Gay Erotic Stories

Esta historia relata mis experiencias como homosexual desde mi cumpleaños número 18. Mayo 4 de 1998. Mi 18º cumpleaños. Querido diario: Me levanté muy temprano en la mañana ansioso por que llegara la noche, pues mi fiesta sería con bombos y platillos. Era sábado y por lo tanto no tenía que estudiar. Lo primero que hice fue bañarme y desayunar, mi mamá me había preparado pancakes con miel, estaban deliciosos. Subí a mi habitación y encendí la computadora. Me conecté a Internet y revisé mi correo. Tenía 4 mensajes; 3 eran de publicidad (como cosa rara!) y el otro era de mi vecino (tiene 18, es 4 meses mayor que yo). El mensaje decía: Hola, Feliz cumpleaños. Ven a mi casa a las 10 a.m. y te daré tu regalo. No faltes. Me alegré pues sería el primer regalo del día. Me arreglé con unos jeans y una camiseta ajustada que mostraba mis pectorales y mi abdomen (no muy fuertes pero sí bien definidos). Me dirigí a su casa. Al entrar su mamá me recibió con un beso y una felicitación. Subí a su habitación y él estaba viendo TV en su cama (llevaba unos shorts hasta la rodilla y una camiseta sin mangas). Cuando me vio se levanto y me dio un abrazo (de amigos) y me dijo que mi regalo estaría listo en un minuto. Se dirigió al cuarto donde estaba la computadora y un sofá. Cerró la puerta y me dijo que esperara afuera. Cuando entré había en la pantalla una tarjeta que había hecho, tenía animación. En ella decía: Luego de me oigas hablar me respondes, no antes. Yo estaba muy extrañado, pues él no era alguien de misterios. Cerró la puerta y me dijo que me sentara. Así lo hice y él se sentó a mi lado. Y me dijo: “Mira Andrés. Yo sé que tú eres mi mejor amigo y no quiero que nuestra amistad se arruine por lo que te voy a decir. Desde la primera vez que te vi supe que te deseaba, que necesitaba estar contigo (yo era totalmente hetero) y creo que hoy es el día para ello. Solo lo haremos si tú lo deseas.” Me besó en la mejilla y se apartó al otro lado del sofá. Yo me sorprendí y le dije que estaba bien, que yo entendía su condición. Y le dije: “Mira Jose Ignacio, yo soy tu amigo y si eso te hace feliz, lo haré”. Aunque me sentía extraño, una parte de mí deseaba experimentar, hacer algo que nuca había hecho antes. Yo no era virgen, ya lo había hecho con dos novias, pero estaba dispuesto. Le dije que solamente esperara hasta el domingo, porque mis padres no estarían en casa en todo el día así podríamos hacer de todo. Le di un abrazo y me fui, no sin antes decir que lo esperaba esta noche en la fiesta. Toda la tarde estuve pensando en el tema, pero al llegar la noche, me dediqué solamente a la fiesta. Creo que me acosté a las dos o tres de la mañana y me levanté muy temprano, a las 8 a.m. Me bañé y me puse unos shorts y una camiseta. Y llamé a Jose Ignacio. Su mamá me dijo que estaba dormido, pero lo despertó. Le dije que viniera cuando quisiera, que mis padres ya se habían ido. Llegó como a la media hora. Estaba vestido igual que yo. Cerramos la puerta y nos dimos un beso. Para continuar con la historia sigue con la segunda parte. La identificarás con el número 02. Comentarios? Escribe a: pipevelezj@hotmail.com