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Bakalas en pandilla. Alex, el buenorro de la Uni.

by Teaspides


Bakalas en pandilla (I) Alex, el buenorro de la Uni.

Por Teaspides

Presentacion

Supongo que todo empezñ una tarde de Septiembre en Alicante. Estaba esperando a mis colegas en la Universidad de Alicante, junto a las instalaciones deportivas.

El mp3 me lo habëa dejado, asë que no tenia mþsica que escuchar. Hacia buen tiempo, y me frote los brazos sin saber que hacer. Dos tëas y un chico pasaron a mi lado. Las chicas me miraron con disimulo, pero no lo bastante para que el tio no lo notara y se mosqueara. Yo les guiïe el ojo, mas por fastidiarle y hacerme el chulo que por ellas, ya que a mi las tëas no me van.

Voy mucho al gimnasio, y a mis veinte aïos a punto de cumplir me he currado una jeta que impresiona. Con esfuerzo... y algunas ayudas. Ya lo se. Podéis ahorraros los sermones para quien los quiera, ¿vale?

La cosa es que mido en torno a 1³87, con pelo corto, espalda ancha y musculosa por los aparatos, brazos como tres o cuatro veces los del chaval aquel y un torso super marcado. Llevaba una camiseta de tirantes, para lucirme al maximo, y unos pantalones de deporte. Mis amigos dicen que parezco un macarra.

Las chicas se rieron bajito entre ellas. Él abrazo a una, supongo que su novia, y me miro algo desafiante. Algo, porque sabia que si se ponëa tonto podëa partirle la cara sin problema. Eche los hombros para atrás, y di un paso hacia ellos. El tio aparto la cara enseguida y acelero el paso, mirando nervioso alrededor. Pero no habëa nadie mas cerca, salvo un puïado de pavas que se reëan en el césped y algþn que otro grupito de universitarios que paseaban al otro lado de la calle. Que pena. Habëa esperado que con un poco de suerte hubiera algun amigo suyo o alguna pandilla de gilipollas que se animaran a pelearse conmigo. Asi hubiera pasado el rato.

En eso me sonñ el mñvil. Mis amigos me habëan mandado un mensajito. Ya sabéis que suele querer decir eso. Llegarëan tarde, los muy capullos. Un poco mas alla estaban jugando un partido de futbol. Como no tenia nada mejor que hacer y a mi el fþtbol me mola, fui a mirar.

Digo que me mola el futbol, pero aun me gustan mas los futbolistas. Con disimulo los miro de arriba abajo y raro es el que no me resulte irresistible. La polla se me pone muy dura, es algo que no puedo evitar. Es una imagen que me pone a cien. Eso es lo bueno de ser un tio. Me gustan los deportes, tanto las competiciones como practicarlos, y también los tios que juegan. Es un 3x1.

Estos eran unos universitarios, de veintitantos, la mayoria bastante buenos. No a mi estilo, que es mas de jugador de rugby, sino delgaditos y fibrados, con piernas duras y musculosas, guapetes y con unos culitos muy apetecibles. El aire de camadaderia era de los mas excitante. Ninguno era tan alto como yo. Eso me pone aun mas.

Habëa un tio al que conocëa, Santi, que esta muy bueno. Es guapo, fibrado y tan alto como yo. El pelo oscuro en cresta baja, como un macarra, engominado. Pero tiene una cara de bueno que desarma, en especial cuando sonrie. Con solo 19 es el orgulloso propietario de un cuerpo marcado a tope. Brazos nervudos, de esos que estan currados y se notan. Abdominales super definidas, que no duda en enseïar a la mas minima.

La verdad es que esta un poco flipado. Va a hacer castings para modelo y todo. No le importa que le metas mano. Al reves. Le encanta presumir y va dando la nota por ahi. En cuanto hay ocasiñn se sube la camiseta y se acaricia el estomago, para que todos vean lo bueno que esta. Si lleva camisa se la abre para lucirse. En los pubs de Elche se sube a las tarimas, animando a las tias o incluso a algun colega a que le quiten la ropa de arriba, como si fuera un gogo. Y baila que te cagas.

Pero el misterio estaba en un grupito que me resultaban familiares, aunque no sabia porque. Alguno incluso se me quedo mirando en algþn momento, yo creo que pensando lo mismo. Yo les sonreë un poco, y ellos contestaron igual. Sin duda estaban pensando de que me conocëan.

El tiempo se me paso volando, y antes de darme cuanta el partidito acabo. Aquë venia la mejor parte. Varios jugadores se sacaron la camiseta y se abrazaron unos a otros. No se como puede haber algþn tio al que no le ponga ver todo esto.

Santi me saludo y yo se lo devolvë. Tampoco es que nos conociéramos mucho mas. Pero seguë con disimulo a los buenorros que me interesaban. No se fueron a las duchas con los demas, dentro del polideportivo de la Uni, sino que se fueron directamente al coche, acompaïados de Santi. Lo tenëan en el parquin que habëa cruzando la calle, a la sombra de varios árboles.

Eran cuatro veinteaïeros caïñn ademas de mi antiguo compaïero de instituto. Al llegar al coche se descamisaron y lo abrieron. Asi pude verlos a gusto y disfrutar del espectáculo. Definitivamente me sonaban, a esos ya los habëa visto antes seguro. Solo que no sabia donde. No tardaria en averiguarlo, y como soy el narrador, os adelantare lo que supe ( o recorde) mas tarde:

El mejor es Bruno, el primo de Luës, un tëo tan bueno que lo flipas. Es moreno y el mas bajito de todos, pero tiene un cuerpo macizo, de esos que suelen tener los tios pequeïos que se lo curran. El estomago es perfecto, y las piernas musculosas. Los brazos están bien musculados, se le notan las venas, y las pectorales estan pero que muy bien. Y su culo es para morirse.

Dani, casi tan bajito como Bruno, pero con la piel blanca. Es muy guapo, pero no esta ni mucho menos tan musculoso como el primo de Luis. Sin embargo, þltimamente esta haciendo pesas y maquina, y se le empieza a notar mogollon. Promete bastante.

Alex tiene el pelo castaïo, la piel blanca y los ojos claros. También hace deporte y maquina, lo que ha hecho que su cuerpo este fibrado a tope, mejor incluso que Santi, aunque es un poco mas bajo. Pero de los cuatro, es el mas alto. Eso hace que se lo crea un poco..Tiene un estomago y una cinturita con los musculos super marcados, y las piernas y el culo sensacionales. Va por ahë con un porte elegante, como de modelo en pasarela. Y ademas es un fubolista fuera de serie. Debe tener un polvo increible.

Jaime es el primo de Robert y de Alex, de pueblo, y va a la universidad con ellos. También es el primo de Marc, por cierto. Mide entorno a 1³74. Es guapo, y esta bueno. Delgadito, también hace poco que se toma en serio lo del ejercicio. Pero mejora dia a dia. Es simpatico, muy buen tio, pero hay cosas en las que se lo tiene muy creido. Es muy competitivo, aun mas que Bruno o Alex, que ya es decir; tambien es buenisimo jugando con la consola.

Imagino que os preguntáis quien puïetas son Marc, Luis, Robert, Nacho o Fran. Pues son mis colegas, un grupo de bakalas amigachos mëos, compaïeros del gimnasio. Los que llegan tarde. Como siempre. Van todavëa al instituto. Son repetidores de dieciocho aïos recien cumplidos o a punto de cumplir. O sea, mas o menos tres aïos menos que la cuadrilla de buenorros que estaba espiando.

Marc es distinto. Tiene mi edad y también va a la uni. Yo me he tomado... digamos que un par de aïitos sabaticos, currando los findes de portero de discoteca o en algun curro ocasional. Como mis viejos tienen pelas y no paran por casa, no me agobian mucho.

Antes de subir, Santi les miro y dijo algo, acariciandose el estomago, comparando con los demas, que le siguieron el juego. Jaime le rondaba cerca, Bruno le igualaba y Alex le superaba. Dani es el mas tiernecito de todos. Aunque tambien por eso es el mas mono. Imaginareis como me puse.

Aun maniobraban para salir cuando mi panda llego. Nos saludamos, dando algunas palmadas en la espalda o chocando las manos . En eso paso el coche y el tëo bueno que conducëa saludo. Robert levanto la mano para despedirle.

- ¿Quien es?- le pregunte

- Ese, mi hermano Alex- solto el Robert- ¿No te acuerdas?

