Esto me sucedió en el pueblo de mis padres, me mandaron de vacaciones y estando ahí conocí a dos vecinos que estaba bien buenos, además que eran guapos, de hecho eran iguales, eran gemelos, unos se llamaba Alex y el otro Edwin. Eran rubios, con unos cachetes y labios hermosos, sus ojos claros hipnotizaban a cualquiera. Y el cuerpo, que decir del cuerpo, estaba para chuparlos desde la cabeza a los pies. Me acerque a uno de ellos, resultando ser Alex, el mayor por unos minutos de los dos, empezamos a platicar sobre el pueblo, nuestras vidas en la ciudad, nuestras diversiones y pasatiempos, así como de nuestras familias. Nos llevábamos bien, su hermano era mas apartado, más tímido y no se nos acercaba mucho. Un día nos propusimos ir a jugar fútbol, un sábado por la tarde y lo fui a buscar porque el no salía, entre a su casa y no escuchaba nada, "debe estar dormido este", pensé, entre a buscarlo y llegue hasta su cuarto y escuche ruidos, me asome por la ventana y vi algo que mis ojos no podían creer. Alex estaba desnudo en su cama mamando la verga de su hermano Edwin, me paralice de la impresión y emoción a la vez, me estaba excitando solo de ver y pensar lo que estos dos hermanos hacían juntos. Pude ver sus tremendo cuerpos fundirse en uno solo y como Alex no se detenía y seguía mamando un trozo de carne enorme que se miraba duro y húmedo y en el rostro de Edwin se notaba placer a montones. Mi verga de 6 pulgadas estaba creciendo rápido y cada vez la sentía mas dura, se me quería salir de la calzoneta que llevaba en ese momento, yo no despegaba un ojo de la ventana, miraba como los gemelos se retorcían de placer y como lo compartían ambos. En eso vi como Alex se levanto y busco con su culo la verga de Edwin, se sentó en él, se lo fue metiendo poco a poco y vi como ese trozo de carne se escondía en el culo lampiño de Alex, vi sus caras de satisfacción y placer, se miraba sudor por doquier y una respiración entrecortada entre ambos cuerpos. Edwin se movía dentro del culo de su gemelo, sus brazos alcanzaban la verga de este y le hacia movimientos continuos en su miembro, con su otra mano jugaba con sus bolas, sus ojos se miraban desorbitados, el placer sentido por ellos en ese momento era envidiado por mí, yo quería ser Alex y que Edwin me estuviera cogiendo, quería sentir su verga en mi culo y moverme como lo hacia Alex, quería sacarle todo su leche, que se corriera dentro de mí, yo quería ser Alex. En eso vi que se retorcía Edwin, estaba sin duda llegando al orgasmo todavía con su verga dentro de su hermano, se notaba en su rostro placer incontenible y sus gemidos parecían gritos de placer, sin duda alguna lo estaba disfrutando. En eso se salió de su hermano, yo estaba enfocado a los dos hermanos y no note que me estaban notando que estaba ahí viéndolos. Alex me dijo: "Hey Pedro, porque no pasas, acompáñame un rato" no sabia que hacer, mi verga estaba dura y me daba pena, pero tome fuerzas y entre, al no mas entrar, Alex se me lanzo y me empezó a desvestir, me quito con furia mi camiseta y mi calzoneta voló en segundos, mi calzoncillo ni digamos, casi lo rompe este hermoso espécimen masculino. Quede desnudo ante estos dos gemelos, uno de ellos ya satisfechos pero el otro no, y me quería a mí. Se me lanzo a mi verga con su boca, sin contemplaciones me empezó a mamar, a hacerme sentir en el cielo, máxime cuando sentía su lengua en mi verga, sentía como su saliva me prendía mas y yo no quería que se detuviera. Edwin solo nos observaba acostado en la cama de al lado, su verga había vuelto a su tamaño original. Mi amante me sacaba cada suspiro, cada gemido y mis ojos se volteaban también. Y sin decir mas, Alex se fue a mi agujero, y empezó con su lengua a hacerme masajes, sentía como su fría lengua entraba en él y me hacia estremecer aun más, al rato sentí un dedo que entraba en él, me hacia caricias por dentro y a la vez estremecer, luego fueron dos, tres. Al momento me levanto y me puso como perro, y sentí como su tremendo trozo de carne entraba en mi culo, con cierta dificultad por la cabeza de este que era muy gruesa. Entraba por centímetros y yo sentía como metros, era grande y me estaba rompiendo el culo, pero al rato empecé a disfrutarlo, sentí un placer que cubrió todo mi cuerpo y me hacia temblar, ya adentro Alex se empezó a mover como loco, su ritmo era endemoniado y me embestía como un toro, mis nalgas chocaban con su cuerpo, su verga había abierto un gran camino y me estaba gustando tenerlo adentro. En eso Edwin se nos acerco y se fue boca arriba buscando mi verga, sin dudarlo mucho se la metió a la boca y empezó a succionarme, su lengua era mejor que la de su hermano, me hacia cosas tremendas y me prendían mas, los movimientos de Alex de entrada y salida eran fenomenales, y su hermano la mamaba como los dioses. Era un placer nunca antes sentido, estaba en la misma cama con unos gemelos que estaban muy buenos y eran unas estufas: calientes como casi nadie. Éramos un delicioso sándwich, donde yo era la carne, el queso y ellos los panes, nuestros movimientos sincronizados nos provocaba placer a los tres, Alex me lo metía cada vez mas fuerte, yo sentía que me deshacía, mientras tanto Edwin me estaba comiendo la verga, la mordía y me hacia estremecer. Estábamos sudados por todos lados, nos acariciábamos hasta donde llegaran nuestros brazos, nos tocábamos todo y no queríamos parar de hacerlo. En eso sentí como Alex empujaba con mas fuerza, lo sentía entrar en mi con su tremendo tronco y me hacia delirar de placer, su respiración en mi espalda me calentaba aun más y me hacia disfrutarlo. Sentí como mi amante gemía con mas intensidad, sentí sus ultimas embestidas fuertes y potentes, pero poco a poco fueron disminuyendo. Alex me había llenado mi culo de leche, estaba por todos lados, una leche caliente y que me hacia cosquillas, el cayo a mi lado, exhausto, con el clímax reflejado en su rostro, todavía se notaba en el una sonrisa, sin duda lo había disfrutado. Edwin no se detenía, sentía su lengua jugar con mis venas, las cuales estaban que reventaban de sangre, sentía sus movimientos, su deliciosa calor y su saliva me prendían mas y no aguante y llene su boca de leche, mi delicioso liquido, fluyo a chorros y no me quería detener, hasta el punto que mi otro amante empezó a botarla por su boca, a derramarla por sus hermosos labios y a disfrutarlo. Así quedamos los tres desnudos, sudados, satisfechos, acostados en la misma cama, nos sonreíamos unos con otros, fue mi mejor experiencia y algo que nunca olvidare. Encuentros parecidos a este se repitieron a menudo, a veces solo con Alex, otras con Edwin y de vez en cuando jugábamos los tres. 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