenas notas como ella, y mis padres no son ni ricos ni cultos, yo tengo una beca, me gusta su casa y todo lo que ella tiene, quizás por eso me he enamorado de ella. He venido a su casa a devolverle unos apuntes, pero ella no esta. En la casa solo esta su padre, él me abriñ la puerta, tardo mucho, yo ya me iba, me dijo que estaba en la ducha. Estoy muy incomodo, su presencia me intimida un montñn y no sé porque. No me atrevo a mantener su mirada, el lo nota y parece que eso le divierte. Me dijo que esperase en el salñn, que tenia algo para më, que volvëa enseguida. Puesto que estaba envuelto en una bata de baïo, pensé que iba a vestirse.

Ya llevaba un rato esperando, pensé que debajo de la bata estaba completamente desnudo, vi parte de su pecho y piernas, parecëa mas joven y fuerte, me turbe imaginando como seria el resto de su cuerpo. Entonces note como mi pené comenzaba a llenarse de sangre. Ese era el momento en el que me veëa frente a la ventana, que vergùenza si él llegara ahora y notase mi erecciñn, metë mi mano por la cintura para colocarme él pené, fue entonces cuando de reojo note su presencia justo detrás de më, me quede paralizado con la mano dentro del pantalñn, no habëa notado su llegada, querëa que la tierra me tragara, cerré los ojos. Intuë que él querëa algo de më, que ahora era cuando me iba a dar lo que me habëa prometido, note que me envolvëa en sus brazos y la cabeza comenzñ a darme vueltas. Pensé que el se habëa dado cuenta de mi tristeza, de mi necesidad de cariïo, del rechazo de su hija, que querëa consolarme, darme ánimos. En un momento mi pené perdiñ su erecciñn y todo mi cuerpo se puso en tensiñn. Él me apretñ contra su cuerpo suavemente pero con firmeza, tranquilëzate me dijo. Saco mi mano del pantalñn y beso la palma. Poco apoco me fui relajándome, abandone mi cuerpo en sus brazos, el calor volviñ a mi cuerpo, apoye mi cabeza en su hombro, abrë los ojos y mire como el viento agitaba las hojas de los árboles, en unos minutos la luz casi se habëa ido, la habitaciñn en penumbra, reflejos de las llamas de la chimenea, el calor del cuerpo que me envolvëa, me sentë muy bien, quise que el tiempo se detuviese, cerré de nuevo los ojos, querëa que el me acariciase, que me dijese palabras tranquilizadoras. Lentamente desabrocho los botones de mi camisa y la saco de mi pantalñn, y una de sus manos acaricio mi cintura, mientras, sus labios rozaban mi cuello.

Note que mi pené comenzaba de nuevo su erecciñn, ahora sus dos manos acariciaban mi pecho y mi cintura, la punta de sus dedos, ponëa duros mis pezones. Me sentë muy halagado al saber que a el le gustaba tocarme, que alguien sintiese deseos de më. Especialmente si ese alguien, era un ser fuerte, inteligente, culto y sensible, con una mujer muy guapa, que seguro podëa tener a la mujer que él quisiera. Después me descalzo, y me desnudo completamente, yo me deje hacer, estaba dispuesto a todo lo que él quisiera, sabia que no me iba hacer daïo sino todo lo contrario, que estos momentos cambiarëan toda mi vida.

No se me paso por la cabeza que lo que me estaba haciendo tuviera que ver nada con la homosexualidad. Que me estuviera haciendo algo malo. Ahora se habëa abierto la bata, y su cuerpo desnudo acariciaba por detrás el mëo, su pené duro sobre mis nalgas, y una de sus manos acariciaba ahora la cara interior de mis piernas, y la otra mis mejillas, mi frente, mis labios. Comenzñ a hablarme dulcemente junto al oëdo. Que yo era un chico bueno, guapo e inteligente. Que no me debëa preocupar, porque todavëa no hubiera ninguna chica enamorada de më. Que las chicas como su hija, no sabëan cuales eran los chicos mejores. Que yo le gustaba mucho, y que con frecuencia pensaba en mi. En que le gustarëa ser mi amigo, hablar conmigo, besarme y hacerme el amor. Que tenia unos ojos un poco tristes, que siempre parecëan estar pidiendo ser amado. Que tenia un cuerpo fuerte. Que seria un buen atleta. Que aunque me gustase lo que él me hacia, que eso no significaba que yo fuese marica. Que era natural a mi edad, en chicos inteligentes y sensibles. Que a el también cuando tenia mi edad le habëan hecho algo parecido y que lo recordaba como lo más hermoso que le habëa ocurrido nunca.

Luego me dio la vuelta y envolviñ nuestros dos cuerpos desnudos con su bata, nuestros penes se rozaban, yo me abracé a su cintura y acaricie con mi mejilla el vello de su pecho, era sedoso y cálido. Levanto mi mejilla e hizo que mirase directamente a sus ojos, él me sonreëa, esta vez fui capaz de mantener su mirada. Y yo también sonreë tëmidamente, acerque mis labios a los suyos pero sin atreverme a rozarlos, él fue el que me beso por primera vez en mi vida, creo que ese momento fue él más hermoso de mi vida. Tñcame si quieres, no te dé vergùenza, me dijo. Su cintura, su espalda, su cuello, sus piernas, no me atrevëa con su sexo.

Él cogiñ mi mano y la coloco sobre el. Te gustara, me dijo, vais a ser muy buenos amigos. Su pené era como él, a la vez suave y fuerte. Mi mano lo acariciaba tëmidamente, luego sus testëculos. Entonces con ayuda de mis dos manos junte nuestros dos sexos, el suyo más grueso y grande que el mëo. El entonces me volviñ a besar, ahora con mas fuerza y pasiñn que la primera vez, introduciendo su lengua en mi boca. En ese momento, noto que me voy a correr, noto que el tambien, lo noto en mis manos que los sujetan, los dos aumentan de tamaïo a la vez y entrecortadamente lanzan el semen. Ahora yo también junto mi lengua a la suya, y nuestras bocas no pueden ahogar un gemido, que como un grito largo de agonëa desesperada, crece y crece desde el fondo de nuestras almas, y llena hasta el ultimo rincñn de aquella hermosa casa.

¿Dime si te gusto mi historia?