Y entonces me acorde, de Alex... y de los demas. Y alucine. Alli eran todos familia y amigos menos yo. Por eso me sonaban tanto. Los habëa conocido muy de pasada alguna vez, en su casa, o en el instituto, o que los saludaban en medio de la Explanada o del Puerto (una de las zonas de marcha de Alicante). Pero nunca juntos.

Asi que resultaba que eran todos amigos, que formábamos dos pandillas paralelas. Algo asi no podëa ser casualidad. A esos universitarios habëa que probarlos. Porque mi pandilla no esta elegida al azar sino que los fui incorporando porque supe ver lo que incluso ellos no querian ver. Creo que os haceis una idea de a que me refiero. Salvo a Robert, que siempre esta salido por las tias, pero te lo pasas de coïa con el. Viendo a su hermano Alex, veo que hice bien en dejarlo con nosotros.

Ya sabréis mi historia. De momento, creo que la dejare para mas adelante, asi que aquë tenéis la de Alex y Fran, el relato de un universitario y un bakala vacilon decidido a llevárselo al catre.

Que os guste.

Yo me llamo Alex. Soy universitario, estudio una carrera de ciencias y tengo 21 aïos.

En Alicante, donde vivo, siempre hay trafico, pero en general es bastante fluido. Volvëa de la Uni, y estabamos en uno de esos dias de calor de septiembre. Puede que para entonces en otras partes ya esten sacando ropa de invierno, pero no es nuestro caso. Acaba de aparcar, mas o menos lejos de mi casa, cuando vi que habëa un puïado de chavalotes, los tëpicos bakala, desnudos de cintura para arriba viniendo hacia mi por la calle. Decidi irme lo mas deprisa posible. Uno nunca sabe cuando les puede dar por liarla a los macarras.

Pero acaba de cerrar cuando me acorde de unos apuntes que me habëa dejado y abrë el maletero para sacarlos. Me los meti en la mochila de bandolera, de esas que los giris que venian con la beca erasmus a la uni han puesto ya de moda, y me la cruce al hombro. No me gusta reconocerlo, porque al principio las encontraba ridiculas, pero ahora me mola como me quedan. Baje el capo y al volverme me encontré que me estaban rodeando. Me puse nervioso. Es que no puedo evitarlo, cada vez que uno de esos macarras se me pone al lado, sobretodo si veo que van en pandilla. Y estos ademas eran de los que estan cuadrados de verdad, no lo justo para impresionar a las nenas y presumir con los amigos. La mayoria eran mas altos que yo, musculosos y con unas espaldas enormes. Encima, por la pinta que traian, seguro que practicaban artes marciales, Taekwondo o Full Contact. Asi que si uno solo de ellos ya me podia dar una buena, pues ya en grupo ni te cuento.

Estaba ya a punto de embestir a uno ( el mas bajito) y echar a correr cuando reconocë a algunos amigos de mi hermano Robert, que estaba entre ellos. Que alivio, tios. Y que susto más tonto, joder.

Resultñ que venëan de no se que chorrada, e iban a noseque otra, y se habëan acercado a saludarme. A la mayorëa no los conocëa, pero los demás se hicieron a un lado y entre ellos salieron toda la panda de siempre. Fran, Luës, Nacho y Carlos. A pesar de ser los tipicos bakala, me caen bastante bien. Van siempre con el pelo cortado a lo marine americano, con tatuajes en el hombro, pendientes, piercing, o alguna cosa de esas. Fran por ejemplo lleva siempre una cadenita de oro en el cuello. Van juntos al mismo gimnasio, y practican taekondo. Suelen ir sin camiseta, o bien se embuten como pueden en una lo mas ceïida posible, sin mangas o de tirantes a poder ser. Todo por marcar un torso lo mas musculoso posible. Y reconozco que en su caso, esta plenamente justificado, porque son un cuarteto impresionante. Nacho es un morenazo, alto, de piel bronceada y cuerpo curradisimo en el gimnasio. De todos, es el que tiene un carácter mas arrogante y chulesco. Los demas se le acercan, pero no lo superan. Luis tiene la piel blanca y el cabello claro, lo que hace que contraste mucho con su primo Bruno, que es un morenito que esta como un tren. Los hombros son muy grandes y cuadrados, y la cintura ancha, con las abdonimales no tan marcadas como a el le gustaria. Tiene las mejores piernas del grupo, dejando a Carlos de lado. No tiene un carácter tan vacilon como los demas. Bien mirado, es el antitesis de Nacho.

Carlos. Este tio es culturista, o algo asi, porque tiene un cuerpo increëble. Un cachas de gimnasio total. Tiene un aïo mas que los demás, o dos, no estoy seguro, de la edad de mi primo Marc, con el que iba al instituto. La espalda es acojonante, y los brazos aun mas.

Fran, con el pelo negro y los ojos castaïos, es el mas joven de todos. Sin embargo, se ha pegado un atracñn de gimnasio que hace que este superduro, aunque no tan musculoso como otros. Lo compensa porque es muy alto. Llevaba pantalones Adidas blancos y su torso tremendamente bronceado estaba visiblemente sudado. No os digo esto por nada. Es que me abrazo con fuerza nada mas llegar hasta mi. Y ya podia yo intentar soltarme, ya.

ÿAh! es verdad, me dejaba al capullo de mi hermano; aunque tampoco es que se perdiera gran cosa. Es de mi estatura, de mi peso, aunque un poco mas corpulento, pero ni del lejos tiene el cuerpo tan currado como yo o siquiera sus amigos. En el mejor caso, un poco mas que mi amigo Dani. Nuestro primo Jaime, sin ir mas lejos, ya le gana. Y trata de compensarlo siendo el mas fantasma de todos.

Fran aun me tenia sujeto contra el cuando Robert le palmeo en el hombro.

- ¿Ya has acabado hoy las clase, hermanito?- dijo con tono de chulillo. Le gusta llamarme asë, aun cuando soy varios aïos mayor. Es un chulo de mierda y un idiota.

- Pero si aun es septiembre - intervino Fran- Alex habrá ido ha estudiar a la biblioteca– siempre es muy simpatico conmigo. Su brazo me rodeaba la espalda, sin dejar que me apartara de su potente cuerpazo, y con la derecha, que tenia sobre mi hombro, la subiñ hasta el cuello y me acariciñ la mejilla con el pulgar - Tu hermano es un tio legal, un empollon.

- Gracias, Fran. A veces se me olvida que mi hermanito es el chico perfecto. Hay dias que mis viejos solo me lo repiten una o dos veces- se aprovechaba de que no pudiera darle una colleja.

- Ojala- Fran me cae genial, pero es muy afectuoso y muchas veces no parece darse cuenta de la fuerza que tiene. A veces me pone nervioso. Me apoye en su pecho, arqueando la espalda para mirar hacia arriba mientras el bajaba la cabeza para mirarme a la cara. Hice un poco de fuerza para ver si me liberaba, pero no sirvio de nada. Probablemente, con una musculatura tan dura, ni siquiera noto mi intento- Si fuera asi no tendrëa que ir a los exámenes de septiembre

- Ya lo has oido, tio- se jacto Robert, como si fuera algun logro suyo- Le han quedado dos este aïo.

- ÿÿDos!!- Nacho silbo y me removio el pelo- ÿ Ojala nos quedaran solo esas a nosotros para la repesca, tio!

- Hombre, pero si estais todos aquë ¿Cñmo va eso?

Era Marc, mi primo, que vive cerca de nosotros. Como os dije, fue compaïero de instituto de Carlos, con algo mas de un aïo menos que yo y mis amigos. Asi que va alternando, saliendo a veces con conmigo y otras con los bakalillas de Robert.

Marc es moreno, alto y macizo. Aunque no tanto como ellos. Es del Barcelona, como yo. Tiene el pelo negro y corto. Es bastante guapo. En torno al cuello llevaba un collar de esos que estaban de moda, tipo conchas blancas de nativo jamaicano. Hacian buen contraste con el bronceado. La camiseta ceïida al pecho y las mangas cortas, que caëa sobre un estomago plano. Siempre va luciéndose. Se ha presentado a algþn castin de modelo. La verdad es que le va.

Fran me dejo ir por fin y choco las manos con Marc. Me ajuste bien la mochila sobre el hombro, arreglándome las arrugas del abrazo de Fran. Estuvimos un ratito charlando y después nos despedimos de ellos. Mi primo y yo nos fuimos camino a casa hablando de un examen que tenëamos en comþn dentro de unos dëas y que me tenia jodido.

