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Mi Compadrito

by Silentesad


Eran casi las seis de la tarde, empecé a recoger los implementos de trabajo, el día había sido por demás aburrido y todo el tiempo había tenido la mente en otro sitio, no en mi trabajo. Estaba harto de la monotonía, solo que no conseguía otra chamba en la que percibiese al menos el mismo sueldo. Sumido en mis pensamientos no sentí que se acercaba mi compadre Pepe, me sobresalté al escuchar su voz. ¡Paco! Me dijo, ¿qué crees? convencí a Julia y a Tere para que vayan al depa por la noche. Que bueno compadre, le conteste, le tengo hartas ganas a esa vieja, tiene tremendo culo y las tetas más grandes de la oficina. Oye pero que excusa le voy a dar a mi vieja, ya no se traga tan fácilmente los cuentos, es que últimamente han sido muy seguidos. No te apures Paco, yo le llamo y le digo que me vas a acompañar a ver a mis hijos. Pero apúrate porque tenemos que pasar a comprar el tequila y los chescos. Me recuerdas comprar preservativos y algún lubricante, quiero ver si la Julia deja que se la meta por el chiquito. Puntualitos a las seis de la tarde, enfilamos para el ascensor, estaba repleto como de costumbre, tuvimos que esperar un poco, no se me quitaban de la mente las enormes tetas de la Tere, hacía rato les había echado el ojo, pero nunca me había atrevido a insinuarle nada. Pero para eso tenía a mi compadre, como era un tipo atractivo y muy labioso, tenía un poder de convencimiento muy efectivo con las mujeres, casi todas las de la oficina le habían dado las nalgas, con excepción de dos demasiado mojigatas y viejanconas. Nos dirigimos al estacionamiento y abordamos cada uno su auto, quedamos de vernos en el autoservicio más cercano al domicilio de mi compadre. Ya estando allí entramos y fuimos directo a la sección de licores, ¿De cual quiere que lleve compadre? me preguntó, lleve del “Don Julio” ése esta suavecito para las viejas, agarró dos botellas de tres cuartos y echó una de brandy por si a alguna no le agradaba el tequila. Nos pasamos a la farmacia y tomó un paquete de preservativos y un lubricante en gel. Casi a las siete llegamos al departamento, con el cargamento de bebidas y algunas botanas, de inmediato saco dos vasos y sirvió la primera ronda, el primer trago siempre tiene un sabor fuerte, pero ya los siguientes como que se acostumbra la garganta y se le agarra uno el sabor. ¿No quieres algo de comer compadre? me preguntó, ¿Qué tienes? Le dije Creo que quedo algo de comida china que pedí anoche, déjame la caliento en el micro, así lo hizo y empezamos a comer y a conversar, sirvió la segunda ronda de tequilas. ¿A que hora quedaron en venir? le pregunté. Me dijeron que a las nueve, me contestó. Así que tenemos chance de echarnos otros tragos. No muchos compadre, acuérdese que la última vez se le pasaron las cucharadas y se puso medio impertinente con la Virginia, ya hasta le andaba dando de madrazos. De un tiempo para acá, a raíz de su divorcio a mi compadre le había dado por beber en exceso y hacía muchas pendejadas, de las que luego se arrepentía y volvía de nuevo a beber para olvidarlas. Pasadas las nueve llegaron las chicas, ya habíamos bebido algunos tragos, Julia me pidió que le sirviese a ellas también para ponerse a tono, puse un cd con música bailable, no aguantaba las ganas de estrechar a la Tere en mis brazos y sentir muy cerca sus tremendas tetas, la jale del brazo para invitarla a bailar, no se hizo del rogar, se pego a mi cuerpo, su olor era agradable y me apeteció darle un beso, correspondió con sus labios ardientes. Entre el baile y las copas transcurrió el tiempo sin darme cuenta, yo ya estaba muy caliente, al rato mi compadre y Julia se fueron a la única recamara del departamento, y nosotros nos quedamos en la sala, la empecé a cachondear y besar con ansiedad, trate de recostarla en el sofá para cogérmela de inmediato, pero ella me dijo que la cosa era calmada, que primero le dijese palabras bonitas para que se calentase y lubricase el coño. Me saqué la verga del pantalón y la puse en su boca, ella la empezó a saborear, que delicia el sentir su lengua recorrer el