Gay Erotic Stories

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Aaron y el Sexo

by Rick_Chasez


NOTA: Esta historia es completamente ficticia y no implica nada sobre la verdadera sexualidad de los personajes utilizados. La historia contiene descripciones explëcitas de relaciones homosexuales, asë que crees que no te va a gustar o si eres menor de edad, por favor no leas más y busca contenidos adecuados para ti.

Aarñn y el Sexo. Por Rick: jc.chasez@gmx.net

Sebastián Rulli sentëa su verga ponerse completamente dura cada vez que veëa a Aarñn Dëaz en el foro. Más de una vez se habëa equivocado en sus lëneas cuando tenëa que actuar junto a el, aunque desafortunadamente eso no sucedëa tan a menudo como él hubiera querido. Sus papeles no tenëan mucha interacciñn, salvo una que otra ocasiñn en que se reunëan todos los actores. De cualquier forma, Sebastián siempre se quedaba por ahë escondido a ver actuar al chavo, con mucha mayor razñn si sabëa que se iba a quitar la camisa, cosa que sucedëa bastante seguido.

Sebastián estaba de muy mal humor ese viernes cuando le informaron de la producciñn que su papel como el profesor iba a terminar por cambios en la novela. Lo que más le molestaba, además de la idea de quedarse sin ese empleo, era que no habëa tenido ninguna oportunidad de ver a Aarñn sin menos ropa, aunque fuera en calzones. Enojado y sumido en sus pensamientos, Sebastián se quedñ hasta tarde en el foro, revisando los þltimos capëtulos de su personaje. Escuchaba a lo lejos unos gritos, que supuso eran parte del usual escándalo que armaban esos muchachos. "Es lo malo de trabajar con puro chavito", pensñ. Dispuesto a irse a su casa, Sebastián saliñ de su camerino y cual serëa su sorpresa al encontrar sentado en el pasillo a Aarñn, y por lo que pudo ver, el muchacho habëa estado llorando.

"Que te pasñ?" le preguntñ Sebastián, un poco preocupado.

"Nada..." le contestñ Aarñn todavëa con lágrimas en los ojos.

"Como que nada... te lastimaste o te peleaste con alguien?"

"Esa maldita perra..." respondiñ Aarñn y empezñ a llorar de nuevo.

"A ver, vamos a mi camerino para que me cuentes", dijo Sebastián levantando a Aarñn del brazo.

Los dos se sentaron en el camerino y Aarñn le contñ a Sebastián que su novia Sherlyn habëa estado coqueteando con otro de los actores y que habëan tenido una pelea muy fuerte. Después de eso, ella se habëa ido de la mano del otro chico.

"Que te parece si te invito a mi casa a tomar unos tragos para que se te baje el coraje?" sugiriñ Sebastián.

"Si, quiero ponerme pedo, pero ya todos los demás se fueron y mis amigos no me contestan el teléfono".

"Vamos, entonces"

Los dos llegaron al departamento de Sebastián, que lucia muy moderno y lujoso. "Que chido está tu depa!" exclamñ Aarñn.

"Gracias, cuando quieras, está a tus ñrdenes".

"Puedo ver lo demás?"

"Claro" y le dio el recorrido del departamento, mostrándole hasta el þltimo su recámara, que era grande y tenia una cama enorme, en la cual se acostñ Aarñn. Sebastián oprimiñ un botñn y de un armario se abrieron las puertas para mostrar una pantalla de plasma de alta tecnologëa.

"No manches, está super chingona tu recámara y la televisiñn está de no mames"

"Gracias", dijo Sebastián sonriendo.

"Podemos ver la televisiñn aquë mientras tomamos los tragos?"

"Claro, voy por ellos"

Sebastián fue a la cocina y preparñ las bebidas, sirviéndose él muy poco mientras que a Aarñn le preparñ una muy cargada.

Cuando llevñ los vasos a la habitaciñn y el chico tomñ el primer trago, casi lo escupiñ. "Está cargadësima, guey", dijo riéndose Aarñn.

"No que querëas ponerte pedo? Además, sea macho y aguántese"

No queriendo quedar mal, Aarñn se tomñ el vaso entero de un trago, aunque después tosiñ.