Hola. Soy Fran. Tengo 17 aïos, aunque pronto cumplire los 18 por fin y tengo bastante buen cuerpo. Me gusta tener apariencia de bakala. Soy del atletico de Madrid, como mi amigo Rober, con el que salgo casi todos los dias. Es mi compaïero de clase y del gym.

Robert tiene un hermano mayor, Alex, que es universitario, y esta como un puto tren. El robert también esta bueno, pero es que su hermano es un caïñn. Se parece un huevo a Fernando torres, solo que aun mas guapo y con la espalda un poco mas ancha, pero con la misma cara de no haber roto nunca un plato. Y un jugador al futbol cojonudo. Siempre nos ha ganado al Robert y a mi, desde pequeïos.

Es un tio genial. Nos lo pasamos de cine con él. A veces es un poquito chulo, con eso de que va a la Uni y conduce, y le mola ir de marca. Algo pijo, tal vez, pero en el fondo es muy legal. Es muy simpático, divertido y le puedes tomar el pelo a veces, sin que se enfade.

Aquel dia, después de las dos, cogi la moto y me fui a esperarle a la universidad. Sabia que no podëa coger el coche, asë que tenia la esperanza de pasar un rato con el. Empece a dar vueltas junto a la parada del autobþs, hasta que le vi llegar.

Como si fuera por casualidad, le pite y aparque junto a un coche. Me apoye en el techo del buga, un scort guapo, mientras meneaba la moto entre mis piernas. Es una buena moto, y me gusta que se vea que la domino. Le espere sonriendo, ajustandome las gafas de sol, aprovechano que no me podia ver los ojos para mirarle a gusto. Alex llevaba unos pantalones guapos, anchos, pero que asi y todo le marcaban un buen culo. Una camiseta estampada se ceïëa a su pecho, cayendo sobre un estomago plano que prometëa, con las mangas cortas para lucir los brazos, que no están nada mal. Una mochila de bandolera le cruzaba el torso, que junto con su atractiva carita de niïo bueno hacëan que casi pareciera uno de mis compaïeros de clase.

Al llegar a mi lado, se quedo mirándome, algo sorprendido de verme.

Movë la moto a un lado, para que subiera. Dudo un poco, como ya me esperaba. Podëa ver a través de las gafas de sol como me estudiaba de arriba abajo. La verdad es que reconozco que ofrecëa una pinta... me habëa quitado la camiseta, asi que mi cuerpo rezumaba sudor por todas partes. Mi pelo moreno, que llevñ corto, brillaba, empapado como el resto de mi cara. Me pase la mano por mi duro pecho, como de casualidad, frotándome el estomago y las marcadas abomënales en mi piel morenita. Me pase la otra mano por la frente, para marcar mþsculo con el brazo.

Me ajuste las gafas y le dije que le llevaba, que ya no tendrëa que coger el autobþs, que es una lata. O por lo menos, de eso se quejaba siempre.

- Esque..., yo sin casco no subo, ¿eh?- Ya os he dicho que es una monada de chaval. Pero yo venia preparado.

- Mira detrás, colega- dije. Como ya me lo imaginaba, al subir me habëa pasado a comprar un casco para él. Lo deje sin excusas y por fin se sentñ detrás y se calo el casco. Tras dudar un momento, mientras daba unos pasos para salir, me abrazo. Que remedio. Por la maïana me habëa tirado dos horas tuneando la moto para quitarle los posibles agarres.

Acelere y enseguida se aferro con fuerza, pegándose a mi espalda. Molo un mazo tenerlo tan cerquita, notando sus suaves brazos alrededor de mi cuerpo. Me encanta el contraste que hace su piel clara contra la mia, mas oscura. Hice algunos caballitos, para impresionarle. Protesto asustado y se agarro mas fuerte. Pero el subidon de adrenalina le molo, y ya no protesto cuando los repeti después.

Al llegar se espero un rato conmigo. Hablamos de todo un poco. Me pregunto como me iba en los estudios. Era simpático, porque sabia que bastante mal.

- Gracias por traerme- me incline y le di un besito en la mejilla. Ya esta acostumbrado, y me lo devolvio- si te apetece, cuando quieras te puedes pasar por casa de Marc, que solemos estar por alli los jueves y los viernes por la noche.

Les hice algunas visitas. Una de esas noches, volviendo a casa pase por la puerta. Creë que no estaban, pero justo al pasar alguien la abriñ. Era Dani. Al igual que a Bruno, no los conozco mucho. Detrás de él salio Alex.

- ÿHombre! ÿ Pero si es mi chofer favorito!

Yo sonrei y le pregunte que estaban haciendo. Me contestaron que jugaban a la consola.

- ¿Te apetece o que?

- Me gusta la idea. Pero no se si debo. La ultima vez que os gane os lo tomasteis malamente- ese es su unico defectillo. Me los conozco. No son buenos perdedores.

- ÿ Mira al chulo este! Hey Alex, vamos a invitar a este campeon, que le voy a enseïar lo que es bueno?- y me tiraron para adentro.

Yo les deje hacer. Pero como estaban de buenos. Solo por eso ya les perdonaria todo.

Pregunte si tenëan alguno de fþtbol, porque soy muy bueno, pero solo tenëan de lucha y de plataforma.

- Eso te va a ti,¿ no?- me dijo Dani, palmeándome la espalda al sentarme y palpandome los brazos. Me fije en sus bëceps. Por mucho ejercicio que este haciendo, parece un crio a mi lado. Se puso sobre el reposabrazos del sillon, poque en cuanto yo me coloco siento, se tienen que correr y colocarse donde pueden. Ocupo casi el doble que uno de ellos.

- A mi me la que me va es la real, pero lo que es jugando...- y es la verdad. Me ganan dos de cada tres, siendo optimistas en mi mejor noche. Pero me lo pasaba en grande, y los tenia a todos para mi solito. Bromeabamos, charlabamos y nos tomamos unas cervezas, aunque se hicieron los remolones porque aun era un menor, vacilandome. Que ganas tenia ya de cumplir los 18, joder.

Para vengarme, a veces me siento alguno encima, y le hago cosquillas, o luchamos un poco en broma. Y yo aprovecho para sobarles. Hay ocasiones en las que me cuesta contenerme, como cuando les levanto la parte de arriba y me veo sus estomagos de fregadero, o al agarrarles de algun lado y notar su suave y calida piel.

Se les notaba algo cortados. Salvo a Santi. El tio me dejaba tocarle todo lo que quisiera. Hacëamos algunos pulsos. Competëamos a ver quien subia a un arbol antes o quien podia correr mas. Jugamos al fubol. Es bueno, pero no al nivel de los demas. Ahora que caigo, no sabeis quien es Santi. Es un colega del barrio, de 18 aïos, aunque pronto cumplira los 19. Acaba de empezar la universidad, aunque no estudia mucho. Por no decir nada. Es muy amigo de Marc, y prefiere salir con el que con nosotros, porque es un poco pijo. Y un creido. Pero esta como un queso, para que nos vamos a engaïar.

A parte de eso, hablamos de varias cosas, sobre todo de futbol. La mayoria son del Barcelona, y tenëamos en comþn el cansancio del Madrid, que se creen los amos, cuando lo que son es unos creidos de mierda. Carlos y Nacho son del Madrid, asi que los usabamos de ejemplo en las bromas.

Son unos tios estupendos, y al volver a casa, acompaïe a Bruno hasta la casa de Luis, porque se ha ido a vivir con sus tios, para estar mas cerca de la Uni.

A mi me mola Alex desde siempre, pero eso no quita para que Bruno me pusiera a tope. Es que no os haceis una idea de lo buenorro que esta este tio. Encima va siempre super arreglado, con colonia cara, pantalones y ropa de la buena y peianado a conciencia.

Mientras hablaba fantasee un poco con que pasarëa si le cogia y me lo tiraba. Seria muy facil, solo taparle la boquita con la mano y llevármelo a cualquier parte para darme el gustazo. Solo de pensar en su cuerpazo me ponëa a mil. Perdë el hilo de su conversaciñn, pero le gustaba oërse hablar, y con decirle que si o que no de tanto en tanto le bastaba. Lo que debia ser desnudarlo y besarle poco a poco. Echarle un polvo cara a cara, sujetandolo en alto, apoyando su espalada contra alguna pared y morreandole. Al ver la casa de Luis al fondo, me senti aliviado, porque me estaba poniendo malo.

