Gay Erotic Stories

Por Towers Hace dos años que conozco a Mario, desde que él y su esposa compraron un supermercado cerca de mi casa. Desde la primera vez que nos vimos nos hicimos buenos amigos pese a que el es straight y yo gay. Por supuesto él ni se imagina que su compañero de cervezas tiene doble vida a sus 24 años ,quizás debido a mi apariencia masculina (mido 1,76 y peso 70 Kg., blanco, lampiño). Mario tiene 38 años, moreno claro y contextura gruesa (84kg, 1.80 de estatura), el junto con su esposa Marta y su hijo me han brindado siempre una amistad a toda prueba. Por su negocio ellos deben ir regularmente a buscar quesos a Barinas, a la hacienda de un familiar, pero, para mala suerte de él su hijo enfermó y su esposa tenía que quedarse a cuidarlo. Me pidió que lo acompañara la mañana siguiente con lo cual además de ganarme un dinerito extra me serviría para desestresarme. Para hacerlo mas fácil y salir mas temprano, Mario se quedaría a dormir esa noche en el supermercado en un pequeño cuarto que tenía para cualquier eventualidad. La anoche anterior al viaje después de cerrar, me invitó a una cerveza, pero una llevo a otra y otra, hasta que realmente nos sentimos a tono. Me dijo que necesitaba acostarse y yo mismo le ayudé a llegar a su cama, ya que parecía estar mas peo que yo. Mientras lo acompañaba, sentí el calor y el olor de su cuerpo y por un instante lo vi diferente. El debió sentir lo mismo ya que se dejó caer sobre la cama y me arrastró con él. Al caerle encima, comenzó a besarme y yo, entre la sorpresa y porque realmente me subió el morbo, le respondí con un beso de lengua. Así estuvimos entre besos y explorándonos el uno al otro. Nos quitamos primero las camisas, juntándonos los pechos en algo que hacía casi reventar mi guevo contra el pantalón. De ahí pasé a mamarle los pezones y fui bajando hasta que llegué a su miembro que también parecía que iba a hacer estallar el cierre de sus jeans. Lo desabroché y busqué la cabeza para mamársela, pero ¡oh sorpresa!, nunca había visto un guevo así, parecía una lata de cerveza grande, me costaba mamárselo. El notó mi sorpresa y me dijo que lo hiciera despacito y pasó a guiar mis movimientos con sus manos en mi cabeza. Poco a poco logré llegar a la mitad y entonces me guió hacia sus bolas las que comencé a lamer con igual satisfacción, de repente se volteó y me pidió que le hiciera lo mismo en el culo. Llegar al centro de su ano me hizo casi acabar, ya que parecía que le había tocado un punto al que jamás habían llegado. Me excitaba el solo oírlo gritar de placer mientras mi lengua le violaba el culo. Ya él estaba desnudo y yo aproveché terminar de hacerlo. No me dejaba sacar la cara de su culo, de repente me levantó y me dijo que quería probar el mío. Me arrodillé sobre la cama y paré mi culo lo más posible para facilitarle la acción, para mi sorpresa en lugar de su lengua, sentí su dedo grueso tratando de penetrarme. Le dije que debía lubricarlo y así lo hizo. Se sentó sobre la cama para que yo lo mamara mientras él jugaba con sus dedos dentro de mi culo. De repente dijo que iba a cogerme, el solo imaginarme semejante guevo dentro de mí me asustaba y a la vez me excitaba. Le dije que por favor solo introdujera la cabeza ya que no creía poder aguantar con todo, y que se pusiera un condón. Luego de ponérselo, comenzó poco a poco a tratar de meter la cabeza, yo no había dilatado lo suficiente, pero al fin logró pasar mi esfínter, el cual sintió el grosor del guevo con un dolor tan intenso que pensé que me desmayaría. A medida que avanzaba mi culo olvido el dolor y empezó a pedir mas y más hasta que sentí su pelo púbico sobre mis nalgas. Empezó a cojerme con fuerza y yo disfrutaba cada golpe de sus caderas contra mí, y me olvidé de todo, era suyo y no tenía nada que hacer sino dejarme coger y disfrutar con hambre de más. Estaba tan excitado que yo mismo lo empujaba con mis manos hacia mí a la vez que me abría para facilitarle su acción. Me arrodille de nuevo y le pedí que me besara, nuestras lenguas se enlazaron apresurando su ritmo y gritando de placer exploto dentro de mí. Yo no aguanté mas y también acabé toneladas sobre la cama (la presión sobre mi próstata, claro). Se recostó sobre mí, todavía con su guevo en mi culo y seguimos besándonos. Luego de un rato nos quedamos dormidos entre abrazos y besos hasta la mañana siguiente, listos para el viaje. FIN PARTE 1 Due to international translation technology this story may contain spelling or grammatical errors. To the best of our knowledge it meets our guidelines. If there are any concerns please e-mail us at: CustomerService@MenontheNet