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Coincidencias

by Sergio


Algo que encuentro fascinante son las coincidencias que se le presentan a uno en la vida. No sé si a todo el mundo, pero a mí me han llegado a pasar coincidencias tan felices que me hacen pensar que efectivamente tengo un ángel de la guarda pendiente de mí. Una de estas coincidencias ocurrió durante mí ultimo viaje de buceo, el cual gracias a ello pasó a ser él más memorable, aunque no precisamente por la calidad del buceo. Resulta que después de semanas de planeación, Roberto, mi compañero de trabajo y buceo, no se le ocurre mejor idea que atrapar una fuerte gripa justo unos días antes del viaje, dejándome a mí con reservaciones pagas en mano para una excursión de fin de semana a la isla de Bonaire, uno de los sitios mas reconocidos de buceo en el mundo. La idea de tres días yo solo entre un grupo de completos desconocidos en una isla que no es necesariamente famosa por la diversión que ofrece fuera del agua, no lucia del todo prometedora. Sin embargo, recibí una repentina dosis de entusiasmo al percatarme de quien ocupaba el asiento vecino del avión. Me tomó apenas segundos reconocer tan angelical cara, y confieso, cuerpo, que tantas veces había visto anteriormente con morboso interés a través de la vitrina de su tienda de deportes, ante la cual usualmente yo, con la excusa de ver la selección de zapatos, aprovechaba minutos después de almuerzo para deleitarme con tan suculenta visión, la cual en calidad de postre bajo en calorías, no me venia nada mal. La imagen de sus abultadas nalguitas perfectamente simétricas, atrapadas en la delgada tela del mono deportivo que frecuentemente usaba, resultaba para mi un recurso infalible en aquellas horas de ocio de domingo en la tarde donde, ante nada más interesante que hacer, optaba por una masturbadita como una opción relajante. No siendo suficiente mi cuota de suerte del día, luego de unos minutos de vuelo y de yo haber estado concentrado buscando una frase oportuna con la cual iniciar conversación con mi inesperado objeto de deseo, éste con la mas desfachatada y luminosa de las sonrisas me preguntó si ya nos conocíamos de antes, ya que mi cara le resultaba familiar. Haciendo esfuerzos por mantener mi cara lo más solemne y natural posible, me hice el inocente y le respondí que el también me resultaba familiar, luego de lo cual, con una actuación merecedora del Premio Oscar actor secundario, dirigí la conversación hasta mencionar la ubicación de mis oficinas, luego de lo cual Alonso dedujo (inteligente el muchacho) que seguramente nos habíamos visto en el centro comercial. A partir de entonces tuvimos una conversación bastante placentera, y tuve que reconocer que existía posibilidad para una buena amistad. Pero como en la vida no todo es perfecto, justo cuando yo estaba indagando sobre las preferencias libidinosas de mi vecino, el muy desconsiderado se le ocurre contarme que originalmente esta excursión estaba planeada por su novia (sí, su NOVIA!) como regalo sorpresa en ocasión a su primer aniversario, pero que debido a un viaje imprevisto de trabajo, quedo solo y desamparado –al igual que yo- en este viaje. Yo por mi parte, frente a este comentario ya había perdido las esperanzas de ver hecho realidad mis fantasías matutinas del domingo, y me conformé con echar miraditas furtivas a sus piernas durante el viaje, ya que para mi fortuna, los bermudas que tenias puesto, dejaban a la vista un par de piernas increíblemente gruesas que bordeadas por lisos pelos dorados por el sol, invitaban descaradamente a lamerlas, chupar y morder. Mi Angel de la Guarda debió haber estado de turno al momento de registrarnos en el hotel, ya que el pobre de Alonso no tenía habitación reservada y para su mala suerte (no la mía), la clave de reservación se la había quedado su novia. El hotel estaba lleno, y no podían ofrecerle habitación sino hasta la noche siguiente. Ante tal situación, a mi alma piadosa no le quedó otra que ofrecerle cobijo en mi habitación esa noche, y para facilitar las cosas, el hotel ofreció cambiar mi reservación a una habitación doble, hecho que hizo sentir más cómodo a Angel para aceptar mi oferta. Luego de una rápida cena, nos fuimos directo a la habitación, no sin antes comentar lo cansado que estabamos por el viaje. Para mi desgracia, Alonso optó por desvestirse en el baño, rompiendo en pedazos mi esperanza de poder echarle un vistazo finalmente a lo que ocultaba debajo de su ropa. Yo por mi parte, como para incentivar su confianza esperé mi turno ya desvestido, dejando solo mi interior. Como para