Al llegar al portal, nos llamaron desde una ventana. Luis y el Robert estaban asomados, saludando. Me gritaron que donde estaba. Bruno les dijo que con ellos, abrazándome como si fuéramos novios. Que mas quisiera yo. Allá arriba se rieron y el Robert me dijo que esperar, que nos irëamos juntos a casa.

Al despedirme de Bruno, le di un beso en la mejilla, como hacia su primo. El olor de su colonia duro mientras mi amigo bajaba para irnos juntos.

Me acorde de unos juegos que me pidiñ, y le dije que cuando llegásemos, que subiera para prestárselos. Lo que no sabia es que tenëamos sorpresa.

Al entrar en mi casa, nos topamos con mis padres y el de Robert. Que susto, mierda. - Que Roberto, otra vez de marcha, ¿no?- Robert puso mala cara. Le jodia que le llamaran Roberto. - ¿No teneis nada que enseïar?- Me pregunto mi Padre. Las notas de Septiembre. Mierda, tocaba movida. - Otra vez suspendidos en mates y en fisica. Entre otras. Pues habrá que hacer algo, ¿no?- Nos dieron la brasa un buen rato. Echamos balones fuera, discutimos y nos quejamos de los profes. -Pues tu hermano esta en la universidad, Robeto. Seguro que si se lo pedis os da alguna clase- Joder que guapada. Alex de profe. Me empalme solo de pensarlo. - ¿No sera mucha molestia, Juan?- pregunto mi madre. ÿSeria hija de puta, lo iba a joder todo! - ÿQue va! Ademas, para eso le pagamos la carrera ¿no?- Eso, eso. Me estaba poniendo euforico, pero tenia que disimular. - Si yo lo digo por Alex. No vaya a empezar a suspender por ayudar a estos vagos- Yo también te quiero, Mama, pense. Pero ya estaba decidido. No se que opinñ Alex, pero lo que es Robert se cago en todo. Yo por mi parte estaba supercontento. Al dia siguiente quede con Alex en su casa para el jueves. Robert flipo, claro. Y me dijo si me habëa vuelto gilipollas.

Llegue a su casa. Robert me abrio la puerta y me dijo que Alex se estaba duchando y que enseguida acababa.

- Bueno, enseguida, eso es lo que dice el- se burlo- porque tarda mas en arreglarse que mi novia. Ni que fuera a quedar contigo.

- Ya- Me rei con el. Aunque en realidad tuve un empalme de aupa al oirlo.

- Entonces te quedaras a estudiar, ¿no?

- Que dices, yo me piro. Una mierda me voy a quedar con el capullo ese de maestro.

- Bueno, como quieras- Alex y yo solitos. Esto era cada vez mejor. Me espere un poco, charrando del ultimo partido del Atleti. Oi que salian del cuarto de baïo y se metian en otra puerta.

- Yo creo que ya estara, ¿no?- Robert se encogio de hombros.

- Tu mismo. Ve a ver- no hizo falta que me lo dijera dos veces.

Mientras subia los escalones de dos en dos, ya se me empalmaba con la mera idea de pillarlo cambiandose. Lo consegui a medias.

Al entrar me lo encontre con una camisa beig de cremallera abierta. Madre mia, estaba aun mejor de lo q me habëa imaginado. Que tipazo.

No se habëa subido del todo los pantalones, y los boxers negros lucian lo suyo sobre la piel clara de sus muslos, torneados de jugar al futbol.

Yo me hice el despistado, disculpándome, apartando la vista pero mirando de reojo. Alex, aunque un poco avergonzado, me dijo que no pasaba nada, y evitando mirarme se abrocho los pantalones y se dio la vuelta para coger las zapatillas de un armario. Lo capte por el rabillo del ojo y me gire inmediatamente, pero ya habëa vuelto a estar cara a mi y sentado en la cama se puso las Addidas.

Seguia esperando en el marco de la puerta, babeando por él con todo el disimulo que pude.

- Bueno, Fran, ya estoy listo- se levanto y me miro sonriendo, aun con la cremallera de la camisa abierta, dejando que viera un poco mas su estomago plano. Se aliso las perneras de los vaqueros, que se ceïëan perfectamente a su estupendo par de piernas y que por detrás resaltaban su durito trasero. La goma de los boxers asomba por encima del borde, como si me estuvieran vacilando-¿ Que tal estas?

Sin pretenderlo, al venir hacia mi, para que nos abrazaramos, los bordes de la camiseta se le hicieron completamente a los lados, y su esbelto y musculoso torso atrapo totalmente mi mirada y todos mis pensamientos. Lo que hubiera dado por poder lamer esa tableta de chocolate blanco.

Por suerte su hermano apareciñ en aquel momento, anunciando que se iba, gracias a lo cual me dio tiempo a quitar la cara de abobado. Dijo textualemte “yo me abro, hermanito. A Alex le molesta que le llame asi, pero en vez de vengarse llamandole Roberto todo el dia, lo deja correr. Es asi con todo el mundo. Un tio majisimo.

Se despidio de Robert con un simple gesto y me abrazo con una firmeza considerable. Le devolvi el abrazo con intereses y le bese en la mejilla, suave y poco mas morena que el resto de su fibrado cuerpazo. Alex también me beso en la mia, mucho mas bronceada, poniendose de puntillas mientras palmeaba mi espalda. Se acababa de duchar, y olia a limpio y a locion de afeitar. Sin darme cuenta habëa bajado las manos hasta sus estrechas caderas. Al bajar la vista hacia su estomago de fregadero, le acaricie las curradisimas abdominales con los pulgares, mientras se apartaba, dejando caer los brazos. Como las mangas de la camisa solo llegaban hasta poco mas debajo de los hombros, cambie mi atenciñn de sitio, y mis manos con ella.

- Me parece que Robert me ha engaïado- le habëa agarrado los brazos y apretaba sus bëceps- segþn el ya no haces tanto ejercicio, pero estos brazos no se consiguen asi comos asi.

- Ya te digo- reconocio, algo timido, pero encantado de que me fijara- Ese idiota miente mas que habla. Esto cuesta- los doblo para mi, apretando los puïos, marcando venas y musculos. “ÿsi seïor, asi se hace!” pense.

Por mucho que quisiera alargar el momento y disfrutar, tampoco podia pasarme, asë que silbe admirado y afloje. Pero al apartarse, deje que deslizara los brazos entre mis dedos solo hasta pasar el codo y volvë a sujetarle por los antebrazos, bronceados por el sol y desconcertadamente suaves. Fui a hablar, pero su atractivo rostro me distrajo y se me adelanto.

- Asi que se va - dijo mirando un momento la puerta- bueno- me guiïo un ojo- sin el estaremos mejor- Por un momento, un maravilloso momento, pense que se me estaba insinuando, y el corazñn se me puso a mil. Pero solo era un comentario inocente. En todo caso, inocente para lo que yo deseaba.

- ¿Estamos solos?- esperaba no sonar muy ansioso. Me dijo que si, que era todo suyo, otra vez en plan de coïa, dandome un golpecito con el hombro, riendo, sin saber que estaba jugando con fuego. Empezaba a temblar de puro deseo, y tuve que esforzarme de verdad por no tirarlo sobre su cama y empezar a follarmelo alli mismo. Porque no podia dejar de fijarme en su pecho firme y en sus abdominales perfectamente dibujadas, en el tacto sedoso de su piel bajo mis dedos; En el agradable olor de su cuerpo fresco. En el color claro de sus ojos, como estanques azules en su preciosa cara.

Pero no era solo su fësico. Aquel era un tio de verdad, un universitaria inteligente y madurito, un cojonudo jugador de futbol, con un cuerpazo de pelëcula. El hermano mayor de mi mejor amigo, que cuando jugaba con nosotros, se dejaba ganar aun cuando era el mejor futbolista del instituto. El tëpico adonis bonachon, tëmido e irresistible.

Por mucho que me jodiera, tuve que soltarle, dejando que se abrochara la cremallera de la camisa. Sin ese genial cuerpo a la vista, la cosa mejoraba un poco, pero no dejaba de pensar en que solo tenia que hacer como que jugaba con ella, bajarsela y aquel bombonazo seria mio.

