Gay Erotic Stories

MenOnTheNet.com

El Pijama Rojo

by E-boy


EL PIJAMA ROJO Por E-boy ¿No os excita un hombre en pijama? Un buen pijama de seda, color rojo, o quizás azul marino. Yo siempre he tenido una fuerte fijación con los hombres en pijama. Me encanta cómo algunas formas del cuerpo se marcan y otras quedan a la imaginación. Asi que entendereis lo que sentí al ver a mi tío en pijama por primera vez. Mi tío Carlos estaba casado con la hermana de mi madre, y para tener 45 años no estaba nada mal. De joven había sido un buen deportista y todavía mantenía la forma. Claro que midiendo 1,92, pesando bastante más de 100 kilos, y con esos maravillosos ojos marrones, no le hacía falta mucho más para destacar. Me encantaba su pelo negro y corto, con una pequeña calva y unas cuantas canas, que a mis ojos lo hacía aún más atractivo. Pero lo mejor era su vello, oscuro y rizado y abundante en todo el cuerpo. El dorso de sus manos, sus brazos, su espalda, todos los centímetros de su cuerpo se hallaban recubiertos de aquel pelo oscuro y suave, al cual me apetecería estar siempre abrazado, sintiendo su mejilla áspera junto a la mía, porque era una fábrica de pelo tal que a las 3 horas de afeitarse ya tenía una sombra de barba. Con todo esto, no era de extrañar que mi tío fuera el centro de mi pensamiento en mis habítuales pajas nocturnas. A los 17 años yo ya tenía muy claros mis gustos sexuales y mi tío Carlos era desde luego el hombre de mis sueños. La lástima era que él vivía a más de 400 km de mi ciudad, y las visitas entre su familia y la mía no eran demasiado frecuentes. Hacía más de 2 años que no nos veíamos, hasta que la fortuna quiso reunirnos, y ¡de qué manera! Mi abuelo paterno enfermó y mi madre y mi tía se trasladaron a visitarle, y ayudar a mi abuela en todo lo que pudieran. Mi padre es el típico hombre de negocios que anda siempre de una ciudad a otra con reuniones, convenciones, etc y mi madre decidió que yo no podía quedarme sólo ("por Dios, mamá, que tengo ya 17 años" y ella "Emilio, tengamos la fiesta en paz y que no te oiga abrir la boca, que bastantes problemas tengo yo ya"). Mi tía sugirió que yo fuera a pasar unos días a su casa, ya que su marido tenía negocios pendientes y se iba a quedar en la ciudad en vez de viajar con ella. Desde luego que al oir su sugerencia mi corazón dio un vuelco y las protestas que yo había lanzado a mi madre se transformaron en complacencia y sumisión. Aún no se cómo no se dio cuenta del cambio, porque yo me había transformado en el chico más formal del barrio en tan sólo unas horas. En fin, que mis deseos se cumplieron y fui enviado a casa de mi tío, y cómo la cosa no podía ir mejor, mis 3 primos estaban en un campamento de verano con lo que el pobre Emilio se tenía que quedar sólo con su tío, ¡ay! que pena, jeje. Cuando vi a mi tío por primera vez en dos años, esperándome en la estación de tren, creo que tuve una erección instantánea. Iba vestido con unos ajustados vaqueros azules, marcando paquete y culo, cosa que me sorprendió porque no recordaba yo que le gustara ese estilo, sino más bien el típico traje de ejecutivo. Llevaba una camiseta corta de color gris, por fuera del pantalón y bien ajustada en los brazos y pectorales, aunque ya comenzaba a tener un poco de barriguita, que siendo sincero, me excitaba bastante. Lo mejor era ver el vello saliendo por el cuello de la camiseta. Creo que me quedé mudo porque mi tío Carlos tuvo que abrazarme para que reaccionara, cosa que casi fue peor porque faltó poco para desmayarme. "Emilio, ¿es que no me reconoces? Si no hace tanto tiempo, hombre" me dijo, entre risas. "Perdona tío, es que el viaje en tren ha sido tan largo que vengo medio dormido". Entre risas y comentarios sobre el tiempo que había pasado sin vernos, mi tío metió las maletas en el coche y condujo hacia su casa. Por supuesto, durante el trayecto, yo no dejaba de mirar su entrepierna por el rabillo del ojo, admirando el tamaño del mostruo que debía esconderse ahi. ¿Quién fue el gilipollas que dijo que un cuarentón no puede compararse a un veinteañero? Dios