"Esos son los hombres", le dijo sonriendo Sebastián y fue a traerle otra bebida.

Después de un par de horas, Aarñn estaba bastante borracho y Sebastián pretendëa estarlo. "Bueno, y entonces que onda con tu vieja?" preguntñ Sebastián.

"No se... es una zorra, solo ando con ella porque esta buena"

"Pero estabas muy triste hace rato"

"Pues... tal vez... me dio mucho coraje que me quisiera ver la cara con ese cabrñn". Aarñn se puso a llorar otra vez y Sebastián aprovechñ el momento para abrazarlo y sentir al muchacho que lo ponëa tan cachondo. Mientras lo consolaba, acariciaba con sus manos la musculosa espalda y los fuertes brazos de Aarñn. Después de un rato, Aarñn se calmñ y los dos se miraron a los ojos, Sebastián se inclinñ y estuvo a punto de unir sus labios a los de Aarñn, pero en ese momento Aarñn se dejñ caer en la cama y se riñ.

"Perdñn por aburrirte con mis pendejadas", le dijo a Sebastián.

"No hay problema, no hemos seguido grandes amigos hasta ahora, pero nunca es tarde para comenzar a serlo", le respondiñ, aunque un poco frustrado.

Sebastián se levantñ de la cama y tuvo una idea.

"Sabes, creo que sé qué puede levantarte el ánimo"

De uno de sus cajones, sacñ algunos DVDs y fue a poner uno en su reproductor. Enseguida comenzñ a verse en la pantalla una pelëcula pornográfica.

"Como la ves?"

"Que chingñn, en mi casa no puedo tener nada de esto o lo pueden ver mis papás o mi vieja"

"Voy por más tragos"

Sebastián regresñ y se quedñ un momento en la puerta, disfrutando ver como el muchacho estaba absorto viendo la pelëcula y sobándose el paquete.

"Está buena la pelëcula?"

"Eh... si, están muy buenas las viejas"

Sebastián le extendiñ a Aarñn su vaso y le indicñ que querëa brindar, pero al momento de chocar los vasos, intencionalmente lo hizo con demasiada fuerza, rompiendo el vaso de Aarñn y empapando al chico.

"Mierda, ya se rompiñ el vaso!", gritñ Aarñn.

"No te preocupes, ahora lo seco"

"Perdñname"

"No, fue mi culpa... pero mira, ya te dejé todo mojado. Mira, aquë hay una toalla, porque no te secas y ponemos tu playera a secar en el baïo".

Sin pensarlo dos veces, Aarñn se quitñ la camisa y comenzñ a secarse con la toalla. Sebastián estaba prácticamente babeando al mirar el torneado cuerpo del chico. "También me mojé el pantalñn..." dijo Aarñn y procediñ a quitárselo.

Ahora së, Sebastián estaba poniéndose como burro, su sueïo se estaba haciendo realidad. Aarñn en su recámara y solo usando una pequeïa trusa que no dejaba mucho a la imaginaciñn.

Sebastián se levantñ rápidamente y tomñ la ropa de Aarñn, aprovechando para ocultar su erecciñn, después la llevñ al baïo a colgar.

Cuando regresñ a la recámara, Aarñn ya estaba sentado viendo la pelëcula otra vez y Sebastián pudo ver que ya empezaba a parársele el pene. Se sentñ a su lado y juntos vieron la televisiñn un momento.

Después de un rato, Sebastián no pudo aguantarse mas y extendiñ su mano para tocar el brazo de Aarñn.

"Oye, nunca te habëa dicho, pero te felicito por el cuerpo que has desarrollado siendo tan joven"

"Bueno, siempre me ha gustado ejercitarme... tu también tienes buen cuerpo, recuerdo ver esos anuncios de Edoardo's donde sales en pelotas"

Sebastián se riñ. "No se ve nada, sñlo estaba de perfil"

"Bueno, se ven tus nalgas... pero por eso digo que tienes buen cuerpo"

"Estoy muy delgado, me ha costado mucho hacer mþsculo. En cambio, tþ no pareces tener problema". Sebastián aprovechñ para tocar el pectoral de Aarñn y con su dedo pulgar acariciñ el diminuto pezñn.

