Gay Erotic Stories

Extraños Placeres, Part II Era casi verano, las clases estaban por acabar, Marcelo y yo, salíamos casi a diario a nadar, aunque eso no era lo único que hacíamos, claro. Yo seguía sintiendo aquellos extraños placeres acerca de Don Lorenzo, el era algo así como mi amor platónico. No había cogido con el desde que me quito la virginidad. Mi padre dijo que vendrían, Carlos, Irene, la esposa de Carlos, y Marcelo a cenar, pues hacía ya mucho que no iban a la casa. MI abuelo, como siempre consentía todo lo que hacía su "hijito", pro mi parte, creía que era hora de hablar con mi padre, hablar sobre lo que Don Lorenzo me había dicho de el y Carlos, aunque no lo culparía, Carlos es guapísimo, tiene un cuerpo muy marcado, una cara de dios griego y una verga, según me ha dicho Marcelo, enorme, Marcelo no se parece mucho a el, pero no por eso deja de ser sumamente guapo y atractivo. Mi abuelo dijo que invitaría a Lorenzo a la cena. "podríamos hacer una orgía, de no ser por la estúpida de Irene", pense, Irene era un monumento de mujer, era realmente hermosa, era modelo de joven, pero estaba tan seca de los sesos, como un animal muerto, era demasiado tonta, nunca tenía plática, creo que Carlos se caso con ella para hacer rabiar a mi papá, esa era la única razón. Llego el día de la cena, estaba listo para hacer que todos me voltearan a ver, me puse una de esas camisas pegadas, que dejaban ver mi cuerpo sin nada de grasa, y unos jeans algo entallados, que dejaban ver mi pequeña cintura y mis enormes gluteos, oí sonar el timbre y corrí a abrir, era Don Lorenzo, que al verme se tallo los ojos, me dio una vuelta y me dijo, "Si estabas buscando llamar la atención lo conseguiste, ya hiciste que se me parara la verga", yo le sonreí y lo invite a pasar, mi abuelo lo saludo y se sentaron en la sala, iba a dirigirme a donde ellos, cuando vi que Marcelo y su familia venían, así que los recibí y los pase a la sala, Carlos no pudo evitar verme como tres veces al culo, y Marcelo se quedo sin habla, y al oído me dijo "Hoy luces bastante apetecible, mas que siempre", todos pasamos a la sala, mientras esperábamos a mi papá, cada vez que volteaba a ver a Carlos, el acariciaba su verga, por encima de su jean negro aterciopelado, todos ibamos bastante informales, pues era una cena de "relax", como diría mi abuelo, en eso bajo mi papá, me quede helado al verlo, sentí como un balde de agua fría en mi cabeza "valla que valió la espera" dijo sin querer Carlos, todos entendimos lo que quizo decir, menos Irene, quien paseaba pro el salón viendo los cuadros. Mi padre iba con unos jeans dos tallas menores que la suya, dejando ver su estupendo cuerpo, cielos, nunca lo había visto así, y lo peor, traía mi camisa, una de esas pegadas, que odio admitirlo, pero le quedaba mejor que a mi. "pasemos a cenar no?", dijo mi padre un poco nervioso al ver que todos lo veían a el, Marcelo estaba boquiabierto, no quise pensar las cosas que pasaban en ese momento por su mente, Don Lorenzo se acerco a mi, y con todo el afán de molestarme me dijo "y trae la camisa sexy que te compraste ayer", y en su rostros e dibujo una insoportable sonrisa. Durante la cena, Irene no nos dejaba de ver y comentaba sobre lo mucho que nos parecíamos, y que deberíamos de ser modelos, yo a ella siempre la respete y hasta la quise mucho, pero si seguía diciendo eso, no tendría objeción en pedirle que se callara. Al acabar de tomar el postre, fui al baño, a mojarme la cara y pensar sobre lo que ocurría. En eso, sentí que me enganchaban por detrás, esa verga era enorme, no hacia falta desvestirnos, porque ya me estaba penetrando, no podía ser otro que Don Lorenzo, en efecto, era ese hombre "Listo para tu premio de consolación bebe", me dijo mientras me acariciaba mis pezones y mi cuerpo "Si, listo, déjemela ir toda, quiero sentirla adentro, bájeme los pantalones", así lo hizo, me bajo los pantalones y se bajo los suyos, empezó a empujar su verga adentro de mi culo, cada vez mas y mas fuerte. Yo sentía que iba a explotar, me exitaba verme en el espejo y ver al hombre haciendo caras de placer, aparte, sentir los huevos rebotando en mi culo, sus rodillas, acariciado mis piernas, y metía y sacaba sus dedos de mi boca, era enloquecedor el placer que me producía sentir la tela de sus pantalones recorrer mis piernas, así, esto llego al final, se vino en mi culo, me lo lleno todo de seme, en eso bajo su cara y se metió mi verga a la boca para sacarme todo mi semen, dentro de su boca sentí como mi semen estallo y como el se tomo todo, me producía placer, cosquillas, quería jamas dejar de sentir eso. Regrese a la mesa y ya nadie estaba allí, sentí unos brazos que recorrieron mi cintura y acariciaban mi abdomen, mientras la cara del individuo se recargaba en mis hombro, era Marcelo, mi amigo, mi hermano, mi novio, mi amante, me llevo de la mano hasta mi cuarto, sentí como sus dulces labios me tocaban, me deje llevar por su ternura, me encerró en el cuarto y me desvistió con pasión y delicadez, mientras yo bajaba el zipper de su pantalón, y le quitaba su camisa, recargándome en su pecho y oliendo su exquisita fragancia, me beso la frente, acarició mi pelo, me volteo y me ensartó su verga, mientras besaba mi cuello, una de sus manos jugaba con mi pelo, mientras con la otra acariciaba mi cuerpo desnudo. Jamás había tenido esa sensación, estaba haciendo el amor, no solo cogiendo, aunque ambas cosas me gustaban mucho. Sentí como su verga empujaba mi culo, como sus manos acariciaban y apretaban mis pezones, mientras yo, pro detrás, apretaba y acariciaba sus enormes nalgas, y parte de sus espalda. Así, me empujo a la cama, sin dejarme caer, hasta que quedo arriba de mi y empezó a empujar su pelvis, cada vez mas duro hasta que me entro toda, la sentía dentro y sentía como crecía aún más, sentía cada vez que respiraba, su aliento se mezclaba con el mío cuando nos besábamos, y así sentí como el se vino dentro de mi, y yo me vine también. Salí del cuarto, mientras Marcelo se quedaba profundamente dormido, y entonces lo vi todo, mi padre, estaba siendo cogido por Carlos, era un espectáculo hermosos, Carlos, se devoraba a mi padre, quien se derretía en sus brazos, cada vez se lo metía mas adentro, mi padre, gemía de placer, sus pechos velludos chocaban unos con otros, era sexo puro, sus dedos se fundían en la piel del otro, y así llego a su fin con una explosión de semen en toda la cama, que Carlos hizo a mi padre que se bebiera, yo sabía que desde ese día, mi vida no sería la misma.