mio, para mí el tío Carlos era casi un Dios. Sólo le faltaba tener bigote para ser perfecto, pero no se le puede pedir todo a la vida, y él ya era demasiado masculino como para necesitar eso. Lo peor del trayecto a su casa fueron los constantes golpecitos que me daba con su mano en el muslo, como reafirmando entre risas los comentarios que hacía. Él no podía saberlo pero aquello me ponía malo, mi polla se ponía tan dura en los pantalones que temía que éstos fueran a estallar. Tras llegar a su casa, el tío me enseño la que sería mi habitación ese par de semanas. Se trataba del cuarto de mi primo Fede, y estaba justo al lado del dormitorio de matrimonio de mis tios. "Es para tenerte controlado, y no perderte de vista. Es lo último que querría" dijo mi tío, guiñando un ojo y sonriendo abiertamente. Aquello me dejó un poco parado, porque aquella frase...¿podia tener doble sentido? Mi corazón se aceleró de golpe, y mi mente ya estaba maquinando todo tipo de lujurias cuando mi tío se dio media vuelta y bajó a la planta baja, dejándome allí con un palmo de narices. Estaba claro, tenía la cabeza tan loca por él que había vuelto a malinterpretar una inocente frase suya, como cuando yo tenía 14 años y él me sugería irnos a dar un paseo en coche y yo ya imaginaba orgías en la carretera, y luego resulta que el paseo era llevarnos a mis primos y a mi al club de campo. Allí, en el pasillo delante de la puerta de Fede, me di cuenta de que no había nada que hacer, mi tío estaba enamorado de su mujer, y no le interesaban para nada malos rollos con su sobrino. Supongo que ya no me parecían tan emociantes aquellas dos semanas. Aquella noche, mi tío me llevó a cenar con un par de socios y sus hijos a un buen restaurante. Debo decir que el traje le quedaba de maravilla, de color gris oscuro, y resaltando lo elegante que era y lo fuerte que todavía se mantenía. Acababa de descubrir que los trajes de ejecutivo también tenian un fuerte encanto. La cena fue de todo menos divertida, con aquellos horribles niñatos de 13 años dando la lata y la conversación de negocios de los mayores. No veía la hora de volver a casa y enterrarme bajo las sabanas...para siempre, tal era mi estado emocional. Por fin la cena terminó y mi tío y yo nos fuimos a casa. Mi tío fue callado todo el viaje, y yo lo achaqué a todo el vino que había bebido (que irresponsable, y luego conducía.¡Niños, no hagais eso en casa!). El alcohol puede animar a muchos hombres, pero otros se encierran en si mismos y mi tío parecía de esa clase. Sin embargo, yo le sorprendí un par de veces mirándome por el rabillo del ojo, pero supongo que lo hacía para ver si el pesado de su sobrino se había dormido ya. Al llegar a casa, me dio un leve beso de buenas noches, y me preguntó si me había divertido aquel día. " Oh, si, tío, me lo he pasado como nunca" respondí de forma bastante irónica. El se quedó unos momentos mirándome, sonriendo, y revolviéndome el pelo con la mano se justificó "No te preocupes, hombre, no van a ser todos los días así. Te prometo dedicarte más tiempo, eres mi invitado al fin y al cabo"..¿Dedicarme más tiempo? Joder, deja de tocarme el pelo y fóllame ya, pensé yo."Bueno, Emilio, a dormir que mañana será otro día. Yo me voy a poner cómodo y a ver un rato las noticias en la tele. Será mejor que subas a tu cuarto porque como se entere tu madre de que te acuestas a estas horas, me va a caer la bronca del siglo. Se supone que debes estudiar algo, aunque sea verano". Vaya hombre, encima me venía con el rollo paternalista. Anda y que te den, pensé yo, ya bastante rabioso a esas alturas. Creo que me lo notó, pero le ignoré y subí de cuatro saltos las escaleras. Ale, una buena paja y a dormir, me dije. Llevaba yo media hora en la cama, sin dormir y sin pajearme. No tenía muchas ganas, la verdad sea dicha. Antes de venir a esta casa, soñaba con lo bien que lo iba a pasar, cogiendo los calzoncillos de mi tío y masturbándome con ellos, y esos sueños se habían roto.Y encima no podía dormir. La tele estaba bastante alta, y yo no podía creer que a los 45 años mi tío estuviera tan