glande. Con una mano le empecé a acariciar el coño por arriba de las bragas, se las bajé para poder accionar mejor, ya lo tenía casi a punto, le deje ir un dedito y ella respingo y me dijo que mejor se lo chupara, accedí a sus deseos, es rico el sabor del coño y más estando tan caliente, nos desnudamos por completo, la acomode en el sofá para penetrarla, me puse un condón y cuando ya tenía la cabeza de la verga enfilada a su vagina, de repente salió Julia de la recamara, muy encabronada le dijo a Tere, ¡¡¡Este borracho cabrón se me volvió a quedar dormido!!!, ¡¡¡ El hijo de la chingada es la segunda vez que lo hace!!!!, ¡¡¡Vamonos Tere!!!, yo me opuse estaba demasiado caliente para dejarla ir viva, pero Tere recogió su ropa y empezó a vestirse y se marcharon. Yo me quede super caliente y ya iba a empezar a masturbarme, cuando oigo a mi compadre que me llama, entré al cuarto, él estaba en la cama completamente desnudo, ¿Qué paso compadre? Le pregunté, el me dice, ya me estoy meando pero no puedo pararme, estoy demasiado cuete, me acerque a la cama y lo tomé de un brazo para que se incorporara, pero estaba tan ebrio que no podía pararse, como pude lo ayude y lo encaminé al baño, casi cargándolo en peso, lo paré enfrente del sanitario y empezó a orinar, pero no acertaba a atinarle y estaba chorreando todo, por lo que le tomé el pene para dirigirlo al sitio adecuado, sentí raro, era el primer pene que no fuese el mío que agarraba, cuando terminó de mear lo encaminé de nuevo a acostarse, pero con más dificultad, trastabillando y a punto de caerse a cada paso, el era alto y corpulento por lo que era difícil para mi cargarlo, ya casi llegando no pude más y cayó sobre la cama, pero solo la mitad del cuerpo, traté inútilmente de subirlo, así que quedó de rodillas y con las piernas abiertas a la orilla de la cama, a pesar de haberlo visto desnudo en muchas ocasiones, nunca me había percatado de su trasero, era blanco y redondito, me entró curiosidad y me coloqué de tal forma que le podía ver el culo, era rosita y con unos pocos de pelitos a su alrededor, no se que pasó por mi mente que empecé a tener una erección, me acerqué y toqué sus nalgas, eran suavecitas y tibias, como no se inmutó con el roce de mi mano, baje por su raja hasta los pelitos de su hoyo, me mojé los dedos con saliva y se lo acaricié, mi verga estaba durísima. Sobre el buró se hallaba el lubricante que había comprado, lo tomé y le unté un poco, con un dedo hice presión en la entrada de su culo y se le fue como mantequilla, lo tenía apretadito, como mi calentura era tanta, sin pensarlo mucho lubriqué mi pene y se lo coloqué suavemente, empujé poco a poco, él solo gruñó algo pero siguió dormido, con mucho cuidado seguí penetrándolo hasta que le entró por completo, lo tomé de las caderas y empecé con el mete saca, se sentía rico, diferente a un culo de mujer, aceleré el ritmo, unos minutos más y estaba eyaculando dentro de mi compadre, no se la saqué de inmediato sino hasta que se puso flácida. Tomé algunos pañuelos desechables y le limpié con cuidado los restos de semen que le escurrían por su agujerito, boté en el sanitario el papel, orine un poco, me la lavé, me vestí y me marché; no sin antes haberlo cubierto con una manta. Llegué a casa en la madrugada, entré con mucho sigilo para no despertar a la familia, me desvestí y me acosté, mi mujer al sentir mi cuerpo cerca trató de iniciar una sesión amatoria. Pero después de lo que había hecho, no me sentía con ánimos y la rechacé, quedándome dormido minutos después. Al día siguiente me despertó mi mujer, ¡¡¡te llama el compadre Pepe levántate!!!, pero no me sentía bien y pedí que le dijera que al rato le llamaba, ¡¡¡dice que es urgente, levántate!!!, me incorpore y fui al teléfono, ¡¡¡bueno!!!, ¿Qué pasó compadre? si compadre en un rato voy para allá, nomás deje me baño. Era casi el mediodía del sábado, me tomé una taza de café, me duché y salí rumbo al departamento de Pepe. Cuando llegué me abrió la puerta de inmediato, pasamos y se sentó en una silla, ¿Qué pasó anoche compadre? ¿Qué pasó de qué? Le pregunté, amanecí en el piso y bien jodido, pero lo que más raro se