Gay Erotic Stories

Había pasado cerca de seis meses después de mi experiencia con los ladrones que me violaron, y en mis fantasías aún permanecía fijo el deseo de volverlos a encontrar, había sido el mejor sexo de mi vida, y eso que yo soy caliente y aventurero, y no es tampoco que luego de esa experiencia me calmé, por el contrario ese par de cabrones me dejaron caliente por lo menos por dos semanas, y en ese período cogí como puta en temporada. En mi hora de almuerzo me iba a los cines porno a que me mamaran, y por las noches siempre terminaba en la cama con alguien, no me importaba con quien, yo buscaba sexo, sexo sin parar. En ese tiempo habían habido cambios en el periódico donde trabajo, un nuevo Jefe de Redacción hombre de ideas novedosas, nos encontró aburguesados. Yo para mis adentros estaba furioso, yo soy un periodista con grado en economía como me voy a desperdiciar corriendo en las calles por una noticia, además mi trabajo como redactor de economía y finanzas no me exigía mayores desvelos y sacrificios, y podía salir temprano a disfrutar de mi vida. Pero Jefe es Jefe y este comemierda me dio además de mi trabajo usual, el turno del jueves por la noche para cubrir las notas policiales. Así pasaron tres meses de desvelos, aburrimiento y asco...bueno no tanto aburrimiento porque me dejó algunas aventuras en mi haber, y más de un jueves terminé cogiendo con alguno de mis colegas. Ese jueves en particular no sabía lo que me esperaba, partí de la oficina a mediodía dormí un rato, comí y me duché pensando en que no volvería a casa solo, me lo había propuesto. Llegué al periódico a eso de las diez, con mi disfraz de "policiales" el nuevo jefe decía que para esa tarea no debíamos usar traje, debíamos vernos como la gente de la calle, así que siempre usábamos camisa blanca y jeans, los míos eran más ajustados de lo conveniente, luciendo mi abultado paquete y mis apetitosas nalgas. A eso de las once oímos de un caso de violación, era un muchacho de 18 años que había sido asaltado y violado por cuatro asaltantes (que dichoso pensé yo), y fui al Hospital, el fotógrafo de turno no me acompañó porque es nuestra política no publicar nombres y fotos en "crímenes privados". El muchacho en cuestión era una loquita de unos 19 años, y además de muy buen ver, según pude apreciar ya que solo tenía puesta la típica bata verde y había levantado descuidadamente la sábana mostrando una preciosa y muscolosa pierna coronada por unas nalgas ligeramente enrojecidas que a mi vista parecía un delicioso melocotón. Comencé a entrevistarlo, y me contó su historia: " Iba para mi casa como a las 9 de la noche, venía del ensayo del grupo de ballet, acorté camino por un atajo, allí me salieron cuatro tipos que me rodearon yo les dije que no tenía más que un par de pesos, uno de ellos al que llamaban Caniche (al oír esto mi corazón dio tres vueltas), se acercó y me metió la mano en las bolsas para registrarme, al hacer esto no sintió más que la excitación que me provocaba, así que me dijo: Ay mariquita sino andas nada al menos me vas a quitar las ganas.. y sin decir más rasgó mis pantalones con su cuchillo por la parte de atrás, al hacerlo me hirió como puede ver" al decir esto se levantó la sábana se dio vuelta y me mostró su apetitoso culo, dos melones con algunas cortaduras hoyo abierto y rojo, me excité y mi verga quería salirse de los apretados jeans, el muchacho lo notó y con coquetos ojos que brillaban y que no se despegaban mi hambrienta polla continuó "así fue que sentí su órgano dentro mi, el bruto me cogía furioso al tiempo que llamaba a otro y le decía: Que te la mame este culero Pocho, el tal Pocho me puso el cuchillo en la cara y se sacó tremendo pistolón que me metió a la boca, mientras yo con le instrumento del Pocho que me ahogaba porque me lo metía entero y era largo y grueso, por detrás sentía los intensos movimientos del Caniche que después de dar un grito se separó de mi, luego le tocó el turno a uno que llamaban Lagarto, el tal hombre tenía una gran polla, imagínese usted que yo sentía que me desgarraba por dentro cuando me la metió, al tiempo el Pocho me echó su semen en la boca" allí noté como bajo la sábana el chico estaba tan excitado como yo, y no despegaba sus ojos de mi verga, parecía que las cuatro vergas que se había tragado no eran suficientes para esta putía. "Luego le siguió el otro cuyo nombre no recuerdo y que reemplazó al Pocho, en ese momento yo sentía que el pene del Lagarto me desangraba, pero el no paraba, al momento oí ruidos y ví como al que estaba mamando salió corriendo al igual que el Pocho y el Caniche, era la policía, el Lagarto tan excitado no se percató de nada hasta que lo aprehendieron, al momento en que soltaba un buen chorro de semen adentro de mi. Allí me desmayé y me trajeron" Ha de haber sido traumático para tí le dije, al tiempo que sacaba una de mis tarjetas y se la daba, si quieres platicar más del asunto, y cuando te repongas, yo estoy interesado en hacer un reportaje de tu caso le dije (la verdad es que en lo que estaba interesado era en comerme ese culo tan