sordo. De todas formas, aquello no sonaba como un telediario, a menos que éstos retransmitan películas porno...porque aquello eran gemidos, de eso estaba seguro. Con cuidado, me levanté de la cama y, bajando las escaleras, me dirigí a la sala. Coño, que frío está el suelo, ya podía mi tío comprar una moqueta. Y eso que esta mañana hacía 28 grados. Pensando estas cosas llegué a la puerta de la sala de estar, y casi me choca la barbilla con el suelo. Desde la puerta tenía el suficiente ángulo visual como para ver a mi tío como no lo había visto nunca. Enfundado en un precioso pijama de seda roja, era como una visión celestial. Dios mio, un pijama, con lo que a mi me ponen. La parte de arriba era de esas típicas con botones y un pequeño bolsillo con un ribete blanco. Me gustaba especialmente la abertura en el cuello que dejaba ver todo aquel vello. Son esos pequeños detalles los que realmente me ponen a cien. El pantalón, bastante ajustado, se adaptaba a sus muslos de una forma maravillosa. Mi vista se dirigió enseguida a su entrepierna, una hermosa bragueta de pijama, que se cerraba con un par de pequeños botones, a la vez que los pantalones se ceñían a la cintura con un cordón, también rojo. Tras la primera impresión, observé a mi tío con cuidado. Obviamente yo tenía razón, y la tele estaba echando una película porno de primera, porque un pedazo de negro de 2 metros de alto estaba follando a una tía encima de un coche. Y mi tío Carlos, ¡que decía que iba a ver las noticias! Ya quisiera yo que todos los telediarios fueran así. Mientras observaba fijamente la pantalla, mi tío tenía un vaso de whisky en la mano, y de vez en cuando se frotaba la bragueta con la otra mano. Era obvio que tenía una erección, o al menos una semierección, porque la habitación no tenía tanta luz como para llegar a esos detalles desde donde yo estaba. Mira, yo lo siento pero no podía más tras ver todo aquello, así que entré con decisión en el salón y exclamé "¡Así que viendo las noticias! ¿No decías que ibas a intentar entretenerme más a partir de ahora? Pues ya podías haberme llamado a ver este Documental del National Geographic contigo". Mi tío casi suelta el vaso de la sorpresa. Rápidamente empezó a buscar el mando de la tele mientras balbuceaba cosas como "No, si es que estaba haciendo zapping" pero yo me senté rapidamente junto a él en el sillón, cogí el mando y subí el volumen de la película."Ale, o disfrutamos todos o ninguno" dije sonriendo. Mi tío sonrío a su vez y dijo "tu madre me matará si se entera, asi que ya sabes". Yo me reí a carcajadas y respondí "si ni siquiera me dejaba estar solo con 17 años o sea que ni hablar de pelis porno".Mi tío Carlos se rió a su vez y exclamó "bueno, las pelis porno no están tan mal ¿eh? jaja". "Claro", dije yo, "y tu parecías estar disfrutándola mucho cuando he llegado". Mi tío Carlos se puso más colorado que su pijama, pero no dijo nada. Después de unos cinco minutos viendo la película, me miró y preguntó "¿tienes inconveniente en que siga haciendo lo de antes? Tu también puedes, desde luego. Como tú has dicho, o disfrutamos todos o ninguno". Madre de Dios, a mi me daba algo tras oir eso. Mi tío sonreía ahora tímidamente, pero su mirada tenía a la vez algo mágico, como pequeñas chispitas que llegaban hasta mi y me dejaban mudo. Fui capaz de balbucear "bueno, si...estaría bien...yo... nunca lo he hecho antes...pero...bueno....yo...pues...". Más seguro ahora, mi tío se acercó a mí y me pasó una mano por el hombro "No te preocupes, esto es una cosa habitual entre los hombres. Tus primos aún no lo entenderían, pero pienso que tú si. Creo que tu madre te tiene demasiado protegido, y ya va siendo hora de que te enteres de muchas cosas". Siguió sonriendo y añadió "¿Sabes que dos hombretones como nosotros lo pueden pasar realmente bien, sin tu madre y mi mujer molestando por aquí? ¿Nunca lo has pensado? Desde que me enteré que venías, le he estado dando vueltas. Hoy en la cena, no he parado de mirarte, pero tu no te has dado cuenta. No he dejado de lanzarte indirectas, todos estos años, y estos últimos