me hizo, fue que al cagar por la mañana me dolió harto el ojete y me sangró un poco, ¿Qué chingaos pasó? yo muy apenado y confundido le confesé que me lo había cogido, él se levanto de la silla y me tomó de las solapas estrujándome con violencia, a punto estaba de empezar a golpearme, pero se contuvo y me dijo ¡¡Pues que le pasa compadre, que se volvió maricón o que chingados!!, si parecía bien hombrecito, me senté en una silla y empecé a llorar, no se que me pasó compadre, le juro que no lo se, es que al ver su culo la verga se me puso tiesa y como la Tere me dejó bien caliente, pues se la metí, pero créame que estoy arrepentido de lo que hice. El visiblemente molesto me dijo, pues es una chingadera lo que hizo compadre, como jodidos me hace esto a mi que tanto lo estimo, ah pero esto no se queda así, de alguna manera me lo tiene que pagar cabrón , Pues usted dirá compadre, le contesté. Pues no se me ocurre otra cosa que me pague con la misma moneda, así que me lo voy a tener que coger compadre, yo protesté, no sea cabrón compadre, mi verga es muy pequeñita y la suya es enorme, a lo mejor ni me cabe en el culo. Pero como chingados no le va a caber, me dijo, yo me encargo de que le quepa, además para que se le quite lo mañoso y lo cabrón. Esta bien compadre, si quiere ahorita mismo se las doy. No, me contestó, ahora estoy muy fregado y con un dolor de cabeza muy fuerte, mejor mañana domingo se viene en la tardecita, bien bañadito y me paga. No pude conciliar el sueño en toda la noche, tenía la mente llena de pensamientos contradictorios, por un lado le daba la razón a mi compadre de que había sido un desgraciado abusón, y lo que había hecho no era de hombres, pero por otro sentía temor a que me la metiera en el culo, de verdad la tenía muy grande y gorda. Pasaron por mi cabeza muchas formas de evitar el pago, pero al final concluí que no tenia más remedio que entregar mi virginidad anal a mi compadrito, al fin me quede dormido, no se ni a que horas. Durante la mañana estuve de muy mal humor, y casi no probé bocado. Me recosté un rato al mediodía y me quede dormido. Me desperté como a las cuatro de la tarde, me metí a bañar, procurando lavar perfectamente mi hoyo, para que estuviese limpio en su estrenada. Eran como las seis y media, cuando llegué a su departamento, me abrió la puerta y me dijo sonriendo, ¿Qué pasó compadre, ya esta listo? yo le contesté, pues a querer y no, tengo que responder a la pendejada que le hice compadre. Déjeme primero me tomo un trago para darme valor, sírvame un tequilita. Pues fíjese que el tequila se terminó, pero si quiere le preparo una cuba. Así lo hizo y mientras me tomaba el trago me pidió que le contase exactamente que había pasado cuando me lo cogí, le explique con todo detalle y le causó risa cuando le platique que había tenido que sostenerle el pene para que orinará. Una vez que me acabé el trago le dije, estoy a su disposición compadre, usted dirá. Me pidió que me desvistiera y me pusiese en el mismo lugar donde me lo cogí, me coloqué al borde de la cama con las piernas abiertas, él se puso detrás de mi, no se le quería parar la verga y empezó a meneársela , me untó un poco de lubricante en el ojete y me metió un dedo con fuerza, le dije, no sea cabrón compadre tráteme con cuidado que soy quinto, como contestación me dejo ir dos dedos, yo solo puje un poco al sentir mi culo invadido, una vez que la tuvo bien tiesa, la colocó en la entrada y empezó a empujar, casi se me salieron las lágrimas de lo que me dolió y le dije sáquela compadre, me duele un chingo, pero el me sujetó fuertemente y empujo más, yo sentía que me quemaba por la presión que ejercía en las paredes de mi ano, por lo menos póngale más lubricante, no sea cabrón, le dije. La sacó, le puso mas gel a su verga y de un solo empujón me la metió hasta el fondo, sentía perfectamente los vellos de su pubis en mi rabadilla, empezó a bombear, primero lento y poco a poco fue acelerando, yo nomás pujaba y apretaba con las manos el cobertor que me quedaba cerca. Él seguía bombeando con fuerza, como era de larga duración duró un buen rato, que a mi me pareció eterno. Por fin en un