Aarñn volteñ a ver a Sebastián, pero no dijo nada. Sebastián entonces recorriñ con su mano el firme abdomen del chico y llegñ hasta el elástico de su ropa interior. Para ese entonces, la verga de Aarñn estaba completamente parada y la cabeza se asomaba un poco por la cintura. Sebastián tocñ con su dedo el glande de Aarñn y luego con su mano completa comenzñ a acariciar todo el paquete. La respiraciñn de Aarñn era agitada y apenas alcanzñ a preguntar: "Que haces, Sebastián?"

Sebastián no contestñ, sino que le preguntñ a Aarñn si tenëa sexo con su novia. "No... ella no quiere porque sus papás son muy metiches y celosos... solo fajamos de vez en cuando"

"Y ella te lo chupa?"

"No, dice que le da asco metérselo en la boca... lo más que hace es masturbarme y siempre se detiene antes de que me venga, yo tengo que ir al baïo a terminar" Sebastián empezñ a bajarle los calzones a Aarñn y finalmente pudo apretar en su mano esa maravillosa verga. Le calculñ unos 18 cm de tamaïo, gruesa y circuncidada. "Sebastián, por favor no sigas, esto de es de putos y yo no soy..."

"Sshhh, no digas nada y sñlo disfruta"

Sebastián se agachñ y se metiñ la verga de Aarñn en la boca, quien no podëa creer que el galán argentino fuera gay y que además estuviera propasándose con el, pero cuando sintiñ la lengua de Sebastián recorrer su miembro y sus testëculos, pensñ que no importaba mientras nadie más se enterara.

"Aaah", gimiñ de placer Aarñn mientras Sebastián chupaba y chupaba expertamente. Esta era la primera vez que alguien de verdad tenëa sexo oral con Aarñn, ya que las chicas sñlo le daban una que otra lamida y eso con trabajos.

Sebastián hizo que Aarñn se acostara bien en la cama y le quitñ completamente la trusa. Después el mismo se quitñ la ropa ante la mirada asustada de Aarñn. "Relájate, sñlo haremos lo que tu quieras"

Sebastián tomñ uno de los pies de Aarñn y comenzñ a lamerlo, mientras el chico se reëa. Después siguiñ lamiendo, subiendo lentamente desde sus tobillos hasta sus muslos. Aarñn respiraba rápidamente y disfrutaba esas nuevas sensaciones. Sebastián se detuvo un rato lamiendo las bolas de Aarñn, cosa que extrajo nuevos gemidos del muchacho. Después comenzñ a subir, lamiendo su ombligo y su abdomen. Cuando llegñ a sus pectorales, Sebastián comenzñ a jugar con los pezones de Aarñn. Lamëa uno mientras que con sus dedos apretaba el otro y después intercambiaba. Le lamiñ incluso las axilas y después el cuello, hasta que llegñ a su barbilla.

Para este entonces, Sebastián tenëa su cuerpo entero encima de Aarñn y estaba frotando su propia verga con la del chico. Aarñn vio los ojos llenos de lujuria de Sebastián y supo que era lo que querëa, decidiñ que estaba dispuesto a más y entonces acercñ sus labios a los de Sebastián, que comenzñ a besarlo apasionadamente, metiendo su lengua en la boca del muchacho. Era una sensaciñn completamente distinta, ya que él estaba acostumbrado a ser el agresor y además podëa sentir la barba de Sebastián raspando sus labios. De cualquier manera, Aarñn estaba sumamente excitado por la pasiñn de Sebastián y la atenciñn que estaba prestando a su cuerpo, además de la sensaciñn de sus vergas frotándose una con otra. Por lo que podëa sentir, el pene de Sebastián era tal vez más grande que el suyo.

Después de un buen rato de besarse, Aarñn empezñ a recorrer con sus manos el cuerpo de Sebastián sintiendo su delgada cintura y sus hombros fuertes. También apretñ con sus manos las bien formadas nalgas, más pequeïas que las de una chica, pero firmes y al mismo tiempo suaves al tacto.