días. No te culpo, tu no sabes de estas cosas..." ¡¡¡Pero bueno!!! "Mira tío, no se quien es más estúpido de los dos. Todos estos años he estado deseándote, y tu no me hacías ni caso, o eso creía yo. Cállate ya y besame, joder". Creo que era lo último que mi tío pensaba oir, supongo que llevaba toda la noche emborrachándose para cobrar el valor necesario para ir convenciendome con dulzura, y ahora se encontraba con un sobrino ansioso y más que dispuesto. Su mirada de estupefacción cambió rápidamente por una de lujuria, y lentamente, mientras dejaba el vaso en la mesa, apretó mi hombro fuertemente con su otra mano y me empujó suavemente hacia él, cada vez más cerca. Me susurró al oído "Oh Dios, como me gustas" y juntó sus labios con los míos. Yo nunca había besado antes, ni a un hombre ni a una mujer, y fue una experiencia eléctrica. Sus labios se iban apretando cada vez más a los mios, haciendo un leve masaje circular, mientras sus brazos recorrían mi espalda y acariciaban mi pelo. Justo cuando empezaba a oler su colonia, algo húmedo entró entre mis labios, algo que los abrió dulce pero firmemente, entrando en mi boca y recorriéndola de cabo a rabo. Oh Dios, su lengua en mi boca, yo en sus brazos, su saliva y la mia...Sabor a whisky y tabaco, saliva de hombre...de mi tío. Creí morir.Él aspiró fuertemente, obligando a mi lengua a invadir también su boca, jugando con la suya e intercambiando saliva. Creo que pegué un respingo cuando su mano se posó en la bragueta de mi pijama. Sus dedos apretaron suavemente mi polla, que se puso más dura de lo que ya estaba. Mi tío rompió el beso y me susurró en la oreja, entre risas "Parece que mi sobrino está listo para pasar a lecciones más avanzadas". Me miró a los ojos y con un gesto indicó su bragueta, con una mirada que no dejaba lugar a dudas. Posé mi vista en sus pantalones y pude ver la punta de su ¡ENORME! polla saliendo entre los botones de la bragueta. "¿Por qué no me haces un favor por ahi abajo?" inquirió el tío Carlos. Sin pensarlo dos veces, me incliné a abrirle la bragueta, y cuando pude coger toda su polla entre mis manos, me di cuenta realmente de la dimensión de ésta. Circuncidada, con una enorme cabeza de champiñón, dura y vibrante, la punta dejaba escapar gotas de un fluido lechoso que yo sólo soy capaz de producir cuando estoy muy muy excitado. Como ahora, pues mi pijama era un charco a estas alturas. Por cierto que la bragueta de mi tío también estaba bastante húmeda, pues podía ver perfectamente una mancha oscura donde momentos antes habia descansado su polla. Sin saber muy bien cómo hacerlo, me introduje a duras penas el glande entre mis labios, admirando lo caliente y suave que estaba. Mi tío soltó un gemido y, apoyando sus manos en mi cabeza, apretó suavemente para dirigir la operación. Yo comencé a lamer aquel capullo como si fuera un helado, saboreando aquellas gotas calientes que salían de cuando en cuando por la abertura de aquella verga. Sin embargo, no sabía meterme la polla muy adentro y mi tío me sugirió: "Espera, espera, hijo, dejame que te enseñe como se chupa una buena polla". Aquello de"hijo" me hizo vibrar; yo no estoy muy en el rollo de papa-hijo en el sexo, aunque me gusten los tios maduros, pero aquella palabra me hacía sentir como, no se, como un alumno ante el profesor; era como aprender del hombre con experiencia, y la verdad es que me excitó bastante que siguiera llamándomelo a lo largo del polvo. Mi tío se separó suavemente de mi, y se arrodilló entre mis piernas. Con su fuerte manaza me quitó los pantalones del pijama, cogió mi polla, que estaba ya tremendamente dura,y comenzó a manosear la punta con el dedo pulgar. "Observa, hay que llamar a la puerta antes de entrar." Dios, que bueno....era una sensación increible, y lo fue aún mas cuando rodeó mi verga con su mano y comenzó a darle vigorosos meneos, diciendo "vamos, hijo, vamos por el premio gordo". Yo solté un gemido y le miré con ojos implorantes. Sonriendo, el tío Carlos se agachó y rodeó mi polla con sus gruesos labios, jugando con ella mientras se la introducía cada vez