Por mi parte yo me habëa puesto guapo. Pantalones largos y holgados, por lo que pudiera pasar, y una camiseta nueva. Con el pelo todo engominado.

Al sentarme, las mangas cortas se corrieron hacia lo alto, dejando todo el brazo al aire. Se que asë mis mþsculos se notan mogollñn, y hago todo lo que puedo para que aun luzcan mas. Esperaba que se fijara.

Por mucho que me empeïe, no puedo evitar fijarme en los tremendos brazos de Fran. Siempre que viene a estudiar a mi casa, trae ropa ceïida, aun cuando ya estamos en otoïo. Eso no le importa. Se pone por lo general ropa de bakala, pero para venir a verme se lo curra un poco mas, para ir como mas formal. Supongo que su madre le obliga. Pero como en casa no hace frio, se trae unos jerseis finos o sobrecamisas delgadas debajo de ropa mas abrigada que se quita nada mas llegar, de manera que todo lo que lleva cuando esta conmigo parece que se le pegue como una segunda piel.

Y asi comienza el espectáculo. Es que es un tio grandisimo. Su espalda, en forma de uve, parece capaz de reventar la ropa por arriba, para bajar un poco mas holgada hasta su cintura, que no es tan delgada como la mia o la de un gimnasta, sino mas grande, como un luchador, o uno de esos tiarrones que juegan al rugbi. En conjunto parece un puto muro de piedra.

Siempre que le traigo una lata de fanta o de red bull, la estruja en su manaza nada mas acabársela, hasta hacerla casi una pelota y dejarla al lado.

Mientras estudia, se pone muy mono cuando se concentra. Entonces parece lo que es, un chaval que se esfuerza por aprender. Dan ganas de animarle, pero intimida un poco. Al inclinarse sobre los libros, sus hombros parecen aun mas grandes de lo normal, tirando de la tela para arriba, dejando al aire el principio de la espalda morena. Apoyando los codos en la mesa, sus brazos, ya enormes por lo general, se ponen bestiales. Y cada vez que le froto o le doy unas palmaditas de animo, solo noto puro mþsculo, y eso me corta un poco.

Asi que al principio, siempre dudaba, aun cuando por instinto cada dos por tres acaba por hacerlo. La mayoria de veces me apartaba algo azorado. Sin embargo, el no parecëa darse cuenta, y al final comprendë que era una tonterëa mia, y pude comportarme con el como con cualquier otro colega. Es algo de lo mas natural.

Cuando acabñ el problema de derivadas, me puse detrás de el, apoyando las manos en sus anchos hombros.

- Si me sale bien, me podrias dar algun masaje, ¿eh?- dijo sonriendo, cogiendome la mano. Fran tiene siempre un aire de vacilon perdonavidas, pero conmigo se porta bastante bien. Era una pena que volviera a estar equivocado.

- Lo siento tio, pero esto sigue sin salirte- respondi. Hice un amago de soltar la mano, pero la retuvo entre sus dedos.

- ¿En serio?- miro las cuentas, y luego otra vez a mi- joder, que asco- se mordio el labio, pensando. Entretanto yo logre que me soltase.

- Tranquilo, intentalo otra vez

- Ya estoy cansado- se hizo para el lado en la silla giratoria por sorpresa, me cogio de la correa del pantalñn y me sentñ sobre sus piernas sin que pudiera evitarlo. No me paso por alto que bastara uno solo de sus muslos para acomodarme sin problemas, apenas resentido por mi peso. Volvio a encararse a la mesa, apretándome contra si, impidiéndome escapar- Venga, porfa. Hazmelo esta vez, explëcame como se hace- hizo un mohin- ya estoy hasta los huevos de las derivadas- aunque me lo pidiera por las buenas, ya me habëa quedado claro que no tenia otra opciñn.

- Bueno, vale- refunfuïe, y comencé con las operaciones, con su cabeza mirando sobre mi hombro. De tan cerca, su mejilla se froto varias veces con mi cara, poniéndome algo nervioso. Su brazo izquierdo me rodeaba la cintura, y el derecho estaba apoyado a mi lado, marcando al máximo la ajustada tela. No entendëa como no rompëa la ropa en uno de sus movimientos.

Trate de centrarme en el problema, dejando pasar que su mano me frotara de tanto en tanto sobre la tela del polo y que sus musculosos muslos se movieran debajo de mi, para que no se le durmieran.

Para mi era una derivada muy fácil, pero me esforcé porque pudiera entenderla, yendo despacio. Poco a poco, parecëa que lo captaba, y su cara fue iluminándose hasta que por fin lo comprendiñ.

- Claro, tio, que fácil, joder- se rio, mirándome, y me dio un beso en la mejilla. Me apure un poco, pero no pareciñ que le diera importancia y comenzñ a desarrollar la siguiente, con un subidon de moral.

Los primero dias de estudiar con Alex, hasta que me acostumbre un poco, fueron una tortura. Por un lado, yo no hacia mas que lucirme todo lo posible, y sobarlo tan pronto se me presentaba la ocasiñn. No podëa evitarlo. Cada vez me gustaba mas. El no hacia ni caso, claro, y trataba de ayudarme con los deberes lo mejor que sabia. A la larga lograba lo que a mis padres les parecëa un milagro, que empollara y comenzara a aprobar alguna mas que gimnasia, aunque no iba lo bien que podrëa. Me costaba concentrarme, y cuando por fin lo conseguëa, Alex se animaba y me felicitaba frotando mi espalda; o se inclinaba para solucionarme alguna duda apoyando la mano en mis bëceps. Y por muy enfrascado que estuviera, cada vez que me ponëa sus manitas encima me olvidaba de todo y solo pensaba en lo bueno que estaba. Joder, me excitaba una barbaridad.

Bueno, mas de lo normal, porque desde que entraba en su casa mantenëa un subidon en todo momento que luchaba por contener. Y es que siempre va alucinantemente guapo.

Toda su ropa es de marca, y se viste como si fuera a desfilar por alguna pasarela. Además, se ponga lo que se ponga, le sienta de puta madre.

Los vaqueros le marcan un culo increëble; las camisetas y las sobrecamisas le dan aire de guapeton americano; los polos y las camisetas hacen que parezca uno de esos universitarios pijos, con un morbo que lo flipas; los pantalones de correa fija, me recuerdan siempre lo pequeïa y manejable que es su cintura, aparte de que me encanta el ruido que hacen cuando le paso las manos por ellos en cuanto lo pillo despistado. Y en cuánto a los polos y los jerseis, le envuelven su estupendo torso disimulando lo buenorro que esta a sus 21 aïos de deportista, haciéndole parecer madurito y responsable, tentándome con sus misterios.

Y encima, supersimpatico, con su dulce carita de niïo bueno, con la piel clarita, el cabello castaïo y sedoso, peinado a los lados, el flequillo rebelde sobre la frente. Se lo aparto muchas veces, y el me mira sonriendo con sus ojazos azules. Creo que de todo, eso es lo que mas me gusta. Porque no solo parece un niïo bueno; yo se que lo es de verdad.

Y que yo en cambio soy un niïo malo.

No entiendo bien que paso este aïo, pero mis amigos y yo empezamos a salir cada vez mas con los amigos de mi hermano. También es que hay casualidades que se las traen. Bruno y su primo Luis coinciden varias veces. Nacho, el primo de Dani, se nos junta cada dos por tres. Y encima, a finales de Octubre, cuando sus padres se mudaron a una nueva urbanizaciñn, Dani y Bruno se fueron a casa de sus primos, porque no querian irse de Alicante. Y ninguno de los dos tiene dinero para alquilarse un piso ni de broma. No son como nosotros, que tenemos pasta. Asi, al vivir al lado, podiamos vernos mas a menudo. Pero claro, también lo hacen los demas.

Jaime y Dani no son los que peor lo pasan. Los dos son bajitos, y al lado de los gigantones amigotes de Robert, aun parecian mas menudos. Claro que a mi me pasaba otro tanto. Al ser el mas alto de mis colegas, después de Marc, me resultaba muy extraïo cuando Nacho, luis o Fran se juntaban conmigo, y tenia que mirar para arriba.

Y para terminar de arreglarlo, aquellos bakalas cada vez se cortaban menos con nosotros. Son muy cariïosos, y nos manoseaban con descaro.

