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Mis mejores vacaciones

by Edgard


Habían comenzado mis vacaciones. Tenía 18 años recién cumplidos y muchas ganas de experiencias nuevas. Mis padres tenían planeado que viajáramos al interior del país para pasar casi un mes en casa de nuestros familiares. Pero yo no quería esperar a que mi padre pusiera en orden sus negocios para salir. Les pedí permiso para salir en ómnibus antes que ellos y me lo concedieron. Los esperaría en casa de mis tíos y allí nos reuniríamos. Y así partí de viaje solo, sin mis padres ni hermanos. Después de varias horas de viaje arribé finalmente al pequeño pueblo a orillas del lago en que habitan mis tíos y primos. Ya sabían de mi llegada y me estaban esperando. También tenían decidido que me alojaría en la casa de unos tíos que tienen más comodidades. La familia se dedica a cultivar un campo y una huerta además de criar animales para su sustento. Al día siguiente de mi llegada Raúl, uno de mis primos, me invitó a acompañarlo a realizar tareas en el campo. Acepté su invitación, pero le hice notar que no tenía ropas adecuadas. Me dijo que no me preocupara por eso, que él me las proporcionaría. A los pocos minutos me encontraba vestido con un viejo y gastado jean, una camisa de trabajo y zapatillas. Mi apariencia había cambiado bastante, pero me sentía a gusto. Pasamos toda la mañana trabajando. Raúl me fue indicando los detalles de cada tarea para que lo ayudara con ellas. Al mediodía retornamos a la casa para el almuerzo y volvimos al trabajo. Estabamos en pleno verano y el calor se hacía sentir. Raúl optó por quitarse la camisa y colgarla en una rama. Tenía la misma edad que yo, pero me sorprendió al mostrar su torso desnudo. El rudo trabajo del campo le había proporcionado un cuerpo muy bien desarrollado. Yo traía mi fama de bien parecido y simpático, pero no me hubiera gustado tener de competencia a Raúl en mi grupo de amigos de la capital. “Así estoy mejor”, dijo Raúl, me saludó con una sonrisa y continuamos el trabajo. Era viernes. En el pueblo solían organizarse fiestas y bailes por la noche, de modo que Raúl me sugirió que diésemos una vuelta por el pueblo antes de retornar a la casa para enterarnos de lo que ocurriría. Al caer la tarde fuimos juntos hasta el pueblo y me presentó a sus amigos y amigas. Habría baile en el club local y nos esperaban. Decidimos regresar a la casa a bañarnos y prepararnos para la noche. No había nadie en la casa. Probablemente toda la familia había ido a la playa y regresarían muy tarde, quizá después de la cena. “No perdamos tiempo...”, me dijo Raúl, “...si llegan los demás el baño no alcanzará para todos...todos querrán ducharse primero...ya, vamos a la ducha.” Así fue que entramos juntos al baño. Me quité primero la ropa y me metí debajo del agua tibia y comencé a sentir el alivio de la dura jornada a la que no estaba acostumbrado. Raúl comenzó a desvestirse y el resto de su cuerpo que aún no había visto me dejó con la boca abierta: era perfecto. Sin darme cuenta mi verga había comenzado a pararse al observarlo y me estaba enjabonando muy placenteramente los huevos, el vello y el pecho. Estaba comenzando a masturbarme. Raúl quedó totalmente desnudo y se dio vuelta. Yo me sentía muy confundido, pero me tranquilizó darme cuenta que a pesar de mi estado Raúl no demostró ninguna sorpresa, sólo me miró con cierta picardía y me dijo “...te ayudo??”