Sebastián dejñ de besar a Aarñn y se quitñ de encima, para acostarse junto a el, dándole a entender que ahora era su turno de poder explorar su cuerpo como quisiera. Aarñn, sin dudar, se puso encima de Sebastián y comenzñ a besarlo agresivamente por un momento, después comenzñ el también a recorrer el cuerpo del hombre con sus manos y lengua.

Sebastián no habëa rasurado su pecho desde hacëa tiempo, asë que Aarñn se encontrñ con el vello que lo cubrëa y lo recorriñ fascinado con sus manos y su lengua. Repitiñ las acciones que habëa aprendido de Sebastián, mordisqueando sus pezones y lengùeteando sus axilas... pensando que iba a sentir asco, pero no fue asë, al contrario, se sintiñ más excitado por el olor de Sebastián.

Cuando Aarñn finalmente llegñ a la verga de Sebastián, se detuvo a mirarla con atenciñn, era la primera vez que tenëa el pene de otro hombre tan cerca y lo contemplñ detalladamente. Era un miembro grande, de unos 20 cm y bastante grueso, con una cabeza más ancha que el cuerpo y sin circuncidar. Aarñn jugñ por un momento con el prepucio de Sebastián, fascinado por el movimiento de la piel que cubrëa y descubrëa el glande. Sebastián se retorcëa en la cama por el placer que le estaba provocando el ser masturbado por Aarñn.

El chico puso sus labios sobre el pene de Sebastián y recorriñ su longitud hasta llegar a sus testëculos. Después sacñ la lengua y lo recorriñ de regreso, lamiéndolo lentamente y al llegar a la cabeza, la lengùeteñ como si fuera una paleta. Los gemidos de Sebastián aumentaron todavëa más cuando Aarñn se metiñ lo más que pudo de la suculenta verga en la boca y comenzñ a mamarlo con entusiasmo.

Sebastián sintiñ que iba a venirse y detuvo a Aarñn, que lo mirñ un poco decepcionado, como el niïo al que le quitan un caramelo.

"Estoy a punto de explotar y no quise hacerlo en tu boca", le dijo Sebastián. Aarñn le sonriñ pëcaramente y volviñ a meterse la verga en la boca, cosa que hizo gritar a Sebastián. Lo chupñ por un par de minutos más, hasta que sintiñ el primer chorro de semen descargarse en su boca. Dejñ que el miembro saliera de su boca y lo empezñ a masturbar mientras Sebastián terminaba de venirse, baïando su vientre y su pecho con su fuerte eyaculaciñn.

Aarñn saboreñ la raciñn de semen en su boca, encontrando el sabor un poco extraïo, pero agradable. Entonces, decidiñ que querëa más y procediñ a lamer todo lo que habëa sobre el cuerpo de Sebastián y finalmente limpiñ su pene. Sebastián estaba asombrado de la manera en que se habëa comportado Aarñn y feliz del tremendo orgasmo que habëa experimentado.

Aarñn se volviñ a acostar encima de Sebastián y lo besñ apasionadamente, compartiendo con él el sabor de su leche. Sebastián recorriñ con sus manos la musculosa y tersa espalda de Aarñn, deteniéndose en su culito, que tantas noches habëa soïado en tocar, y sobre todo, penetrar.

Sebastián hizo que Aarñn se recostara de espaldas en la cama y sin más preámbulos empezñ a mamarle la verga con gran entusiasmo. Aarñn gemëa y pedëa que se la siguiera chupando asë. Sebastián se detuvo e hizo que Aarñn levantara sus piernas y lo instruyñ para que las sostuviera con sus manos, sus rodillas tocando su pecho. Si Sebastián no hubiera tenido un orgasmo menos de cinco minutos antes, se habrëa venido en ese momento, al tener a su alcance a este guapësimo chico, mostrándole su ano virgen, que era pequeïo, rosado y apenas rodeado con una ligera capa de vello. Sebastián se avalanzñ hambrientamente sobre ese suculento orificio, lengùeteando todo a su alrededor y enseguida, tocándolo con la punta de su lengua.