compensarme, Alonso optó por salir sólo cubierto por una diminuta toalla que dejaba expuesto las tetillas más hermosas que jamás había visto, absolutamente redondas y del tamaño de una moneda de dólar, su color era del más absoluto rosado, lo que contrastaba con la bronceada piel que las rodeaban. Complementaban la imagen unos provocativos pechos que sin ser exagerados estaban perfectamente definidos y simétricos, y los cuales eran groseramente resaltados por un pequeño cordón de cuero que alrededor de su cuello sostenían un diminuto dije tallado sobre un colmillo de tiburón. La escena de Alonso saliendo del baño, con su pardiza cabellera mojada, despeinada casi hasta los hombros, su piel bronceada y el cordón alrededor de su cuello, me hizo sentir cual en película de Tarzán, versión censurada de los noventa. Ante el crecimiento inusitado del bulto de mi interior, no tuve alternativa que entrar rápidamente al baño y perderme del espectáculo que ante mí tenía en la habitación. Ya en la ducha no pude contenerme, por lo sin poder sacar de mi mente la imagen de Alonso, eché mano a mis 16 cms, de verga tiesa para tratar de consolar el dolor que me causaba tanta hinchazón. Sin embargo, luego de algunos largos minutos, la idea de prolongar tan sabrosa agonía saltó a mi mente, por lo que decidí abrir el agua fría para calmar a mi entusiasta compañero. Al salir del baño, ya Alonso estaba cual placido bebé durmiendo en su cama. No me había percatado que tal vez duré mas de lo “normal” en el baño. Sin embargo, la escena no podía ser más provocativa, el desgraciado había optado por dormir con las piernas completamente separadas, en unos ajustado shorts hechos de un bluejean viejo recortado a la altura de la pierna con flequillos al filo en lugar de costura; solo que en su caso, como resultado del uso, los hilos del filo se habían ya desgastado de tal manera que dejaban expuesto a la vista una de sus bolas y la mitad de su verga, y que bola y que verga!. La tenue luz que salía del baño alumbraba al menos unos 12 centímetros de su hermosa verga que cual pálida serpiente dormida, reposaba a todo lo largo sobre su abultada bola. Su verga no circuncisa revelaba justo la mitad de su redonda cabeza, por lo que se le podía ver una mitad de su cabeza cubierta por la suave piel de su prepucio y la otra mitad al descubierto, mostrando el mismo hermoso color rosado que hacían juego con su bola y con las tetillas que minutos atrás habían parado mi propia verga. Para cuando me di cuenta, mi verga hacía una empinada carpa en mi toalla en un intento por buscar espacio para estirarse a su anchas, sin embargo por precaución a que el querubín despertara, decidí dejarme la toalla puesta y manosearme la verga y mis bolas a través de ésta. Mi verga era bombeada continuamente con sangre mientras no apartaba mis ojos al cuerpazo que tenía al frente, en especial, a la delgada línea de pelos que desde su pecho bajaban en alineación perfecta, sobrepasando el diminuto hoyuelo que cobijaba su ombligo, para esconderse bajo el short que lo cubría. Teniendo mi verga tan tiesa como el cemento y apuntando a mi cara como pidiendo compasión, decidí quitarme la toalla para meneármela con toda comodidad, luego de lo cual, armado de valor, procedí a arrodillarme a un lado de la cama de Alonso y cuidadosamente acercar mi nariz a esas piernas que tanto me provocaron en el avión. Partiendo desde sus piernas avance hacia otras partes de su cuerpo, desde su abdomen, subí hacia sus brazos y hombros, disfrutando cada pliegue y tensión que en su piel causaban sus definidos músculos. Sin darme cuenta, al cabo de unos minutos me encontré parado al lado de su cama dándome con furia en mi verga justo a unos centímetros de su cara. Aún recuerdo como me excitaba ver mi tiesa verga junto a su boca, junto a su nariz o sus ojos cerrados, me imagina acabando en ese momento y derramándole mi leche hirviendo en su boca abierta. Justo antes de sentir el inicio de mi explosión de leche, me aparté de su cara y me desplacé para agacharme a altura de su entrepierna, colocando otra vez mi cara a milímetros de su gruesa verga. El olor de su verga mezclado con el del jabón de la ducha reciente fue suficiente para que en segundos me encontrara derrumbado en la alfombra, junto a su cama y frente a él, bombardeando la habitación con mi caliente y espesa leche. Ciertamente corrí un riesgo al acercarme tanto a Alonso, pero Dios, como valió la pena.... Sigue.. Comentarios: Alonsoluna@hotmail.com

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Web-02: vampire_2.0.3.07
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