Gay Erotic Stories

Esta historia me la contó un amigo peruano: Yo estudiaba en un colegio cerca de mi casa, por lo que generalmente me iba y regresaba en bicicleta. Acá en Perú los dólares se venden y compran a través de los llamados "cambistas", que son hombres y mujeres que se empadronan y se paran en las calles ofreciendo la compra-venta de dólares. Es muy común acá en Perú y hay muchísimos. Pues resulta que cuando tenía 18 años, a una cuadra de mi colegio se paraban un grupo de cambistas. Todos los días yo pasaba por ahí y siempre veía a uno que me gustaba. No era guapo, pero tenía cara de malo, de macho que te va a hacer llorar de placer. Era de contextura gruesa, tenía un culo grande y se le notaba un bulto delicioso adelante. Un día tenía que cambiar dólares y se me ocurrió ir donde él. Me cambió los dólares y para mi sorpresa me comió con la mirada. Desde ese día comencé a pasar por lo menos cinco veces por esa esquina y el tipo siempre me miraba. Una noche me siguió y me decía: "Oye, ¿adónde vas tan solito?". Yo me di vuelta y le hablé. Nos pusimos a conversar y me dijo que tenía 26 años y que me invitaba unos tragos. Como era viernes accedí y nos fuimos a tomar. Mientras tomábamos yo le miraba las piernas gruesas y fuertes, los brazos anchos, el bulto enorme. Finalmente me dijo para ir a su casa a seguir tomando. Accedí y yo estaba nervioso por el hecho de estar con un desconocido, lo cual me excitaba aún más. Llegamos a su departamento y nos echamos en la cama. Puso una película porno gay y yo le abrí la camisa. Tenía los pezones más grandes y ricos que he visto en mi vida. Se los sobé, se los lamí y chupé y me pidió que le chupara la verga. Se quitó la ropa y yo le vi ese cuerpo que tantas noches me había imaginado, y resultó ser más excitante de lo que pensaba. Yo también me quité la ropa y él se paró en el borde de la cama. Yo me eché boca arriba me puse justo debajo de su pincho enorme. Se lo empecé a chupar y era tan grande que no me entraba en la boca. Nunca había visto una verga tan grande. Tenía la cabeza lisa y era ancha. Se la chupé de todas las maneras posibles. Luego me puse en cuatro y metió su cara en mi culo. Me sobó los cachetes, mientras me decía que tengo un culo riquísimo, me metía la lengua hasta adentro y luego me mordía alrededor del hueco. A la vez me pellizcaba los pezones y me los sobaba. Con fuerza me echó bocarriba y con una mano me aplastaba la verga y con la otra me abría el culo que estaba lamiendo. Yo tenía mis piernas alrededor de su cuello y ya no podía más de placer. Luego se paró en la cama y yo me arrodillé y se la chupé de nuevo. Le cogía la verga con una mano y con la otra le pellizcaba uno de sus enormes y deliciosos pezones. Le dije que mejor no me penetrara porque yo era muy joven y su pincho era muy grande. Entonces se arrodilló en la cama y yo se la chupaba mientras él me metía un dedo al culo. Me lo metía, lo movía dentro y luego me lo sacaba para volver a meterlo. Finalmente se empezó a mover como si me estuviera penetrando por la boca, hasta que la sacó y me echó en la cama, y con un gemido tan excitante que hasta el día de hoy me acuerdo se la meneó y me tiró la leche encima de mi pecho. Primero salió un chorrito, pero luego empezó a salir disparada la leche en enormes goterones que me mancharon todo el pecho. Un enorme charco se formó en uno de mis pezones y me lo empecé a sobar. Me dio vuelta y siguió tirando su leche encima de mi culo para luego frotarlo. Nunca he vuelto a ver que alguien bote tanta leche. Despues de venirse, me metió un dedo al culo mientras yo me masturbaba hasta que la di sobre su enorme verga que seguía erecta. El y yo nos seguíamos con los meses y a veces buscábamos una esquina discreta o un parque y nos echábamos y se la chupaba, o se echaba encima mío y me aplastaba. A veces nos besábamos y jugábamos con nuestras lenguas. Con el tiempo lo dejé de ver. Lo único que me apena es que nunca me la llegó a meter. samgoz@mailexcite.com