Aarñn no podëa creer la sensaciñn proveniente de su culo, tuvo la intenciñn de empujar a Sebastián al principio, pero en cuanto sintiñ esa lengua tratando de introducirse, no pudo hacer más que retorcerse y gemir fuertemente, casi gruïendo, pero apenas respirando. Sebastián estaba en el cielo, sabëa que no iba a detenerse hasta explotar dentro de ese agujero caliente y hþmedo. Tratñ de meter su lengua hasta no poder más, probando el culito, que hasta ahora nunca habëa sido tocado por nadie. Lamiendo uno de sus dedos, empezñ a introducirlo junto con su lengua, para comenzar a preparar el terreno. Cuando Aarñn sintiñ el dedo comenzar a jugar dentro de su recto, sintiñ pánico. Nunca habëa pensado en su vida que un dëa iba a estar a punto de que un hombre se lo cogiera. Sabëa que le gustaba a mujeres y hombres por igual, pero siempre pensñ que eso era algo que no querëa experimentar.

"Espera, no hagas eso, Sebastián" Sebastián asomñ la cabeza y le sonriñ, para después volverse a meter su verga en la boca. Esto logrñ desviar la atenciñn de Aarñn, que dejñ de protestar. Chupándolo con pasiñn, Sebastián logrñ introducir un segundo dedo en el culo de Aarñn y los moviñ para estrechar el orificio. Después de unos minutos, Aarñn comenzñ a sentir otra nueva sensaciñn mientras Sebastián lo penetraba con sus dedos. Cada vez que pasaban por cierto lugar, sentëa una onda de calor y un deseo mayor de venirse. Con su verga metida en la boca de Sebastián y con tres dedos en su culo, Aarñn no pudo más y gritñ mientras se venëa con una fuerza descomunal. Sebastián se tragñ todo el semen de Aarñn sin pestaïear.

Sin dejar que Aarñn bajara las piernas, Sebastián se levantñ y las puso sobre sus hombros. Comenzñ a besar ferozmente a Aarñn mientras acariciaba el agujero con su verga, centrando la cabeza en su meta.

Aarñn todavëa estaba jadeando y con la lengua de Sebastián metida hasta la garganta, cuando sintiñ que su ano estaba siendo penetrado por primera vez. Tratñ de moverse pero Sebastián estaba deteniéndolo, sosteniendo sus manos arriba de su cabeza. Sebastián dejñ que el peso de su cuerpo lentamente continuara la penetraciñn, mientras bajo el, Aarñn gemëa de dolor y dejaba escapar unas lágrimas.

Cuando Sebastián dejñ de besarlo, Aarñn le pidiñ que se la sacara. Sebastián ya habëa logrado introducir todo su pene en el fabuloso agujero y le respondiñ que lo intentara, que ya habëa pasado lo peor y lo iba a disfrutar.

Sebastián no se moviñ mientras Aarñn decidëa. Lo miraba a los ojos indicándole lo mucho que querëa que lo dejara seguir.

"Bueno... cñgeme", dijo en voz baja Aarñn.

Sebastián sonriñ y moviñ un poco su verga dentro de Aarñn.

"Seguro?"

Aarñn gimiñ: "Së"

"Que es lo que quieres?" preguntñ Sebastián mientras empezaba un lento mete-saca.

"Que... me cojas"

"Te gusta?"

"Së... cñgeme"

Sebastián no necesitaba más, continuñ deslizando su pene dentro del culo de Aarñn, disfrutando la sensaciñn de haberle quitado la virginidad y el calor hþmedo que rodeaba a su miembro.

"Me encantas", dijo Sebastián. "Desde que te conocë, quise hacer esto... cogerte toda la noche" . "Debimos haber comenzado antes", le contestñ Aarñn con una sonrisa.

Sebastián le respondiñ con otro beso y continuñ moviendo su verga lentamente, provocando con esto que Aarñn se pusiera más cachondo. Sebastián todavëa le tenëa sostenidas las manos arriba de la cabeza y alternaba los besos en la boca con lamidas alrededor de todo el cuello, las orejas y las axilas de Aarñn.

