Gay Erotic Stories

Cuando se alcanza cierta edad y se deja de ser un potrillo brioso y atractivo, solicitado por parejas para todo tipo de encuentros; uno tiene que aprovechar la más mínima oportunidad que se le presenta. Ya no se puede ser selectivo a la hora de conseguir pareja. Es necesario sacar a relucir la experiencia y usar todo el poder de convencimiento para aparearse con un buen ejemplar. En Orlando después de dejar a mi esposa en el hospital para acompañar a mi suegra durante un tratamiento que le harían me tocó pasar fortuitamente por frente al Parliament House, que por lecturas en internet conocía como uno de los sitios gay más interesantes de la ciudad. No esperaba encontrar nada a esa hora de la mañana, pero sentí curiosidad por conocer el lugar. Así que estacioné mi auto y me decidí a echar un vistazo recorriendo las instalaciones. Mi primera impresión al entrar al bar fue la de estar en un asilo de ancianos dada la concurrencia. En la piscina el paisaje mejoró bastante pero la mayor parte de los asistentes ya se encontraban emparejados. Al preguntar al barman cual era la mejor hora del lugar me contestó: Normalmente en la noche, pero en esta semana de “spring-break” a toda hora vienen estudiantes en busca de dinero para costear sus vacaciones. Creo que el barman no había terminado de decírmelo cuando comenzaron a llegar chicos todos muy jóvenes. Unos caminaban alrededor de la piscina, exhibiendo sus dotes hasta que alguien se le aproximaba para irse luego juntos. Otros un poco más atrevidos después de inspeccionar la concurrencia seleccionaban con quién se aparearían. Un grupo de cuatro chicos se aproximó a la barra ordenando unas cervezas, antes de que se las entregasen fueron abordados por varios de los asistentes, después de negociaciones tres de ellos se fueron con las parejas que habían seleccionado y el cuarto que no había aceptado ninguna proposición se vino a sentar a la barra cerca de mí. Decidí aproximarme a él y buscarle conversación. Era un chico alto, delgado, muy rubio, de pelo casi blanco, ojos azules intensos, muy bien parecido. La piel delataba los días de sol que estaba recibiendo ya que lucía algo roja a pesar del protector solar que utilizaba. Le pregunté de donde eran, me contestó que estudiaban en Boston y habían viajado a Florida para escapar del frío y divertirse un poco en Daytona Beach. Me indicó que como habían gastado casi todo el dinero que traían sus amigos habían propuesto venir hasta Orlando a conseguir dinero. Le pregunté si él era straight ya que no se había ido con los que le habían procurado. Me dijo que en realidad el sentía confuso con su identidad sexual, había tenido relaciones con chicas y disfrutado mucho, pero también le atraían los hombres. Entendía que necesitaban el dinero, pero a él no le cuadraba la idea de prostituirse para conseguirlo. Tenía ante mí a un chico agradable, simpático y que de sólo verlo me estaba excitando. Decidí tirar una parada, pedí al barman unos dados y le dije que podía conseguir dinero apostando. Se sonrió y me dijo que entendía mis intenciones. Me dijo que sólo aceptaría una propuesta mía si lograba descubrir su nacionalidad. Cada fallo mío me costaría 10 dólares. Decidí aceptar el reto con la condición de que nos fuésemos a mi casa donde estaríamos más cómodos y tendríamos tiempo para conversar y realizar yo miles de intentos. Accedió. Durante el camino pensaba que si me había puesto ese reto era porque su genotipo no delataba su lugar de origen. Seguramente no sería de ninguno de los países nórdicos como pudiera uno imaginarse al verlo. Probablemente sería hijo de nórdicos nacido quien sabe donde. La sola idea de que alguien tan rubio fuera de un país del Africa me hizo reír. Al explicarle el motivo de mi risa, el también se rió y colocando su mano en mi muslo me dijo que no me preocupara que no era tan difícil. Decidí buscar en la conversación algún detalle que le delatara. Hablando de playas logré la pista que necesitaba. Yo le indique que las playas de Florida no me gustaban, que yo prefería las playas con palmeras que existían en mi país. Me dijo que el siempre recordaba una así donde iba de niño en Manuel Antonio, que si yo la conocía. Le dije que me repitiera el nombre de la playa. Al repetirlo llegué al convencimiento de que su castellano era aprendido de niño, ya que pronunciaba tales palabras con soltura y sin ningún acento extranjero. Tarde en responderle tratando de recordar donde quedaba Manuel Antonio, mientras el me repetía “Manuel Antonio beaches”. Finalmente le dije en castellano: No, nunca he ido a Manuel Antonio, pero si sé que ese culito TICO me va a salir gratis”. Su cara de sorpresa al oírme hablar en castellano, fue lo suficientemente expresiva para entender que había descubierto que él era de Costa Rica. Le dije que no se preocupara que de todas maneras yo aún no había dicho cual era su nacionalidad y comencé a decir de seguidillas los nombres de cuantos países venían a mi mente: Noruega, Pakistán, China, Corea, Ecuador,…… El riendo me dio un beso y me dijo de Costa Rica, hijo de daneses. Al llegar a la casa, nos abrazamos, y comenzamos a despojarnos mutuamente de nuestras ropas hasta quedar totalmente desnudos. Ambos estabamos totalmente empalmados. El era dueño de una verga de exhibición que se levantaba orgullosa en medio de un espeso bosque de rubios vellos púbicos, los únicos que poblaban su cuerpo lampiño. Sus nalgas eran perfectamente redondeadas y provocativas. Lo aparté un poco para mirar su cuerpo. El me dijo que nunca había sido penetrado, pero que estaba dispuesto a aceptar que yo lo hiciera. Me dijo que bajara el aire acondicionado pues tenía frío, le propuse que nos fuésemos a la piscina. Nos pasamos toda la tarde mamándonos y cogiéndonos dentro y fuera del agua. Hubiéramos seguido en ello si la llamada de mi esposa pidiéndome que la fuera a recoger al hospital no me hubiese traído de vuelta a la realidad. Lo llevé hasta la estación de autobuses y le di un buen regalo. Se lo merecía. Quedamos en mantenernos en contacto, lo que ha cumplido a través del correo electrónico. Espero que algún día de estos me salga algún viaje de negocios a Boston. reinaldo-v@usa.net