Gay Erotic Stories

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Ayer Sin Ir Mas Lejos

by Mortimer


Ayer sin ir mas lejos fuí a un sex shop en la ciudad en la que estoy pasando estos días. Esto era algo que llevaba tiempo queriendo hacer porque en el lugar donde vivo un sex shop es una simple tienda de música y revistas que en la parte del fondo tiene una zona cargada de publicaciones pornográficas, películas de video y algún que otro artículo erótico. Tenia ganas de ir a uno autentico, con cabinas individuales de video, todo tipo de artilugios para pasar un buen rato y que puedan ser curioseados para sentir la excitación de pensar que los estas utilizando, peep show y todo lo demás. El caso es que después de caminar un buen rato al fin vi las luces de colores al fondo de la calle oscura que anunciaban aquel local en el que yo había estado ya varias veces pero que hacia mas de un año que no había podido visitar. Empece a sentir en ese momento esa extraña excitación, como una vibración interior en el vientre y un leve zumbido de las sienes que te atonta en una sensación mitad placentera, mitad turbadora. Seguí caminando notando el suave temblor en mis piernas y al llegar a la puerta la empuje y entre decididamente en el tugurio. La luz del sitio me cegó un poco al principio, acostumbrados mis ojos como estaban a la penumbra de la calle, pero en unos segundos pude ver todo aquello que yo con tanta impaciencia había esperado. Paseé largamente delante de las estanterias llenas de muñecos inflables, consoladores de todos los tipos y tamaños, enlargadores de pene, lencería erótica, revistas pornográficas de todos los géneros, películas de video y muchas otras cosas. Analicé curiosamente los objetos curiosos y de broma que habia llenando grandes cuencos en mitad del pasillo, como llaveros con una pareja haciendo el amor que se movian con el balanceo del caminar cuando lo llevas colgado, gorras de baseball con enormes penes saliendo de su parte frontal y muchas otras cosas. Despues me dirigi a la zona de video club donde puedes alquilar películas de todos los tipos y comence a caminar por sus pasillos de estantes. Al llegar a la zona gay casi me di de bruces con un tipo que estaba al otro lado del panel y que se me quedo mirando con una extraña expresión. Miré más adelante y vi a otro que estaba simulando que ojeaba las cajas de las peliculas y que de vez en vez miraba de reojo hacia donde yo estaba. La verdad es que no me sentí nada cómodo en esa situación, mas bien estaba un poco nervioso porque aquella tranquilidad con la que había estado paseando hasta el momento se veía ahora perturbada por la necesidad de estar vigilando a aquellos dos individuos que no sabia muy bien las intenciones que tenían. Miré un par de cajas de video, una con un transexual siendo ensartado por una verga grande como mi brazo en la parte de atrás de lo que parecía un camión de carga y la otra con dos chicos de no mas de diecinueve años besándose y agarrándose uno al otro su miembro, con esa languidez aburrida que tienen las peliculas anunciadas como de "teens". Después huí a la zona de cabinas individuales. El sex shop tiene en este área dos pasillos paralelos de cabinas individuales de video con boxes a los dos lados de los mismos y unos seis por lado de profundos. Fui recorriendo del pasillo de más al fondo uno por uno de los habitáculos con la puerta abierta, comprobando que todos ellos tenían el seguro roto de forma que no podian ser cerrados con pestillo. A mitad de mi tarea de búsqueda ví que al comienzo del pasillo estaba el tipo del video club con el que casi habia chocado. Me miró un momento y luego comenzo a hacer una labor similar a la que yo estaba haciendo. No quise prestarle mucha atención pero me puse en guardia por lo que pudiera pretender. Estaba claro que en el año que yo no habia venido a este sitio, el local se ha convertido en un lugar de busqueda de sexo rápido muy parecido a lo que puede ser un cine porno y evidentemente la zona de las cabinas de video era lo mas parecido, pero mucho mas cómodo, a un cuarto oscuro. Al cruzarnos en medio del corredor, yo tratando las puertas de un lado y él las del otro, sentí un roce suave en mis nalgas. No me volví a mirar y no hice ningún gesto que delatara que habia notado el contacto, pero lo cierto es que