"Aaaaah, aaaaah...", gemëa Aarñn de placer mientras Sebastián cogëa expertamente, insertando su pene hasta lo más profundo y después sacándolo hasta que sñlo la cabeza continuaba dentro. Después de un rato, el culo de Aarñn estaba más relajado, lo que le permitiñ a Sebastián aumentar la velocidad y fuerza de sus acciones. Aarñn estaba casi sin aliento y movëa la cabeza de un lado a otro, desesperado por bajar las manos para poder masturbarse, pero Sebastián no se lo permitëa.

Por fin, Aarñn no pudo más y con la verga de Sebastián metida, y ninguna otra estimulaciñn más que el roce de su pene con el velludo abdomen de Sebastián, gritando se vino con una explosiñn que lo hizo ver estrellas. Los dos estñmagos y pechos quedaron baïados por el semen caliente de Aarñn.

Al venirse, Aarñn comenzñ a contraer los mþsculos de su recto y esta sensaciñn enviñ a Sebastián al lëmite. Gruïendo se vino dentro del culo de Aarñn, inundando sus entraïas y provocando que la leche escurriera fuera de ese agujero hasta hace poco intacto, ahora rojo y dilatado.

Sebastián sacñ su verga y besñ apasionadamente a Aarñn, mientras ambos recorrëan sus cuerpos con las manos, frotando el semen de Aarñn en sus pechos.

Después de un rato, los dos galanes se levantaron y tomaron una ducha juntos, continuando con los besos y las caricias.

"Nunca imaginé que esto pudiera ser asë", dijo Aarñn.

"Qué cosa?

"Tu sabes... tener sexo con un hombre"

"No lo pienses mucho... sñlo déjate llevar y haz lo que se sienta bien", le contestñ Sebastián y lo besñ de nuevo.

"Y que hay de tu novia Luz Elena?"

"Que hay con ella?"

"Ella sabe, hmmm....?"

"No somos novios en realidad, ella anda con un polëtico muy rico pero a las fiestas vamos juntos... sabes por que la conocë?"

"No... porque?"

"Porque empecé a coger con su ex... Rafael Amaya"

"Oh..."

"Es guapësimo y esta super bueno... además tiene una verga formidable"

"En serio? Pues ahora que lo pienso si es muy guapo"

"Te gustarëa conocerlo?"

"Eh... no sé, todavëa tengo que pensar bien lo que estoy haciendo"

"Ya te dije, no le des vueltas"

Sin más, Sebastián saliñ del baïo y después de secarse, llamñ por teléfono.

Quince minutos después, tocaron a la puerta y antes de que Aarñn pudiera decir algo, Sebastián corriñ a abrir. Era Rafael, que se veëa despampanante con unos pantalones de cuero ajustados y una playera negra transparente que dejaba ver su musculoso torso. Aarñn se habëa puesto su ropa interior y Sebastián estaba completamente desnudo. Al dejar pasar a Rafael, lo recibiñ con un beso largo y profundo. Rafael inmediatamente apretñ las nalgas de Sebastián mientras lo besaba.

"A quién tienes aquë?" le preguntñ Rafael a Sebastián con una sonrisa.

"Ya conoces a mi nuevo amigo Aarñn?"

"Encantado", dijo Rafael mirando a Aarñn con lujuria.

"Hola", respondiñ Aarñn tëmidamente y extendiñ su mano.

Rafael tomñ su mano y lo jalñ junto a él. Enseguida lo tomñ entre sus brazos y lo besñ en la boca agresivamente, recorriendo sus nalgas con las manos.

Aarñn estaba pasmado ante la seguridad de Rafael. No dijo nada mientras Rafael lo tomaba de la mano y lo llevñ a la recámara de Sebastián.

Una vez en la recámara, Rafael se quitñ la camisa y le ordenñ a Aarñn que le quitara lo demás. Aarñn se arrodillñ y pudo ver delineada la enorme verga de Rafael en los pantalones de piel. Sintiñ su pulso acelerarse cuando abriñ el botñn y comenzñ a bajar el cierre. Rafael no traëa ropa interior e inmediatamente pudo ver su vello pþbico y oler su esencia masculina. Después vio salir el grueso y largo miembro, seguramente medëa 15 cm sin estar erecto.