A Santi no le importa. Pero es que el esta un poco loco, aparte claro de que es un creido. Se cree el tio mas bueno de Alicante. Mas de una vez me ha tocado el papelon de abrirle la camisa en alguna discoteca, con todo el mundo mirando y riendose. Y en los partidos ya ni te cuento. Vale, reconozco que esta muy bien, que tiene un cuerpo casi tan musculoso como yo. Pero no es normal que presuma tanto. Hasta Marc y Bruno parecen modestos a su lado. Aunque suele ir como informal, al muy cabron le sienta bien lo primero que se pone. Y al ser un poquito mas alto que yo, se porta como si mandara.

De todas formas, no es que eso de sobarnos fuera algo raro. Tratan a todo el mundo que conocen igual, incluso entre ellos.

Se lo comente varias veces. Primero al gilipollas de mi hermano, que me contesto que como me arreglaba tanto, a lo mejor es que les ponia. Luego a Fran. El se sorprendiñ, ya que no se habëa percatado. Me explico que en el gimnasio aquello era lo mas normal, y que al hacer taecwondo de ese, para ellos cogerse no suponëa nada raro.

La verdad es que no habëa caëdo en eso. Era como en un partido de futbol o en los entrenamientos. Se lo explique a mis amigos, y ya no le dimos mas importancia. Aunque no quitara para que siguiera molestando un poco que en cuanto te descuidas ya estén abrazándote o dándote palmaditas. Y eso cuando no te cogen y te levantan sin mas.

Salir de marcha con Alex y su panda era fenomenal. Son unos tios supermajos, ademas de tener un polvo que lo filpas.

Creo que ya os contaran otro dia como nos lo pasabamos. Yo os dire lo que hicimos cuando fuimos a verles jugar un partido de futbol 7.

Estabamos todos, disfrutando del partido y gritando para animarles. Carlos, Luis, Nacho y yo, junto a varios amigos suyos y de los demas jugadores. Robert, como siempre, no habëa ido a ver jugar a su hermano. Yo no lo entiendo. Desde pequeïo le tenia envidia por tener a Alex, el tio mas enrollado del mundo, como hermano mayor. Yo solo tengo hermanas, y mis padres las tienen supermimadas.

Como nuestras madres son amigas de cuando iban al colegio de monjas, desde siempre me he juntado con ellos. Mis primos mayores pasaban de mi, de aguantar a un mocoso. En cambio a Alex nunca le ha importado pasar un rato con nosotros.

Jugábamos al fþtbol, deporte en el que ya sabeis que es un puto Ckack, y a luchar. El siempre acababa ganando, claro. Me molaba cuando se ponëa a hacer pesar y dejaba que le palpara los musculos, para que viera lo duro que estaban. Robert y yo nos apuntamos al gimnasio desde pequeïos para ser como el. No se pñrque se llevan ahora tan mal los dos.

Yo solo le he podido devolver un favor una vez, cuando cumplë los quince y me di cuenta de que le podëa. Las peleas se habëan ido volviendo cada vez mas reïidas, y yo no paraba de crecer. Por fin, un dëa logre inmovilizarlo completamente. Recuerdo lo guapo que estaba, con el pelo revuelto, pegado en mechones sobre la frente. Bueno, no es que fuera la primera vez que ganaba en el sentido estricto de la palabra. Todos sabeis que siempre hay golpes de suerte.

Pero también que en general, uno es mas fuerte que otro, y los dos lo sabemos. Pues aquella vez fue cuando entendë que se habëan vuelto las tornas. Pero no solo eso. Alex es un tio deportista superdecidido, asë que a base de esfuerzos me habëa aguantado el tipo aun cuando yo ya era claramente el mas fuerte. Pero aquella vez fue como cuando éramos pequeïos, solo que al revés. No me costaba casi nada mantenerlo atrapado, como si fuera un crio. Afloje, simulando que me descuidaba y volviñ a la carga. Le di ventaja, pero no cambio nada. En cuanto quise, fue super facil volver a ganarle. Todo su esfuerzo y sus trucos no le servëan contra mi. Me habëa vuelto mucho mas fuerte de lo que pensaba. El empezo a percatarse, y se revolviñ con mas insistencia, algo asustado y un poco enfado.

Alex, mi idolo, no se merecëa eso, y en una de sus llaves deje que se soltara, disimulando lo mejor que pude, y dejando que me agarrara en otra. Yo sabia que podëa soltarme si querëa con facilidad, pero hice cuento y acabe rindiéndome. Se levanto exultante, acalorado como nunca. Se aparto el flequillo castaïo de la cara y me ayudo a ponerme de pie. Nos abrazamos y le felicite. Verlo tan contento valiñ la pena.

Pero habëa captado el mensaje, y ya no habëamos vuelto a tener un combate mas que en plan de broma.

Cuando ganaron el partido, se fueron a las duchas, y nos acercamos para felicitarles.

Nacho le palmeo la espalda con fuerza a Jaime, felicitandole.

- Sois los mejores, joder. Que pena que seais del Barça.

- Pues por eso somos los mejores- se chulearon Alex y Marc, yendo hacia el vestuario.

Les esperamos fuera, jugando con el nuevo movil de Luis, probando los tonos.

- Oye- dijo Nacho - podriamos jugar el viernes un partido todos juntos.

- joder que buena idea- Carlos me cogiñ de la nuca y se inclino a hablarme al oëdo- seguro que Alex y los demas se apuntan a un partido.

- Pues yo no lo tengo tan claro- trate de soltarle la mano, pero Carlos fingiñ no percatarse y mantuvo su manaza sobre mi cuello. De tanto en tanto, le gusta hacerse notar. Esta superfuerte, y no queda otra que seguirle el juego, asi que desisti y volvi la cabeza para mirarle - Piensa que estando con los mayores tendrán cosas mas importantes que hacer que venir a jugar un partidito con unos maïacos, como dicen otros.

- Pero si les mola esta con nosotros- Volviñ a inclinar la cabeza para susurrarme aun mas bajo- en el fondo se sienten mas seguros a nuestro lado. Saben que si alguien se mete con ellos, cualquiera de nosotros les puede arrear un buen par de ostias bien dadas- Ahora tenia los labios pegados a mi oëdo- y eso sin contar con que con lo buenorros que están, harëamos por ellos cualquier cosa ¿a que si?

Su sinceridad me sobresalto, cogiendome desprevenido ¿Es que se habëa dado cuenta? ¿Cñmo? Note un escalofrio por toda la columna. Nos apartamos un poco, para hablar en voz baja.

- ¿ A que viene eso, Carlos?- pregunte muy nervioso.

- Joder,¿Pues a que va a ser? A que Marc y sus amigos te ponen mogollon- Intente negarlo pero el se me adelanto y me dio un apretñn al paquete, que aun estaba duro desde el partido, porque no paraba de acordarme de lo buenos que iban de uniforme. Me aparte apurado, y el me sonrio guiïandome el ojo- ¿ Que, me equivoco? ¿O aun estas pensando en el numerito del segundo gol?

Pues no, pero al recordarmelo, se me puso aun mas dura. Alex se habia quitado la camiseta, y lo habëa celebrado a lo grande, pegándose una tremenda sobada con Bruno y con Santi, que aunque no os he hablado mucho de el, no esta mal, y tiene las manos largas cuando juega. Besito va palmadita viene. Reconozco que me da una envidia...

- Que no, tio, que no. Que yo no soy gay.

- Ya, seguro que si- se mofo- Tranquilo tio, que puedes confiar en mi.

- ¿Y eso porque?- casi me mordi la lengua. Pero sere gilipollas. Se lo acaba de confirmar.

- Pues porque a mi también me la ponen durisima- respondio como si nada. Eso si que me dejo a cuadros. Aunque también explicaba muchas cosas, ahora que lo pensaba.

En aquel preciso momento, Bruno y Dani salieron de los vestidores. Pasaron riendo a nuestro lado. Si supieran de lo que estabamos hablando... Olian de maravilla. Los dos se habian puesto de la colonia de Bruno, y Carlos y yo les revolvimos el pelo suelto y sedoso de sus cabezas, dejandolo deslizarse entre nuestros dedos. Se quedaron algo cortados, y Dani, que es mas blanquito, se ruborizo incluso un poco. Madre mia, pero que polvo tenian esos dos.

Recularon. Pero solo para toparse detrás con Nacho y Luis, que abrazaron a sus primos respectivos.

- Estábamos pensando en que podrëamos jugar el viernes un partido todos juntos. Estaria guapo, ¿no Dani?- Nacho le acaricio el estomago sobre la camiseta.