todos mis centros nerviosos enviaron su señal de golpe a mi cerebro y una ola de vibración me enturbió la vista un segundo. Como no enconté ninguna cabina que me satisficiera en el pasillo del fondo, pasé al anterior y alli, al doblar la esquina para entrar en el segundo corredor, me encontré con el otro tipo del videoclub. Este no me miró siquiera sino que pasó de largo aparentemente concentrado en sus pensamientos. Rápidamente enconté aquí una cabina libre y con pestillo así que entré y cerré desde dentro, dejando que pasaran unos segundos para tranquilizarme y pensar. Después me di la vuelta y vi la pantalla en la que aparecía solamente una fotografía estática de una chica con grandes tetas y la boca en forma de corazón como si quisiera engullirse enteras todas las vergas que se le pusieran a tiro. Apagué la luz del box y me senté en el confortable sillón de cuero que enfrentaba la pantalla de televisión. Después me ladee y urgé en el bolsillo de mis jeans para encontrar las monedas para la máquina. Agarré un puñado y las deposité encima de la consola de control de los videos, elegí la mas valiosa y la introduje en la ranura. Inmediatamente aparecieron ante mis ojos dos hombres jóvenes masturbándose el uno al otro al tiempo que uno de ellos le masajeaba el ano al otro con un dedo chorreante de saliva. Sin duda este sitio estaba mas frecuentado por gays que por ningún otro tipo de público a juzgar por el tema de la película que estuvo mirando el que estuvo aquí antes que yo. Rápidamente controlé las películas arriba y abajo del menú disponible y parando un rato en cada una de ellas. Heterosexuales, zoofilia, bondage, homo, de todos los temas se podian encontrar varias cintas corriendo en ese momento. Finalmente me decidí por una en la que un chico joven le comía la verga a uno que parecía el director de su escuela a juzgar por el escenario. El mayor de los dos era un hombre canoso de unos cuarenta años pero con buen físico y un enorme miembro venoso con una cabeza grande y roja que el joven, atlético y delgado solamente vestido con un pantalón de deporte de agodón y el torso desnudo, se introducía una y otra vez dentro de la boca, dejando que la saliva se le acumulara para luego soltarla encima del glande en cada envite, de modo que un reguero de baba corria a lo largo del pene enhiesto y cada vez mas duro del canoso. En este momento mi excitación ya era lo suficientemente grande así que me desabroché el pantalón y me lo bajé junto con los calzoncillos hasta dejarlos por encima de mis rodillas. El pene se me hinchó de golpe cuando sentí el contacto del sillón en mi culo y al acomodarme de forma que mis nalgas se abrieran y mi ano tocara directamente el cuero del asiento. Siempre me excitó sentir el contacto de la tapicería de un sillon de un lugar por el que puede pasar cualquiera directamente sobre la piel de mi trasero. Me acomodé y empecé a masajearme el cipote que empezaba a segregar su líquido lubricante por la punta, al tiempo que mantenía mis ojos clavados en el espectáculo de la pantalla que tenía delante. En ese momento fue cuando sentí como alguien golpeaba muy levemente la puerta por fuera. El golpeteo no era insistente sino mas bien tímido e inseguro. Cesó un momento y luego volvió a comenzar. Yo me puse nervioso y perdí vigor en mi erección. No contesté y me quedé quieto a la espera de una nueva llamada, pero no llegó. Me relajé de nuevo poco a poco, aunque sintiendo los latidos acelerados de mi corazón. En ese momento me agradecí a mi mismo el no haber entrado en una de las cabinas sin pestillo del otro pasillo. Cinco minutos después yo volvia a menearmela atento a la pantalla y mi excitación estaba llegando al culmen. Con la camisa enrrollada para descubrir mi pecho, me había humedecido los pezones con saliva y con la mano izquierda me los acariciaba circularmente al tiempo que con la mano derecha no dejaba de masturbarme. Una de mis piernas se habia zafado del pantalón que ahora habia caido hasta el tobillo de modo que me daba libertad para levantarla hasta apoyar el pie en el sillón y así hacer que el ano quedara totalmente expuesto y enfriándose poco a poco al aire de la pequeña habitación. Me metí dos dedos de la mano izquierda en la boca y deje que se empaparan bien de baba, luego los llevé hasta mi trasero y empecé a extender