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(Diversiñn en las duchas de la) Piscina

by Rewind


Aquel dëa andaba especialmente caliente. Todo habëa comenzado cuando en la universidad, cuando aprovechando uno de los descansos entre clase y clase, fui al baïo a mear. Cuando ya estaba sacudiéndome las þltimas gotas, se puso a mi lado uno de los tëos más sexys que he visto en mi vida. El sujeto en cuestiñn se llama Xabi, 1'80, morenazo de piel y pelo, cachitas y morboso a más no poder. Ibamos juntos a clase y aunque ambos sabëamos de nuestras respectivas homosexualidades, nunca habëamos hablado.

Él empezñ a mear y yo, dejándome llevar por mi instinto, fingë que seguëa meando... aunque él enseguida captñ que todo era un teatro. Asë que simplemente empecé a acariciármela y a mirarlo fijamente a los ojos. Aquello, se me antojaba más sexy aþn que forzar mi mirada para intentar ver su polla.

Normalmente yo no estoy tan salido, pero llevaba varias semanas sin follar con nadie y aquel tëo, Xabi, estaba tremendo. Conforme más sostenëa su mirada, más me empalmaba y al final acabé frotándomela con tanta fuerza y la situaciñn era tan morbosa, que me hice una paja en toda regla, disimulando ante los diferentes alumnos que iban entrando. Entonces Xabi también empezñ a masturbarse, pero de pronto, Aritz, un amigo suyo entrñ al baïo y le avisñ de que estaban esperándole para ir a la sala de fotocopias. Rapidamente Xabi se guardñ su polla y sin quitarme el ojo de encima, se marchñ.

Joder, seguë masturbándome pero no fue lo mismo y al final, ni siquiera me corrë. Pasé el resto de la maïana lanzándome miraditas con Xabi y al siguiente descanso pretendë escaparme otra vez al urinario, pero una compaïera mëa acabñ liándome para que fueramos a la cafeterëa. La þltima clase de la maïana me trajo una desagradable sorpresa: Xabi se habëa ido ya a casa.

Apenas comë nada aquel dëa. Estaba tan caliente... que decidë irme a la piscina de la universidad, en la que siempre encuentro algþn tëo bueno que me anima la vista y acabo empalmado y haciéndome una paja en las duchas. Estuve más o menos tres horas nadando y ya casi cuando me disponëa a marcharme, apareciñ un tëo increëble: tendrëa 19 aïos, era castaïo claro, cara angelical, 1'75 y un cuerpecito entre delgado y fibrado que me volvëa loco. Además, nadaba con un baïador negro apretadito. Estuve mirándolo como hacëa largo tras largo, mientras yo, disimulaba quieto en una esquina de la piscina, sobándome el paquete. Quise hacerme una paja, porque casi no habëa gente nadando... pero al final desistë porque el socorrista creo que sospechaba algo y yo pasaba de movidas.

Tras una hora en la que intercalé varios largos con ratos de descanso y de observar al chaval, me marché a las duchas... Las instalaciones son viejas, pero no están del todo mal. Era la þltima hora de la tarde y no habëa nadie. Me desnudé, me puse las chanclas y me dirigë a las duchas, que estaban separadas por biombos amarillos... conforme iba enjabonándome, descubrë, sin asombro, que me habëa empalmado.

Alguien entro a la ducha de al lado, pero yo no presté atenciñn... simplemente seguë enjabonándome. En un momento de despiste, le pegué una patada involuntaria al gel, que estaba en el suelo y saliñ disparado fuera de mi cabina. ÿVaya hombre! No me atrevëa a salir por miedo a que el chico que estuviera a mi lado viera mi polla tiesa... que la verdad no suele pasar inadvertida porque es realmente gorda y, erecta mide 21 centëmetros.

-¿Ésto es tuyo?

Sin darme tiempo a reaccionar, el chico atlético de la piscina habëa cogido mi gel y me lo ofrecëa en aquel momento. Nuestras miradas se cruzaron y yo no pude decir nada, ni siquiera un "së". Cogë el bote de gel y lo dejé en el suelo... Y cuando levanté mi vista, él aþn seguëa allë... mirando mi polla.

-ÿJoder! -exclamñ.

-¿Joder?

-Tienes una buena polla, tëo.

Yo me sentë avergonzado por un momento... Lo miré a él de arriba a abajo, enjabonado y no pude disimular mi sorpresa, al ver que su polla también empezaba a ponerse bien dura. Yo mido 1'86, soy castaïo oscuro, con un cuerpo bastante machacado a base de todos los deportes que he practicado en mi infancia y gracias en parte a mis genes vascos.

-La tuya tampoco está nada mal -le dije, mirándosela sin disimulo.

Entonces algo hizo clic y él se me tiñ en mi cabina. Su cuerpo era aþn más sexy de cerca: duro como la piedra. Por un par de segundos nos quedamos mirándonos, piel con piel, sintiendo como nuestras pollas chocaban... hasta que nos besamos. Suavemente durante los cinco primeros segundos y con ansia y pasiñn después. Joder, le metë la lengua hasta el esñfago.

Entonces empezamos a tocarnos, a restregarnos el uno con el otro, bajo el caliente chorro de agua... aquello era increëblemente excitante. De pronto se oyeron pasos y los dos contuvimos el aliento. Una ducha se puso en marcha, justo en la cabina de al lado (la de mi ligue no, la del otro lado). Joder, nos podëa pillar, y al principio me cortñ un poco el rollo, pero el chavalito, parecëa estar aþn más excitado... asë que siguiñ besándome y sobándome por un minuto y luego, cogiendo un chorro de gel, se lo huntñ en el orificio anal y en mi polla.

-¿Quieres que...? -susurré, pero él me tapñ la boca con un beso y entonce se girñ.

Aquello era demasiado, pero a la vez me excitaba. El chaval, querëa que lo penetrase allá mismo, al lado de quien fuera que estaba en la cabina duchándose y además sin ningþn tipo de previo (ni sexo oral, ni beso negro...). Yo tenëa la polla durësima, y tras ponerlo en buena posiciñn, empecé a metérsela. Claro que él se callñ todos los gemidos de dolor por miedo a que nos descubrieran. Aquello era morbosësimo.

Mientras, el de al lado, silvaba mientras seguëa duchándose. Cuando pude tener toda mi polla dentro de él, empecé a embestirlo sin ningþn tipo de contemplaciñn... Estaba tan sumamente cachondo que no podëa pararme a pensar en su placer, me daba igual, aunque después me dë cuenta de que él estaba disfrutando como el que más.

Tras cinco minutos, aceleré el ritmo y me corrë. Él, a su vez, se masturbñ y se corriñ. El habitante de la ducha de al lado, acabñ su limpieza y se fue al vestuario sin ver nada, evidentemente.

El chaval apoyñ su cabeza en mi pecho, totalmente exhausto y tras ducharnos rapidamente, salimos al vestuario y actuamos como si no nos conociéramos de nada. Él saliñ primero de allë, despidiéndose con un simple gesto con la cabeza... Yo salë a los tres minutos y... adivinad qué... a la salida del recinto de la piscina, encontré a mi polvo anñnimo charlando amigablemente con Xabi, el maromazo de mi clase. Los miré asombrados y ambos me lanzaron una mirada de deseo increëble. Qué casualidad parece ser que son buenos amigos... asë que comprendë que aquello podëa dar lugar a muchas situaciones placenteras.

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