. No esperó mi respuesta. Entró a la ducha y se colocó frente a mi en la bañera. Sus manos enormes se juntaron con las mías y le dio una buena sobada a mis genitales. Con mucha tranquilidad tomó la esponja enjabonada, me la pasó por la espalda y el trasero y continuó levantando mi excitación. En un momento pensé que Raúl estaría acostumbrado a masturbarse mutuamente con sus otros hermanos o con otros chicos, pero eso no importaba, yo la estaba pasando muy bien. Raúl estaba muy bien dotado y su verga comenzó a pararse también. Mientras él me acariciaba el trasero la sentí contra mi vientre, dura y palpitante. Los dedos de Raúl recorrían mi columna vertebral mientras yo me seguía masturbando. Sentí como rayos de placer y comencé a jadear. Fue increíble. Raúl apoyó su boca en la mía abierta y comenzó a besarme. Mi cuerpo se aflojó íntegro. Cuando separó sus labios de los míos me agaché, tomé su verga en mis manos, le retiré el prepucio y comencé a mamarla. Noté cómo el cuerpo de Raúl se tensaba y sus músculos se marcaban. Era una delicia darle mi primera mamada a ese hermoso cuerpo. Besé sus huevos y volví a la carga con su pija. Llegué a meterla casi entera en mi boca. A pesar de su calentura y de estar muy próximo a acabar Raúl me tomó la cabeza y me retiró de su verga con cuidado. Me hizo incorporar y nos abrazamos. Estábamos hirviendo. Raúl se sentó en el rellano final de la bañera utilizado para los cosméticos. Me mostró su verga y preguntó”...querés probarla??” A esa altura de los hechos yo no quería otra cosa, sin decir nada avancé hacia él. Raúl tomó un pote de crema y me untó generosamente el culo y su verga. Hurgó en mi culo hasta meter dos de sus dedos dentro mío y los hizo girar. Ese masaje aumentó mi deseo. Me hizo parar en el mismo rellano frente a él y comencé a descender hasta sentir su verga en la entrada de mi ano. Esa verga se sentía enorme, quería sentirla adentro, pero tenía algo de temor porque me doliera demasiado. Raúl presintió mis dudas. Estábamos frente a frente, mis manos en sus hombros y las suyas en mi pecho. Me miró a la cara con sus grandes ojos azules y sonrió. “Es tu primera vez, tendrás que ayudarme. Relajate y hacé presión hacia fuera con tu culo mientras te vas sentando despacio, muy despacio. Vamos....así....eso es....ves como va entrando......vos la vas a hacer entrar....vamos.......es toda tuya.....” Cuando sentí la parte más gruesa de la cabeza de su verga creí que mi culo ya no podría dilatarse más, entonces Raúl me acarició el pecho y me dijo “......hondo...respira hondo y afllojate...” No se si fue la caricia o sus palabras o todo junto con mi calentura, pero eso fue lo que hice. Sentí una punzada cuando esa cabeza terminó de entrar y mi culo la aprisionó. Quedé jadeando unos instantes al percibir la invasión y luego continué descendiendo hasta sentarme sobre sus piernas sintiendo sus huevos muy duros contra mis nalgas que Raúl mantenía muy abiertas con sus manos. Nos abrazamos, nos besamos ardientemente, nos movimos como pudimos y de pronto sentí que ya ninguno de los dos podía resistir más. Raúl me llenó las entrañas con tremendos chorros de esperma mientras yo acababa entre nuestros cuerpos regando nuestros pechos con el mío. Nos separamos muy lentamente entre besos y caricias en una borrachera de placer. “Te gustó, Edgard...??” preguntó Raúl mientras nos disponíamos a terminar nuestro baño. “Si.....y mucho..”, le dije “.......”...y espero que esto no termine aquí...” “Por supuesto que no...”, dijo Raúl...”...ahora vayamos al baile, pero la próxima vez quiero probar esa linda verga tuya...” Su declaración me hizo imaginar lo buenas que serían esas vacaciones .....y cogerme a mi hermoso primo. Pero eso es otra historia.

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Mis mejores vacaciones, Parte 2

Después de tan linda cogida con Raúl nos vestimos, perfumamos y preparamos para ir al baile. El calor del verano a pesar de la noche nos hizo optar por unas simples playeras, pantalones amplios y zapatillas. Cuando llegaron sus padres y sus hermanos menores nosotros ya estabamos listos para partir. Como ya nadie saldría esa noche nos despedimos, tomamos la camioneta y partimos hacia

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Web-02: vampire_2.0.3.07
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