el líquido resbaladizo por todo mi hueco, lentamente, acariciándolo para sentir cada movimiento repercutido hasta mi cerebro. Después, poco a poco, me empecé a meter el dedo corazón en el ano, con suavidad. La excitación del momento hacía que solo estuviera pendiente de lo que ocurría en mi puerta de atrás y dejé por un instante de frotarme la verga. Mis párpados cayeron cubriendo mis ojos y ahora podía sentir todo en esencia molecular, todo mi ser estaba activo y controlado, todo mi cuerpo, tenso como un arco, cedía sus sensaciones a mi cerebro dejándo procesar el placer en toda su plenitud, redondo y perfecto al tiempo que el segundo dedo se iba ya internando en mi recto caliente y humedo. Súbitamente el rasgueo en la puerta recomenzó y yo abrí los ojos sobresaltado. En la pantalla el director estaba rellenando hasta el fondo el orto de su alumno que gemía de gusto tumbado encima del escritorio del despacho y mirando hacia abajo. "Mi Dios", pensé, "este chico se merece un diez", al ver como se dilataba el aro de musculo cuando aquel pedazo de carne se introducía rápidamente una y otra vez dentro de él. El golpeteo siguió lentamente, tímido y quedo. En un movimiento rápido que yo todavia no soy capaz de explicarme, me incorporé en el sillón al tiempo que sacaba los dos dedos de mi culo y con la misma mano descorrí el cierre de la puerta. El ruido que hizo el cerrojo fue poco pero bastó para que el que estaba fuera comprendiera la invitación. Después me recosté otra vez en el cuero y esperé a ver que pasaba, levantando de nuevo mi pierna para que quedara el ojete bien expuesto. Mi pene parecía que iba a estallar de lo lleno que estaba. La puerta tardó un rato en abrirse y la cabeza del muchacho con el que casi choco antes y que después había dejado deslizar una mano por encima de mis nalgas apareció tímidamente. Echó un vistazo a la pantalla y luego me miró a mi. Vi a la flasheante luz del cubículo cómo sus ojos se humedecían con lo que veía y despacio fue entrando hasta tener sitio suficiente para volverse y cerrar de nuevo la puerta con candado. Entonces quedó frente a mi, en pie, sin saber muy bien lo que hacer y mirándome directamente a los ojos como buscando instrucciones. "Dejame vértela" le dije. El comenzó a bajarse el pantalón deportivo que deslizó fácilmente cuando el tiró un poco de la tela sobre sus muslos, después metió sus manos por debajo del elástico y dejó que la prenda callera al suelo enrollada sobre sus pies. Mientras yo me habia vuelto a meter un dedo en el recto y lo movía distraidamente concentrado en el bulto que el chico tenía debajo de sus calzoncillos. Cuando los calzoncillos fueron a unirse con el pantalón pude ver el tronco venosos del hombre y en este momento todo lo que había pensado anteriormente de él desapareció de mi cabeza como por ensalmo. De nuevo el chico pedía instrucciones con la mirada al tiempo que se la meneaba con una mano de dedos anillados que brillaban levemente a la luz de la pantalla de televisión en la que el docente seguía clavando a su pupilo en una lección magistral. "Ponte un condón y métemela, pero no seas muy brusco. Córrete en mi hasta que se te vacíen los huevos, pero no trates de besarme la boca porque no pienso dejarte" . Al oir esta parrafada el muchacho sonrió y me dijo, "no te preocupes, ya encontraré otra cosa que besar" y sacó de un bolsillo de su chaqueta un condón que con grán rapidez desenrolló encima de de su rabo. Entonces se vino hacia mi, se arrodilló a los pies del sillón y metió su cabeza entre mis nalgas. Cuando la punta de su lengua tocó mi ano abierto, crei que perdía la razón. Di un respingo y luego me acomodé mejor para abrirme un poco mas para mi benefactor. El deslizó toda su lengua por el esfinter, titilando el arito con la punta en un momento, lamíendolo totalmente en otro, hasta que decidió incorporarse. Depié ante mí, me miró y me sonrió con superioridad. "Te la voy a clavar hasta que te salga por la boca" me dijo. "Libérame el pié del pantalón quitándome el zapato y yo mismo te ayudaré a que me empales" le dije a lo que el contestó con una carcajada libidinosa. Me sacó el zapato y me liberó la pierna como yo le habia pedido. Entonces me levanté y le di un beso en la cara, luego me di la vuelta y me senté al revés en el sillón, al borde de los apoyabrazos, dejando