Gay Erotic Stories

A finales del curso en mi secundaria, el director organizó una excursión a diferentes lugares de interés, todos ellos nuevos e interesantes para nosotros, chicos inquietos de tercer año. Todos íbamos muy contentos, cantando y contando chistes durante el trayecto en el autobús, tomándonos fotos con todos nuestros compañeros y compañeras, en fin, todo lo que en un viaje se debe hacer. Parecía que todo seguiría así hasta que vino la hora de dormir; para esto, estábamos hospedado en un albergue con todos los servicios, incluyendo regaderas, que eran generales. Ahí, por fin se cumplió uno de mis grandes deseos: admirar desnudo a Ramiro, gran atleta y ensoñación mía. Tal vez no pude disimular lo suficiente y él alcanzó a percibir mi fijación en el, y cuando nos disponíamos a dormir, él, extrañamente, se acostó al lado mío. Yo no podía contener mi emoción al saberme al lado de uno de los chico más guapos de toda la secundaria, más, que podía yo hacer? El empezó a acariciarme la espalda bajo el pretexto de que si tenía yo espinillas ahí, y por supuesto que no las tenía! Así, con ese movimiento cadencioso comencé a excitarme y a pegarme cada vez más a su cuerpo. Simplemente no lo podía creer, mi fantasía se estaba realizando! Hubo un momento en que finalmente apagaron todas las luces, y ahí, justo ahí, en medio de todos mis demás compañeros, él me abrazó fuertemente y comenzó a besarme y acariciarme muy tierna, y sobre todo, muy silenciosamente. Todo esto era desconocido y nuevo para mí, nunca había estado así con un chavo y realmente estaba fascinado. Todavía guardaba yo mis dudas acerca de mi orientación sexual, pero todas ellas quedaron disipadas cuando sentí el calor de esos labios, tan tiernos y dulces. Recuerdo que empezamos a desnudarnos, lentamente y sin apresuros. Sus brazos fuertes envolvían mi cuerpo y por vez primera sentí el contacto de un pene sobre mí. No resistí la tentación y fui directamente hacia él, dejándome guiar por lo que mis instintos me dictaban. Después de unos minutos él me correspondió y yo no cabía en mi de placer, jamás hasta entonces había sentido tal satisfacción y tanta exaltación de mis sentidos. Finalmente llegó el paso final y tuve miedo, primeramente por la posibilidad de que alguien nos descubriera y también por el dolor propio de la primera vez. Así que decidimos consumar nuestro idilio posteriormente, pero nunca fue posible y hasta la fecha quisiera terminarlo. Ramiro me abrió las puertas de mi sensualidad confundida y eso es algo que nunca dejaré de agraderle, espero algún día encontrármelo para hacerlo muy profundamente.....