- No se, tenemos cosas que hacer- Mire a Carlos como diciendo “ ya te lo decia yo”.

- Venga tios, enrollaos- este era Luis, agachándose para besar a Bruno en la mejilla.

- Venga, hombre, que les harëa mucha ilusiñn- Marc habia salido no se de donde, acudiendo en nuestra ayuda. Sus primos, Jaime y Alex, acababan de llegar, y parecëan poco dispuestos, asë que les dedico su mejor sonrisa- va, por favor, si no lo pasaremos de muerte.

- ¿Qué pasa, de que hablais?- pregunto Santi. Nacho se lo explico y le encanto la idea- Eso estaria guapo. A ver de que sois capaces.

- No se... el viernes teniamos que ir a estudiar a la biblioteca.

- Pues iremos otro dia, ya ves tu. Venga, va, que ya vereis como nos lo vamos a pasar de puta madre dando una leccion a los Swatseneger estos- Ya estaba hecho. Con esa carita tan guapa, sumada a la sonrisa de angel de Marc, era casi imposible decirles que no a nada. Se acerco mas a Jaime y le froto el brazo, hundiendo su resistencia. Alex dijo que bueno, que le daba igual. Bruno y mi primo volvieron a negarse, pero sin tanta energëa, y siguieron insistiendo todos juntos hasta que lograron que cedieran al final.

Yo me puse muy nervioso. No entendëa como Nacho o Luis podëan jugar al fþtbol con unos tëos tan buenos. Yo me temëa que tendrëa un empalme total todo el partido.

El viernes a las ocho llegamos a casa del Robert él, yo y Alex. Entramos y subimos directos a su habitaciñn donde hacen gimnasia con un juego de pesas.

Venëamos del partido. Al final la cosa no habëa ido tan mal. Por lo menos en lo que al tema de Alex se referëa.

Los tios tenëan un polvazo vestidos de uniforme alucënante. Y al comenzar la cosa estuvo mal, porque no paraban de rozarse contra nosotros, y me costo que no se me notara demasiado lo cachondo que me ponian. Pero cuando los muy cabrones empezaron a meternos un gol tras otro, se me paso el calenton de golpe y fui a por todas en el partido. Pero no sirviñ de mucho.

Eran una puta maquina en el campo. Pensaba que al ser mucho mas grandes que ellos, nos darëa alguna ventaja. Y lo peor es que es verdad. Si no llegamos a ser tan altos nos hubieran metido una goleada de escándalo. Una aun mas grande, se entiende.

El Robert por una vez caminaba al lado de su hermano todo orgulloso. Claro. Se habëa pasado al otro equipo con la excusa de que éramos más que ellos, porque a þltima hora Carlos trajo a Nano y Toni, unos colegas del gimnasio de los que no os he hablado y a ellos les fallo Santi.

Desde luego, Robert habëa sido un paquete. Es el que peor juega, y fue un alivio no tenerlo con nosotros. Les estorbo mas que ayudo. Y asë y todo nos habëan dado un palizon.

Luis y Nacho dicen que cuando juegan ellos solos con sus primos, la cosa no es tan bestia. Pero era de esperar. No me canso de repetirlo. Alex es el puto amo con el balon en el césped.

Es una pasada y un lujo jugar con el. Cada vez que marca, monta un numerito, con abrazos y besos y todo eso, lo que esta muy bien. Me molan sus gestos de victoria.

Todo esto no quita para que estuviera mas quemado que un guiri en Benidorm. Pero que hijos de puta. Como habian abusado. Vi que alex se sacaba la camisa e iba hacia las pesas.

- ¿Vas a levantar ahora?- le pregunte sorprendido.

- Pues claro. Todos los dias, ya lo sabes.

- Asi estas tan cuadrado- le dije sin pensar.

- Ya ves, Alex, hasta el Fran reconoce que esta hecho todo un campeñn- ahora era Alex, y no su “hermanito”.

- Calla, ya, pelota- pero estaba exultante. Claro. Después de cascarnos ocho golazos cualquiera. Si. El solo. Ya lo se, pero la culpa no es solo mia. El portero es malisimo, os lo juro.

- Bueno, Fran, dime que te parece- dijo el lameculos de Robert en cuanto Alex empezñ con la pesas.

Pues que me iba a parecer. Estaba solo con los pantalones cortos de futbol, mas guapo que nunca. Llevaba el pelo suelto, después de haber estado todo el partido con una tira para apartarselo de la cara.

En mi cuarto tengo la revista del reportaje de los vaqueros Pepe Jins, donde Fernadito Torres se luce que te cagas. En una de las fotos, coge unas pesas, y se le nota todo. Pues tal cual, solo que aun mas bueno. A Alex se le marcaban las venas y los musculos, subiendo y bajando con aire de entendido. Respiraba poco a poco, controlando y recreandose, mirando como se le hinchaban los brazos.

Robert le palpo los brazos, y me animo a probarlo. No espere a que me lo repitiera, y cada uno pusimos la mano sobre uno de los brazos, admirando mientras bombeaba. Era increëble la cantidad de musculos diferentes que se movëan y flexionaban en sus brazos. También el estomago se contraëa a cada subida y bajada.

Por su tipazo superfibrado, tenia una pinta de tiarron deportista que en cualquier otra ocasiñn me hubiera puesto super cachondo. Tal vez me habrian excitado tanto que les hubiera echado un polvo a los dos, en plan trio con hermanos. Pero como estaba muy quemado del partido, pude mantener la mente clara.

Le pregunte que era lo que levantaba. Alex y Robert le pusieron un par de pesas mas a la barra. Era bastante fuerte, la verdad. Mas de lo que yo me esperaba.

- Esto debe de pesar, ¿no?- dije ojeandolas, esperando a que hiciera una nueva ronda con el sobrepeso.

- Un poco, si- respondio, con la voz cortada por el esfuerzo fisico.

Dejo la barra para descansar, pasandose la mano por la frente, perlada de sudor. Y entonces, cuando iba a volver a empezar, me adelante y le cogi las pesas con una sola mano, levantandolas como si nada. Pufff. Aquello fue un vacile total. Alex se quedo flipado, totalmente fuera de juego. Repetë sus ejercicios, pero solo con la derecha, que me bastaba. Y aunque al final ya empezaba a resentirme, lo disimule.

- No esta mal, no- dije con tono de indiferencia- , pero ¿no tenéis nada mejor por aquë?

Se habian quedado mudos, impresionados de verdad. Robert era uno de mis compaïeros de gimnasio (las veces que se dignaba aparecer) y me habëa visto hacer fantasmadas parecidas. Pero asi y todo esto lo habëa cogido por sorpresa.

- Joder, Fran pero que cabron eres- murmuro entre risitas. Alex en cambio seguia incapaz de hablar- Puedes probar a poner las pesas en las manuales.

En un momento lo hice, mucho más cñmodo. Pero seguia alzando el mismo peso con la mano, que conste. Y asi aun podia mas incluso.

Esta vez fui yo el que les invite a palparme los bëceps por el morbo de los mþsculos, que se me notaban mogollon. Aunque en plan distinto de los de Alex. El Robert se apunto en seguida, aunque yo solo le prestaba atenciñn a su hermano mayor, que seguëa como aturdido. Al final, con renuencia y timidez, se apunto, incitado por el traidorzuelo de su hermano. No, si al final Fran iba a tener razñn en que Robert era un vendido. Nada mas acabar la segunda ronda, Alex murmuro cortado que tenia que ducharse, y se despidiñ con unas palmadas en mi hombro.

Robert se espero hasta que su hermano empezñ a ducharse para reërse y darme una palmada en la espalda.

- Joder, Fran, como te has pasado. Le has dejado al pobre chafado. Pero bueno. Se lo merece por chulito.

- Robert, de verdad. Eres lo peor, tio.

- Pasas demasiado tiempo con mi hermano- gruïo- empiezas a hablar como el.

Me costo un poco superar el numerito de Fran con mis pesas. En tres dias no me senti con animo ni de tocarlas, hasta que pude olvidarme mas o menos y seguir con mis ejercicios. Pero en fin, asi es la vida. De pequeïo él me preguntaba cuanto me median mis musculos, y ahora era yo el que tenia curiosidad por conocer el diámetro de aquel par de portentos.