hambriento y caliente), el chico tomó la tarjeta y mirando fijamente a mi verga al tiempo que se mordía los labios me dijo, ""tenga por seguro que le llamaré". Salí del hospital cachondísimo, y con una idea fija, buscar al Lagarto. Partí a la delegación donde yo sabía que estaba detenido. Al llegar no conocía el nombre del reo, pero me identifiqué y describí el caso. En diez minutos estaba en una habitación que sólo tenía una mesa pequeña y dos sillas, la iluminación no era muy buena, me senté en una de las sillas tratando de acomodar mi verga sólida y excitada ante la inminente llegada del Lagarto. Entró escoltado por un policía y con las manos esposadas, el Lagarto sin camisa mostraba su bien definido pecho y brazos, al verme se sonrió, yo me identifiqué como periodista, y le pedí al policía que aguardara afuera, éste me dijo que tenía solo cinco minutos, mientras amarró las piernas del Lagarto a la silla que estaba fija en el suelo, el Lagarto insolente dijo "para lo que este me quiere necesito por lo menos quince", el policía lo vió intrigado, dió la vuelta y salió. Creo que el Lagarto podía oír los latidos de mi corazón, estaba excitadísimo reecordando el sabor de su rica vergota sazonada con orina, ahora con leche, antes que la puerta se cerrara me dijo en voz alta, "que quieres de mi culero", entiendo que estás aquí por asalto y violación de un menor le respondí seco y tajante. Además imaginando que el policía se había alejado le dije, y ahora vengo por la revancha cabrón, ustedes me desvirgaron el culo y ahora te toca a tí, al tiempo que me levantaba y desabrochaba el pantalón mostrando mi verga parada, "que pretendés cabrón, no hagas algo de lo que te vas arrepentir después culero" Yo no hice caso de sus amenazas, el estaba completamente inmóvil esposado y atado de pies, le agarré la cabeza con fuerza y lo obligué a meterse toda la verga en la boca, el Lagarto balbuceaba algo, y movía la cabeza con desesperación tratando de soltarse, pero yo no lo dejaba soltar mi polla excitada, la lucha sólo lograba calentarme más, le cogí la cara con violencia y rabia por cerca de cinco minutos hasta que solté un litro de leche caliente y sólida en su garganta. Ahora estamos a mano le dije "Te voy a matar cuando salga culero", no creo que sea tan pronto le dije, además sólo es un entrenamiento, tu sabes lo que le hacen a los violadores en la cárcel o no Lagarto? Ese culito tuyo va a probar lo que es una buena cogida más pronto que tarde. El Lagarto me echó una mirada de furia, en eso entró el policía. Lo desató y me dijo, tu espera aquí que quiero hablar contigo, me intrigó pero no tenía alternativa. Cinco minutos después apareció el policía, venía con una mirada de sarcasmo, dió la vuelta y cerró con llave. Allí lo examiné, definitivamente un hombre guapo, medía cerca de 1.80m y mostraba un cuerpo sólido bajo su traje negro ajustado de campaña, a un costado una pistola y al otro las esposas que había usado el Lagarto, era blanco con la piel bronceada, ojos negros profundos. "Estuve a la par de la puerta todo el tiempo y escuché lo que pasó aquí" al tiempo que se puso detrás de mí rozándome con una polla excitada, "Tu sabes lo que les pasa a los violadores en la cárcel o no maricón?" Mi corazón quería salirse del pecho, al tiempo que me excitaba enormemente, sin sentirlo me había puesto las esposas y acercó su verga, ahora fuera de la prisión de sus ropas a mi boca, "ahora me vas a mamar marica" ordenó en un tono que no admitía reclamos. Su verga era un bate precioso lleno de venas coronado por un vello rubio que cubría sus pesados huevos, gruesa y larga, al menos unos 25 centímetros de carne de hombre, la tomé con mi boca y comencé a mamar ese delicioso pedazo de hombría, caliente, salóbrego, me la metía toda, ansiaba beberme el néctar de sus bolas, el tipo me agarraba del pelo y la metía cada vez mas profundo mientras yo jugaba con sus huevotes, sentí el dulce sabor del precum, al rato la retiró y me dijo, ahora te la voy a meter culero, con violencia bajó mis pantalones y sin piedad violentamente penetró su gruesa espada en mis entrañas, yo dejé ir un grito, y sentí el cañón de su pistola en la sien, un ruido más y te despides del mundo pedazo de marica. Me cogía con brutalidad, agarraba fuertemente mis caderas empujando su deliciosa polla adentro de mi hambriento culo, yo no pude más y solté una nueva carga de leche sobre el piso al tiempo que sentía que depositaba en mi su ardiente leche. Ahora limpiame cabrón me dijo, y vas a limpiar el piso con tu lengua, no quiero señas de sexo en este cuarto. Obedecí limpié su falo que sabía a mierda, la mía, luego con mi lengua limpié mi propia leche del piso y me la tragué. Allí me quitó las esposas y me ordenó salir. Me escoltó a la calle y me ordenó donde te vea hijueputa no me das los ojos o te mato, ya se quien eres, y te puedo buscar en el momento que desee, así que no hables con nadie de lo que te paso aquí maricón de mierda. Llegué a la redacción a dormir esperando que no pasara nada más, la noticia no valía la pena ni escribirla, pero mi experiencia si.