último empujón hasta el fondo se vino y quedo jadeando acostado en mi espalda. Me la sacó de inmediato, yo sentía el culo completamente abierto y ardiendo, también sentí el semen correr por mis piernas, me paré y dirigí al baño, me senté en el sanitario por un rato, oriné y al limpiarme el culo el papel sanitario quedó manchado de sangre, no había dudas, me lo acababan de romper. Me metí en la ducha y por un buen rato estuve en el chorro del agua caliente, sentía alivio cuando el agua caliente pasaba por mi culo. Tomé una toalla me sequé y volví a la recamara, él estaba sentado en la cama muy pensativo, en que piensa compadre, le pregunté. Compadre, me contestó, usted dirá que soy un maricón, pero tengo la curiosidad de saber que se siente que se la metan, aún cuando ya tuve la suya adentro, no lo sentí realmente porque estaba borracho y dormido. Si quiere le hago el favor compadre, ya que estamos en esto, le dije. Él sin decir nada se puso en posición, a mi solo de verlo se me empezó a endurecer, me acerqué y tomé el lubricante, le embadurné el hoyo y le dejé ir un dedito, ya cuando la tenía bien parada, se la puse en el ojete y empujé, tiene el culo bien apretadito compadre, le dije al tiempo que empezaba a bombear, la vez anterior no me había fijado, pero ahora si observé como le entraba y salía sin mayor dificultad, contrastaba el color moreno de mi verga con su piel blanca, me vine por segunda vez en su culo y lo disfruté mucho. En los siguientes días en el trabajo, casi no nos dirigimos la palabra, pero al llegar el viernes por la tarde se acercó a mi y me dijo muy quedito, compadre no le apetece ir a tomar un trago a la casa, a pesar de que no me lo dijo claramente, yo sabía cuales eran sus planes. Yo acepté y quedamos de vernos a las diez, internamente me confesé que lo que había pasado entre nosotros me había agradado y quería probarlo de nuevo. Llegué puntual a la cita, él ya tenía preparadas sendas copas de tequila, las bebimos mientras charlábamos, ambos nos confesamos que lo sucedido nos había gustado, a pesar de nunca antes haber tenido pensamientos homosexuales. Por un momento se quedó callado y luego me preguntó, compadre y si nos mamamos la verga, le presto la mía, le contesté, pero el me dijo que era mejor echar un volado, que el que perdiera se la chupaba al otro, accedí, echamos el volado y el perdió. Sirvió otros tequilas y nos fuimos a la cama, nos desnudamos, me acosté y el de rodillas empezó su labor, muchas mujeres me la habían chupado, pero los labios de mi compadre se sentían diferentes, yo cerré lo ojos para gozar más el momento, como mi verga era pequeña no tuvo ningún problema para tragársela toda. Después de un rato me dijo, es su turno compadre, y para corresponder me coloqué entre sus piernas y se comencé a lamer, era gruesa y tuve que abrir bien la boca para meterme la cabeza, el respingó y me dijo, no me la muerda compadre nomás chúpele. Nunca imagine que mamar una verga fuese tan rico como lo que estaba experimentando, no me cupo toda en la boca, pero lo suficiente para hacerlo disfrutar. Esa noche nos dimos por el culo alternadamente hasta quedar exhaustos, estábamos acostados muy juntos, él tímidamente se inclinó sobre mi rostro y pegó sus labios a los míos, yo sin problemas acepté el beso, y nuestras lenguas se acariciaron por un buen rato. Eran tan diferente a los besos de una mujer, mas recios, mas bruscos, pero más sabrosos. En las siguientes semanas y meses alternábamos las juergas, unas veces invitábamos a las chicas y otras eran noches de pasión solo para nosotros. Así duramos por espacio de tres años, hasta que el decidió buscar nuevos horizontes en Estados Unidos. De eso hace ya cinco años, al principio nos comunicamos por teléfono o carta, pero luego perdimos el contacto. Nunca después de él hubo nadie más, ni siquiera otras mujeres, me volví fiel por completo y solo me dedico a mi mujer. Aun sigo en el mismo empleo monótono. Compadrito Pepe, si por alguna casualidad llegas a leer este relato, créeme que aún te extraño y te quiero. Puedes escribirme a silentesad@hotmail.com

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