Gay Erotic Stories

Cuando me vine a estudiar a esta ciudad empeze a vicir solo, tenía un pequeño apartamento de una sola habitación que se encontraba en la azotea de un edificio de 4 pisos. Era muy pequeño pero tenía la ventaja de que tenía todo el resto de la azotea como si fuera mi terraza. Poco tiempo después un amigo tuvo problemas con las personas con las que vivía y me pidió que le permitiera quedarse unos días conmigo. Así fue como se quedo a vivir en mi apartamento, compartíamos todos los gastos y tenía la ventaja de que había con quien platicar cuando estaba en casa, y asi nos hicimos buenos amigos. Después de casi un año de vivir juntos ya nos conocíamos bastante bien, el tenía su novia y yo sabía que tenía relaciones sexuales con ella y yo tenía mi novia y también tenía relaciones con ella. Teníamos un letrero de los que hay en los hoteles que dicen "Do not disturb" y lo poníamos en la puerta cuando alguno de nosotros estaba con su novia en el apartamento. Un viernes en la noche que estaba realmente caloroso y yo no podía dormir bien, estaba en la cama dando vueltas y mi amigo también, de repente el se levanto y se salió del cuarto hacia la "terraza", yo pensé que había ido al baño (que estaba afuera) pero después de un rato y que no regresaba salí a ver que pasaba y me lo encontré acostado en la cornisa del edificio que tenía un ancho como de 30 cm. y tenía una pierna colgando para cada lado. Traía puesto solo los calzoncillos y se estaba masajeando la verga con la mano derecha mientras con la izquierda se acariciaba el pecho. Aunque yo lo había visto muchas veces desnudo, nunca lo había visto masturbándose y eso hizo que yo me calentara un poco. Sin que se diera cuenta me acerqué hasta donde el estaba y le pregunté: -¿Que estás haciendo? El apenado sacó la mano de sus calzoncillos y me dijo que estaba haciendo mucho calor. Al ver el bulto que hacía su verga se me empezó a poner realmente dura a mi también. -Ya me di cuenta que hace mucho calor- le dije, mirando aquel bulto. Entoces no se que me pasó, asi sin mas le puse una mano en ese bulto y de inmediato el puso una mano sobre la mía y empezó a moverla para que yo se la masajeara. En un momento ya tenía la verga de fuera y yo se la estaba masajeando, nunca pensé que yo fuera a hacer algo así pero me gustaba la sensación luego el me pidió que se la mamara y yo acerqué la boca a la punta de su verga y me introduje un poco de la cabeza, puede sentir como estaba latiendo en mi boca y me empezó a empujar la cabeza hacia abajo para que me tragara toda su herramienta. Yo empezé a darle con la boca primero muy suave y luego mas rápido a medida que yo me iba poniendo mas caliente. Entonces con la mano que tenía libre me baje el calzoncillo y me la empezé a jalar, el se dió cuenta de lo que estaba haciendo y me ayudó con su mano. Así estuvimos hasta que se vino en mi boca, el primer chorro me pescó desprevenido y me lo tragué pero los demás los guarde en la boca, no me lo quería tragar. Pensé en escupirlos luego, pero le encontré un mejor uso, me los escupí en la boca y me lo unté en la verga. Luego le pedí que se bajara y lo puse de espaldas a mi le abrí el culo y le empezé a meter la verga, al principio como que no le entraba, pero después le entró toda de golpe como que la succionó. Yo estaba sintiendo como en el cielo, nunca había tenido una experiencia sexual con otro hombre y la verdad la estaba disfrutando mucho. Mientras me lo estaba cogiendo le estaba acariciando la verga con la mano y estaba duro otra vez, a pesar de que se había venido apenas unos minutos atrás. Así estuvimos hasta que sentí que el se estaba viniendo otra vez y entonces yo me vine dentro de el. Estuvimos un rato así abrazado yo de el y acariciando, luego lo solté y fuí a bañarme. Cuando salí del baño el ya estaba acostado y tapado hasta el cuello, dándome la espalda, yo me acosté y me voltié hacia el lado de la pared también. Al poco rato me quedé dormido. A la mañana siguiente nos levantamos y nadie mencionó nada de lo sucedido. Pasaron cinco años y nunca dijimos nada, nunca lo comentamos hasta el día que me casé. Entonces al ir el a felicitarme se me acercó al oído y me dijo muy quedito. -¡Ojalá que disfrutes tanto como disfrutaste conmigo! -La verdad, le dije, fue bastante placentero. -Yo también lo disfruté bastante y no me arrepiento de que hubiera pasado, fue lo que me dijo antes de alejarse y retirarse a su mesa, junto con su novia. De eso han pasado mas de diez años. El se casó y se regresó a vivir a su ciudad natal. Solo lo he visto en dos ocasiones desde entonces. El día de su boda y el año pasado cuando celebramos el décimo aniversario de nuestra graduación, pero cada que me acuerdo me masturbo y me imagino que es lo que hubiera pasado si alguno de los dos hubiera hablado antes de lo que sentíamos respecto a eso.