Nunca he sido aficionado a los toros, pero hacía ver a cualquier amigo que me interesaba, que soy muy aficionado a esta fiesta y así cayeron en la "Trampa" tres bombones encantadores. La primera fue con un amigo de cuadrilla, Rony, ambos de veintidós años, y ambos aficionados al deporte. Un día me llamó por teléfono. "Qué planes tienes esta tarde", me dijo. "Ninguno", le contesté. "Podríamos ir al gimnasio y hacer unas cuantas horas de pesas, allá estarán mis hermanos y podremos competir a ver quien levanta más", me contestó. "Mira, Rony, tenía pensado ver la corrida de toros de esta tarde por televisión. Si no te importa, cuando termine iré para allá. Es una novillada, y me gusta ver a esos principiantes cómo torean". "Bueno - me dijo -, si te parece me acerco a tu casa y te acompaño, y cuando termine vamos a juntarnos con los otros en el Gym. ¿Te parece bien?". "De acuerdo - le dije - aquí te espero". Esto era lo que yo pretendía, y Rony apareció por mi casa, y sentados seguíamos la novillada de un pueblo, no recuerdo si era Andalucía o Extremadura, pero muy animada; unos novilleros muy jovencitos, y por que no decirlo, también atractivos, sobre todo uno de ellos. Si se han fijado, a todos los toreros jovencitos, medianamente jóvenes y mayores, se les marca clarísimamente el paquete de la entrepierna, se les nota bien dibujado, la forma del pene y de los huevos, y sobresale de tal manera que salta a la vista hasta del más despistado. Y he observado otra cosa muy curiosa, al menos para mí, y es que en general el noventa y cinco por ciento de los jóvenes cargamos el paquete a la derecha. Si se fijan en sus amigos, casi todos, por no decir todos, cargan el bulto en la parte derecha. Pues bien, a pesar de haber visto bastante corridas de toros, me he dado cuenta de que todos los toreros, absolutamente todos, cargan el paquete a la izquierda. Pues a lo que íbamos, aproveche para decirle a Rony como abultaba a todos los toreros el paquete ante lo ajustado del pantalón de luces y añadí: "Las chicas se pondrán cachondas, y esta noche se masturbarán pensando en los genitales de ese torero, tan majo, además". Aquella introducción me sirvió para tratar del asunto. Si así se les nota tanto, ¡qué pasaría si en este momento se les pusiera dura? "No - me decía Rony -, estando delante de un toro, uno es incapaz de hacerla levantar". "Mira - le dije yo -, sin saber como, se nos levanta muchas veces, llevamos un aparato incontrolado, y hay a quien se le levanta cuando le meten en un quirófano. ¿Crees que no?. A mí me pusieron una inyección contra el tétano una vez que tuve una caída y me hice una brecha, y te aseguro que se me puso como una porra". "Bueno - dijo Rony -, pues resultaría cómico por que rompería el pantalón y podría pasarle lo que le ocurrió a Butragueño, que jugando al futbol se le salió por debajo del pantalón cuando otro jugador le agarró el pantalón, y en aquel crítico momento un oportuno fotógrafo le disparó una cámara fotográfica y luego salió en algunas revistas. Menudos aplausos se llevó, sobre todo por parte de las mujeres que lo presenciaron... y algo así ocurriría si ese torero le ocurriera lo que has dicho". Así seguimos hablando, pero yo, que iba a lo que iba, trataba de sacar provecho de aquella charla, porque, además, por parte de la cámara televisiva, como si lo hiciera a propósito, se repetía ver de cuerpo entero y claramente resaltaba el "paquete" de aquel novillero que tenía veinte años. "Cuanto medirá esa polla tiesa", le dije a Rony; "no tengo ni idea - me dijo -, pero podemos imaginarnos por el tamaño de las nuestras cuando están dormidas, y luego cuando están levantadas". Para mí, me sentí en mi salsa, porque aproveché aquello para medirlas. No se negó Rony, total entre compañeros, ¿qué inconveniente podía haber en que cogiéramos una regla y nos la midiéramos?. Pero casi imposible poder medirlas totalmente dormidas, porque cuando nuestras comenzamos a sacarlas de nuestras braguetas comenzaban a amorcillarse, y al final, ambas estaban totalmente tiesas. Las juntamos las dos para ver cuál sobresalía más, y claro, como siempre he dicho, estos miembros son incontrolables, ellos mandan y no hay voluntad que valga, sólo diré que Rony y yo terminamos en la cama; para mí, aquello no era la primera vez, tenía algunas experiencias y buenas experiencias, pero para Rony sí fue la primera y se le notaba, pero no fue la última, tras aquella, fueron viniendo otras y otras. Me interesa saber tu opinión, puedes hacerlo escribiendo a fritz24@usa.net