Sin quitar los ojos del vergñn, Aarñn finalmente pudo bajarle los pantalones a Rafael después de quitarle las botas que traëa. Aarñn parecëa estar hipnotizado por el gran pene, lo cual tenëa divertido a Sebastián, pero a la vez sumamente caliente. "Empieza a chupar, niïo", ordenñ Rafael.

Aarñn no necesitñ que le dijeran dos veces, comenzñ a lamer la verga y a recorrerla de arriba a abajo. Después se la metiñ en la boca y comenzñ a mamarla, sintiendo cñmo se iba poniendo rëgida. Cuando el pene de Rafael estaba completamente parado, Aarñn se detuvo a contemplarlo. Era al menos 5 cm más largo que el de Sebastián y también más ancho. "Lame mis bolas también", dijo Rafael.

Sebastián y Rafael se besaban y acariciaban mientras Aarñn cumplëa sus ñrdenes. Sebastián se arrodillñ y tomñ en su boca la verga de Rafael mientras Aarñn seguëa lamiendo sus testëculos, intoxicado por el olor masculino que desprendëan. Tomando turnos, Sebastián y Aarñn siguieron compartiendo el miembro de Rafael, mientras él gemëa de placer.

"Lámeme el culo ahora, niïo".

Aarñn lo mirñ dudoso. Habëa sentido la lengua de Sebastián en su propio agujero y sabëa el placer que ocasionaba el acto, pero el meter su propia lengua en un lugar asë era más de lo que querëa hacer esa noche.

Rafael tomñ a Aarñn del cabello y lo hizo levantarse, mientras Aarñn se quejaba. Lo mirñ a los ojos dándole a saber que no tenëa opciñn más que obedecer y después lo besñ ferozmente.

Aarñn se arrodillñ detrás de Rafael mientras Sebastián seguëa chupándole el pene. Aarñn observñ por un momento las nalgas de Rafael. Eran extremadamente firmes y musculosas, redondas y bronceadas. Rafael se agachñ un poco para exponer su agujero y Aarñn abriñ las nalgas con sus manos para verlo. Era pequeïo, un poco más oscuro que la piel alrededor, enclavado en una raja moderadamente velluda. Sin embargo, la boca de Aarñn comenzñ a llenarse de saliva y supo que no tenëa que pensarlo más. Era lo que querëa. Se lanzñ a lamer ese sitio prohibido, con una pasiñn desmedida. Recordando lo que le habëa hecho Sebastián hace poco, empezñ a tratar de meter su lengua dentro del orificio.

Rafael gruïëa en éxtasis, no pensaba que el chico fuera a aceptar lamer su culo y mucho menos de esa manera, pero pensñ que Sebastián habëa sido muy buen maestro. A punto de venirse, Rafael quitñ a Sebastián de su miembro e hizo que Aarñn se detuviera. "Querëa que te vinieras en mi boca", dijo Sebastián.

"Al rato, la primera de la noche está reservada para el culo de nuestro nuevo amigo" Aarñn lo mirñ con una mezcla de pasiñn y terror. Si la verga de Sebastián lo habëa hecho gritar y sentir que le habëan metido un bat en el trasero, la de Rafael seguramente lo iba a desgarrar y no iba a volver a sentarse nunca. Pero también recordaba el placer y si éste era más grande, también lo serëa el placer.

Rafael le pidiñ a Sebastián que se sentara en la cama recargado en la cabecera, y después hizo que Aarñn se pusiera en cuatro patas para chupársela a Sebastián. Cuando el chico comenzñ a mamar el miembro de Sebastián, Rafael se puso detrás de el y se inclinñ para ver de cerca el recientemente desvirgado culito. Rafael empezñ a lamer hambrientamente el agujero de Aarñn. Con la verga de Sebastián en la boca, Aarñn emitëa gemidos de placer al sentir la lengua de Rafael metida en su culo y cogiéndolo como si fuera un pequeïo pene. Rafael podëa degustar dentro de Aarñn todavëa los restos de la leche de Sebastián.