una pierna caer de cada lado. Luego me incliné hacia delante y rodeé el respaldo con ambos brazos. Sin mediar palabra, el chico deslizó una mano por cada una de mis nalgas así totalmente abiertas y sin ayudarse apoyó la cabeza de su miembro en mi culo y empezó a empujar. Al sentir el contacto de la punta, mi ano se contrajo involuntariamente, de forma que no dejaba entrar directamente el delicioso instrimento del chico. Aunque lubricado por su saliva y por la mía, mi ojete ya se habia secado un poco en este momento, asi que sentí cómo al presión de la verga empujaba la carne alrededor de mi culo hacia adentro sin que terminara de penetrarme. Apreté el vientre como si fuera a cagar de forma que el esfinter se dilató un poco, permitiendo que la punta entrara dentro. Ahora sí la presión era efectiva, notaba cómo poco a poco entraba el tronco, raspando las paredes al pasar y arrastrando hacia adentro la carne de alrededor de mi culo, hasta que en un instante esta carne se soltó y todo el pene me llenó entero, súbitamente y con un golpe seco que me resonó en mi bajo vientre y de alli hacia arriba, en mis tripas y por último en mi cerebro. De mi garganta escapó un gemido de placer, como un gorgoteo y del box vecino me llegaron como respuesta unas risitas apagadas. Otros que estan pasando un buen rato, pensé y luego volví a concentrarme en el trabajo de mi compañero que comenzaba a meter y sacar su tranca de mi léntamente. En la pantalla de video toda acción había cesado porque se habia terminado el crédito, pero realmente no era eso lo que mas me preocupaba en ese momento, sino el ritmo de las caderas del chico detrás de mí que comenzaba a acelerarse, empujándo dentro de mi intestino un buen montón de centimetros cada vez que empujaba y arrastándo fuera de mi mis entrañas, o al menos asi lo sentía yo, cada vez que se retiraba. Cada vez que me llenaba, sentía bien adentro la punta de la verga, tocándome en algún sitio de mi vientre con ese golpe seco que me volvia loco de placer. Sus pelotas llegaban a tocar las mías en aquella posición y cada vez que sentía su contacto sabía que dentro de mi estaba todo aquel trozo de carne maravilloso, entero hasta todo lo que daba y me sentía contento y excitado a un tiempo. La cogida duró un buen rato, y cuando el chico se corrió abundántemente dentro de mis tripas, yo ya hacía un tiempo que había descargado el contenido de mis huevos en el asiento de cuero del sillón. Permaneció apoyado sobre mi espalda con la verga todavia dentro de mi culo un rato, y cuando su respiración volvió a ser normal, se incorporó y se hechó hacia atrás. Yo también me levanté trabajosamente del sillón y me quedé mirando el semen que yo mismo habia derramado sobre el. Pensativo le dije al muchacho "me falta la sensación de que se hayan corrido en mi. Siempre me pasa lo mismo cuando lo hago con preservativo". Me di la vuelta apoyandome en él y me senté en el sillón. Con ambas manos me habrí el culo de modo que al frotarme en el asiento la leche que habia en el me embadurnó todo el ano. Seguí asi un momento hasta que mi ojete y la raja del culo estuvieron completamente untados de semen. "Esto puede valer", dije. Me vestí mientras me despedia de mi visitante y esperé un rato dentro echando otra moneda en la máquina antes de salir. No volví a masturbarme en ese rato así que deduje que estaba completamente satisfecho. Caminé afuera de la cabina y de camino a la salida, un viejo dentro de otro box, entreabrió la puerta y me dijo "maricón de mierda" con un tono de completo desprecio al tiempo que se ordeñaba el rabo flácido furiosamente. En la pantalla de su cabina dos chicos jóvenes pasaban un rato excelente dándose por el culo el uno al otro. e-mail: karlosmar@yahoo.com

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Paseo Si Rumbo

Volvía a casa aquella noche caminando rápidamente por la calle, mirando a la gente que me cruzaba al pasar y notando que mi verga seguía erguida dentro de mis pantalones a pesar del esfuerzo que hacia por evitarlo. El abrigo largo me cubría hasta las rodillas así que no me preocupaba demasiado de que nadie lo notara. Aun así y por precaución, mantenía las manos dentro de los

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Web-04: vampire_2.0.3.07
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