más. Yo observé aturdido cómo su cabeza subía y bajaba cada vez más rápido, y su lengua jugaba allí dentro con el glande, a la vez que las manos acariciaban mis huevos. Era un cúmulo de sensaciones tremendo, y yo no podía aguantar mucho más, alli, oyendo los sonidos húmedos de la gloriosa mamada que ¡mi tío! me estaba haciendo. Mi excitación subía y subía, y de pronto mi tío introdujo una mano entre mis piernas y con su dedo índice acarició la entrada de mi ano. Esto, unido a una especial presión de su boca en mi polla, desencadenó el orgasmo más intenso que jamás he tenido, y me encontré soltando chorro tras chorro de esperma en su boca, mientras gritaba "me corro...me corro...¡UNNGGGH! ¡TÓMALA TODA, TIO, TÓMALA!". Mi tío Carlos tragó todo mi semen, con los ojos cerrados, lentamente, e incluso "ordeñó" las últimas gotas que pudieran quedar dentro de mi miembro, con pequeñas succiones. que me enviaron escalofríos de placer por la columna vertebral. Tras unos minutos de silencio, mi tío me apretó bien fuerte entre sus brazos y haciendo el ademan de levantarme, me guiñó un ojo y dijo "¿No crees que me va tocando el turno a mí?". Por supuesto, accedí de buen grado, y él me cogió en sus brazos, y mientras nos besabamos me llevó hasta su dormitorio, dejándome sobre la cama de matrimonio. Yo pude ver unas gotas de mi semen que habían caído en su pantalón, y las lamí mientras le miraba a los ojos. Ël no dijo nada, tan sólo se tumbó sobre mí y comenzó a morrearme, pasando luego a mordisquearme los pezones, con calma, uno por uno...Al poco rato yo estaba de nuevo tan tieso como antes, pero no era mi polla lo que le interesaba esta vez. Abandonando lo pezones, fue dejando un rastro de saliva a lo largo de mi vientre, rodeando el ombligo, y deteniéndose un momento a husmear entre mi vello púbico. De pronto me levantó las dos piernas, cogiéndolas por los tobillos, y exclamó "Buen culo, hijo. Es uno de esos culos que uno no puede dejar de desear. ¿Te gustaría que tu tío Carlos jugase con tu culito? Apuesto que si, apuesto que quieres la polla de tu tío bien dentro de ese culito tan caliente ¿eh hijo?". Yo estaba un poco sorprendido porque mi tío nunca me había hablado en ese tono, pero desde luego era lo más excitante que yo había oído nunca. "Claro, tio, por favor, necesito tu polla dentro de mí, la he deseado siempre, quiero sentirme embutido por tu verga" es la frase tan original que pude decir. Sin embargo, fue todo cuanto hizo falta porque mi tío asintió, y se levantó a buscar algo en un cajón de la mesita de noche. "Te va a hacer falta una pequeña ayuda, al ser la primera vez" me dijo, enseñándome un bote de lubricante, y una caja de condones. Yo hubiera preferido que no usara goma, y sentir la piel de su verga en mi culo, pero supongo que el quería tomar muchas precauciones mi primera vez, para no hacerme daño. Me concedió el gran honor de ponerle el condón, algo que yo nunca había hecho y que me gustó mucho. Me pregunté en ese momento si el hecho de tener preservativos y lubricante indicaba que mi tío lo tenía todo muy pensado desde hace tiempo. Enseguida no pude pensar en nada más que en mi culo, porque mi tío había introducido su dedo índice, untado con lubricante, y era algo sensacional. Era como sentir un escozor que se transformaba en placer cuando su dedo tocaba en cierta parte, muy adentro de mi. Era delicioso. "Te gusta ¿verdad hijo? Tienes un culo muy calentito, va a ser un verdadero placer poseerlo". Oh Dios, poseerlo. Mi tío me quería follar todos estos años y yo nunca lo habia sabido hasta esta noche. Pronto metió mi tío Carlos un segundo dedo, y luego un tercero. Yo no podía más, sentía un calor húmedo dentro de mí, ansiaba algo mucho más gordo que 3 dedos en mi culo. "Tío, por favor, fóllame, necesito tu polla YA o me corro aquí mismo". Mi tío retiró sus dedos y susurró "preparate hijo, tu tío te va a hacer un hombre". Dios, y sentí la punta de su polla llamando a mi ojete. ¡¡Y mi tío seguía con el pantalón del pijama puesto!! Tan solo había sacado su polla por la bragueta y me iba a follar con el