Cuando sintiñ que el culo se habëa relajado un poco, Rafael hizo que Aarñn dejara de chupar. Le ordenñ a Sebastián que levantara sus piernas para mostrarle su ano a Aarñn. Rafael tomñ de un cajñn un tubo de lubricante y comenzñ a untarlo en el miembro de Aarñn, que seguëa respirando con dificultad, de lo excitado que estaba. Sintiñ que apenas iba de verdad a perder su virginidad ya que hasta ahora siempre habëa cogido con un condñn. Después de untar también el agujero de Sebastián, Rafael ayudñ a Aarñn a guiar su pene dentro de ese diminuto orificio. Aarñn apenas podëa creer el placer que le provocaba el apretado recto, que envolvëa su verga con calor y humedad, provocando una fricciñn exquisita. Dejando caer su cuerpo encima de Sebastián, comenzñ a coger al tiempo que lo besaba con pasiñn profunda, agradecido por todas las nuevas sensaciones que le habëa mostrado esa noche. Rafael sentëa su verga completamente dura, mucho más que en cualquier otra ocasiñn. Se arrodillñ detrás de Aarñn y empezñ a deslizar su pene a lo largo de su raja, apretando sus nalgas y después rozando la gran cabeza con la minþscula abertura del culo de Aarñn. Aarñn sintiñ el intruso tocando a su puerta trasera e intentñ relajarse, sin embargo, cuando sintiñ el enorme miembro comenzar a introducirse dentro de el, empezñ a gritar y a tratar de levantarse. Sebastián apretñ su espalda y Rafael lo mantuvo empujado y separando las piernas de Aarñn con las suyas.

Aarñn pensñ que iba a desmayarse del enorme dolor que sentëa al ser violado por el vergñn de Rafael. Hizo lo posible por seguir cogiéndose a Sebastián para distraer su atenciñn. Después de un rato, Rafael logrñ su cometido y tenëa su verga entera enterrada en el culo de Aarñn. Comenzñ a empujar el cuerpo de Aarñn que aþn tenëa el pene dentro de Sebastián y Aarñn tratñ de moverse por si solo. Rafael sacñ parte de su miembro y se detuvo con los brazos para dar un espacio a Aarñn, que al moverse hacia delante penetraba a Sebastián y al moverse para atrás se cogëa a së mismo con la verga de Rafael. Rafael estaba más que satisfecho con el culo casi virgen de Aarñn, pero necesitaba más, asë que empezñ a moverse furiosamente, provocando más gritos de Aarñn y esta vez incluso de Sebastián, ya que esto hacëa que Aarñn lo penetrara más violentamente. El primero en venirse fue Sebastián, al rozar su pene con el abdomen musculoso de Aarñn y la estimulaciñn de su prñstata. Gritñ y jadeñ mientras se venëa y expertamente apretñ su culo para hacer explotar a Aarñn. Aarñn no podëa más y sñlo gruïñ mientras descargaba su semen dentro de Sebastián.

Rafael se quedñ calmado mientras esto sucedëa y cuando vio que ya Aarñn habëa terminado su eyaculaciñn, sacñ su verga y lo jalñ hacia el. Hizñ que Aarñn se acostara de espaldas en la cama junto a Sebastián y entonces levantñ sus piernas tomando sus tobillos con las manos y acto seguido volviñ a penetrarlo de un solo tirñn. Aarñn volviñ a gritar y continuñ gimiendo mientras Rafael comenzñ a cogérselo más rápidamente.

Al pasar unos minutos, Rafael sintiñ que su orgasmo era inminente y se vino dentro de Aarñn, que no podëa respirar más. La sensaciñn en su culo era indescriptible, a la vez un dolor profundo y un placer infinito, se sentëa completamente lleno con la verga de Rafael y pensñ que tal vez el semen iba a llegar hasta su estñmago.

Cuando Rafael terminñ de venirse, besñ a Aarñn dulcemente y sacñ su verga. Sebastián los besñ a los dos y les limpiñ los penes con la lengua, después entre Sebastián y Rafael lamieron el culo de Aarñn para extraer el semen y al terminar Rafael y Aarñn hicieron lo mismo con Sebastián. Satisfechos los tres, se durmieron juntos en la cama de Sebastián y posteriormente tuvieron muchas más noches de placer.

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