Dejando eso de lado, estaba muy contento con Fran. Curraba lo suyo y sus notas habëan mejorado bastante. Por fin sus padres habian tenido excusa para regalarle una moto nueva por su cumpleaïos. Robert en cambio pasaba de mi, como yo ya les habëa advertido a mis padres. De todas formas, ya se habëan hecho a la idea de que no iban a tener tanta suerte con un hijo dos veces. Ya les digo que se centren mas en los gemelos, para evitar que salgan como su hermano.

Fran cumplio 18 aïos a finales de primavera, solo tres dias antes de las fiestas del pueblo de mi primo Jaime, que nos habëa invitado a todos.

Marc, robert, Dani y yo vinimos en mi coche a casa de Jaime.

Un rato después vinieron los demas en el coche de Carlos, que después de todo es el unico que sabe conducir.

Bruno y Luis se apuntaron a þltima hora. Bruno, como siempre, iba muy arreglado, el tipico metrosexual, pero sin pasarse, claro. Colonia cara, ropa de marca (la mayorai se la habia comprado este aïo con la ayuda de Luis), un tipazo de gimnasio que se ocupaba de lucir y peinado guapo, muy engominado para sostener el flequillo. Y eso que venia a las fiestas.

El pueblo de Jaime es moderadamente grande. Alrededor hay otros pueblos mas pequeïos, de donde vienen a participar en las fiestas, sobretodo a partir de las once de la noche, que es cuando la cosa se empieza a animar de verdad. Allá a las doce y media sueltan el toro para que corra hasta la plaza, en una especie de mini- encierro.

En la plaza central del pueblo, con barreras en todas las calles para dejarle encerrado, el toro empieza a dar vueltas y vueltas, mientras los tios salen a correr y a llamarle para que les persiga. Hay que tenerlos cuadrados o estar un poco loco, pero esa es la gracia.

Lo que mas sorprendiñ a nuestros colegas bakalillas fue la pinta de los chavales de los pueblos. Esos tios parece que vayan al gimnasio en manada, y se ocupan de que se note. Con todo, la mayorëa se conforman con estar en forma, mas o menos como Bruno o como yo, en plan fibrado. Los cachas de gimnasio que habëan por allë debëan venir también de Alicante o Elche, como nosotros. Pero ninguno estaba tan cuadrado como Carlos ni era tan alto como Fran. Eso me hacia sentirme un poco mas seguro de alguna manera.

Llego la hora y soltaron los toros. El jaleo fue monumental, un griterëo tremendo, ambientado con mþsica de fiesta, desde los triunfitos de este aïo hasta lo ultimo de Shakira y Alejandro Sanz.

Yo como siempre, no corria, mi hermano tampoco (ÿque coïo va a correr ese, con lo miedoso que es en el fondo!) Pero mis primos Jaime y Marc si que le echan huevos, y Dani y Bruno con ellos. Y la mayoria de los tios del pueblo. O Carlos, pero a ese, con lo cuadrado que esta, solo se le distingue del toro en que va a dos patas.

Y eso les jodia una barbaridad a los bakalillas fantasmones de mi hermano y sus amigos.Y mas cuando Fran, después de que se burlaran de ellos desde fuera, se quitara la camiseta y les acompaïara afuera. Yo estaba seguro de que el si que saldrëa, aunque reconozco que tenia mis dudas. Porque un toro impresiona a la primera.

Fran encajaba a la perfecciñn entre aquellos macarras de pueblo, tocando al toro y apartándose, llamandolo para luego esquivárlo. Como tiene las piernas fuertes, salta y corre con decisiñn, y tuvo varias ovaciones. Espoleado, se fue haciendo cada vez mas atrevido y temerario, en una competiciñn con Jaime, Carlos y algunos chicos del pueblo.

Robert y Luis se ponëan malos con mirarlos, asustados de que les pasara algo. Les llame nenazas, y me escabullë cuando trataron de vengarse. Sali fuera yo también. No era para tanto. Siempre que estés a una distancia prudencial. Desde alli me burle aun mas.

Entretanto Fran, mi primo y Carlos se las apaïaban para volver loco al pobre toro, apartándose en el ultimo minuto de su carrera, imitando a unos rejoneadores que habëan venido, o llegando a tocarle en el cuerno acercándose de cara para que tratara de perseguirlos. O distrayéndole cuando estaba a punto de coger a alguien. Lo dicho, todo unos tios con los huevos cuadrados.

Al encerrar al primer toro, se atrevieron a a salir a la plaza y juntarnos. Felicitamos a los mas valientes, el trëo de toreros. Fran me dijo que se sentëa como el cachas de Gladiator, y todos nos echamos a reër. Pero la verdad es que me dejo impresionado otra vez. No sabia que fuera tan valiente. Una cosa es acercarse y otra hacer lo que Fran hacia.

Con el segundo toro, fue mas de lo mismo, solo que ya le iba pillando el truco. Esquivaba y saltaba, casi con naturalidad. Estaba echo todo un atleta. Y sin camiseta, para lucirse. La gente lo animaba. Yo mismo le vitoree el que más. Carlos y Jaime se picaron, tratando de estar a su altura. hasta la pandilla de rejoneadores tuvieron que reconocer que eran los mejores. Sobretodo Fran, que estaba que se salia.

Uno de ellos, un chaval guapo y con buen cuerpo, intento alcanzarle. Pero se paso, y estuvo en un tris de acabar mal. Menos mal que Fran y Calos le pudieron salvar en el ultimo momento, levantandole y tirándoselo el uno al otro por encima del toro, como un balon. Aquello fue ya demasiado. El tio aquel les dio las gracias, apabullado por la tremenda leccion de fueza. Mas de uno les pidio que lo repitieran. Unos se ofrecieron voluntarios, a otros los cogieron por sorpresa. Todo el mundo se reia e intentaba tocarles los musculos. Nacho y Luis aprovecharon para resarcirse un poco, participando. Todo el mundo flipaba con la fuerza y el tamaïo de mis amigos, que se hartaron de exibirse.

Por su parte, Robert se metiñ en una pelea. Liarse a ostias en un pueblo que no es el tuyo. Es la clase de gilipollez que solo se le puede ocurrir al fantasma de mi hermano, cabreado como estaba por ser un miedoso. Tuvo la suerte de que sus colegas y yo fuéramos a ayudarle. Eso le salvo de una buena. También ayudo que aquella pandilla no eran del pueblo de Jaime, sino que también venëan de fuera.

Eran mas que nosotros, con pinta de macarra y cuadrados, la mayorëa tan altos como yo o mas. Pero Fran y los demás, sobretodo Carlos, también tienen lo suyo. Eran mas grandes e intimidaban bastante. Asë que después de unas cuantas tortas y empujones, la cosa no fue a mas. Hasta alguno se hizo amigo y se fueron a tomar algo por ahë.

Nos lo pasámos de puta madre toda la noche. Al dia siguiente nos levantamos a las tantas, y repetimos. Pero cuando encerraron al segundo toro, yo estaba cansado, porque habia dormido muy poco y mal, y me fui a acostar mientras los demás seguëan de marcha. Fran se vino conmigo.

La casa de Jaime es la tëpica casa de pueblo, enorme y llena de habitaciones y pisos. Sus padres nos habëan preparado una en el segundo. Les dimos las gracias y nos preparamos para acostarnos. Habëa unas tres o cuatro camas grandes de matrimonio, un cuarto de baïo al fondo y poco mas. Era la habitaciñn que usaban en fiestas para parientes y amigos.

Como hacia calor esa noche, nos fuimos a darnos una ducha rápida y nos cambiamos. Yo me puse unos pantalones cortos de pijama, sin camiseta. Fran se puso unos calzoncillos blancos de calvin clein y una camiseta de tirantes, blanca también. Como habëan decidido venirse un poco a lo loco, no se habëa traëdo nada mas que unas mudas de ropa interior.

Note un hormigueo al mirarle. El color blanco de la tela resaltaba su cuerpazo musculoso de gimnasio, con su ancho pecho y los enormes brazos. Se dio la vuelta para dejar las zapatillas en un armarito. Por detrás, los calzones le marcaban un culo envidiable y la camiseta cubrëa con deficiencias su espalda de armario.

Aun me acordaba de la exhibiciñn con la pesas del otro dëa. Yo sabia que era mas fuerte que yo desde que cumpliñ los dieciséis, pero lo que no podëa imaginar era que lo fuese tanto. Que pudiera con todo lo que yo conseguëa levanta

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