pantalón puesto. Supongo que en aquel momento me di cuenta de que soy fetichista porque ver aquel enorme culo enfundado en seda roja, moviéndose para llamar a mi puerta me dio un verdadero subidón. "Tranquilo Emilio, me he dado cuenta de que te gusta mi pijama, asi que por qué no darte ese gusto. Ahora relájate y disfruta", y acto seguido sentí su enorme polla entrando lentamente en mi culo....OOOH Dios mio , era algo que nunca pude imaginarme, mi tío DENTRO DE MI. El tío Carlos comenzó a moverse lentamente, introduciendo cada vez más centímetros de aquella gloriosa herramienta, procurando no hacerme mucho daño. Yo en realidad, estaba en la gloria porque el lubricante hacía su trabajo, y aunque al principio dolía un poco, pronto mis intestinos se dilataron lo suficiente como para albergar aquel monstruo. Cuando mi tío hubo introducido todo su pollón dentro de mí, se relajó un momento suspirando de placer, me besó brevemente y dijo "Ahora eres mío, hijo" y comenzó a meter y a sacar su polla, cada vez más rápido, dandome por culo de una manera increible. Cada arremetida era mejor que la otra y yo sólo podía gemir y sentir como mi culo se cerraba y abría espasmódicamente, reaccionando a cada embestida de mi tío. El colchón era ahora como una ola en movimiento, yo me agarraba fuerte a la espalda de mi tío mientras él gruñía y gemía que yo era suyo,sólo suyo. Cada vez que mi tío estaba cerca del orgasmo, cambiaba la postura para relajarse, y así ensayé con el casi todo el Kama Sutra gay, si es que éste existe. Yo montado encima de su polla, cabalgándola, él detrás de mi agarrándome por las caderas, de pie contra la pared....De pronto, me arrojó sobre la cama, puso mis piernas por encima de sus hombros y, mirándome a los ojos, comenzó a darme grandes emboladas, sacando la polla casi hasta la punta y metiéndola dentro de un golpe. Sus huevos chocaban contra mis glúteos haciendo un ruido húmedo y excitante. Su sudor caía sobre mi pecho, mientras sus ojos no se apartaban de los míos, fijos en el objetivo que se acercaba cada vez más. Sus gruñidos comenzaron a ser más fuertes, su respiración más agitada, y comprendí que iba a alcanzar el orgasmo cuando comenzó a decir obscenidades "Aah, hijo, que bien follarte el culo, que placer, te voy a romper el culo, cabrón, vas a saber quien es tu tío. Mira mi pollón, como entra...AAHH, oh Dios, Emilio, hijo, te voy a poseer..OHHH UUNGGH OHHH Ya viene, ya me voy, me voy a ir...¡¡EMILIO; UNGHHH UNGHHHH OHHH ME CORRO EN TI; ME CORROOOOO!!!" y con un fuerte empujón metió su pollón dentro de mi hasta el fondo, me cogió fuerte y sentí como su polla se dilataba y soltaba chorro tras chorro de ardiente leche dentro del depósito del condón, a escasos milímetros de mi caliente y humedo culo que en aquel momento se contraía en rápidos movimientos, atrapando la base de la polla de mi tío porque yo también me corría, y sin haberme tocado la polla. Mi tío se derrumbó encima de mi, sudoroso y gimiendo, respirando con dificultad. Yo me agarré a aquel enorme culo envuelto en seda roja, y suspiré feliz porque todos mis sueños se habían cumplido por fin, mi tío me había poseido....enfundado en un pijama de seda rojo. Me adormecí bajo el dulce peso de su peludo cuerpo durmiendo encima de mi, su polla flaccida en mi culo. "Mañana beberé su semen directamente del condón" es lo último que pensé antes dormirme. Due to international translation technology this story may contain spelling or grammatical errors. To the best of our knowledge it meets our guidelines. If there are any concerns please e-mail us at: CustomerService@MenontheNet

###

1 Gay Erotic Stories from E-boy

El Pijama Rojo

EL PIJAMA ROJO Por E-boy ¿No os excita un hombre en pijama? Un buen pijama de seda, color rojo, o quizás azul marino. Yo siempre he tenido una fuerte fijación con los hombres en pijama. Me encanta cómo algunas formas del cuerpo se marcan y otras quedan a la imaginación. Asi que entendereis lo que sentí al ver a mi tío en pijama por primera vez. Mi tío Carlos estaba casado con

###

Web-01: vampire_2.0.3.07
_stories_story