Gay Erotic Stories

MenOnTheNet.com

FRIA CAUSA

by Odnamra


Un día estaba caminando por una plaza, y frente a ella, había una heladería. Al ver la tienda se me antojó un helado, y me lo fui a comer. Se lo pedí a la que atendía y decidí comérmelo allí. Había una mesa larga, donde se podían sentar unas ocho personas, una al lado de la otra, y quedaba la vista hacia la plaza. Me senté sólo, sin acompañante y sin nadie más, sólo estaba esa mujer y yo. Al empezar con la primera cucharada, llegó una persona, a la cual no pude ver, ya que estaba de espaldas, pero después que oí su voz, supe que era un hombre. Él se sentó a mi lado y yo lo miré a la cara, a sus ojos; era un muchacho, de unos 23 años, alto, blanco, con ojos negros como el azabache, cabello castaño oscuro y medianamente largo (hasta las orejas), y con un cuerpo excelente, lleno de músculos. Yo tenía el cabello igual que él, pero negro, soy alto para mi edad, delgado, con un poco de músculos, pero todavía no estoy muy seguro. Él me sonríe y yo también y le dije: “Buen provecho”. Él tenía ya la cucharada preparada, pero muy llena, y al decirle esto, no sé por qué, se le calló el helado en su pantalón. Yo tomé una servilleta y comencé a limpiarle el helado, que quedaba por la entre pierna. Le pude rozar con mis dedos sus testículos, estaba aprovechando la ocasión, cuando empiezo a ver que su pene comienza a levantarse. Terminé desgraciadamente de limpiar y seguí comiendo mi helado, pensando en eso que había visto. No podía ser otra cosa, él tenía un boxer, pero muy liviano, y se le notaba mucho. Después de un rato, me dice: “¿No te acuerdas de mí, verdad?” y yo lo veo pensando. “Por supuesto, eres el del video club, Jason ¿no?”, le dije. “Sí soy yo, ese mismo, a donde tú siempre vas...” No podía creerlo, me siguió hablando después de lo que sucedió allá “abajo”. Seguimos conversando de películas, las mejores, opinábamos y criticábamos las películas más importantes. En eso me dice: “¿Sabes?, yo soy aficionado al cine y he hecho varias películas con efectos especiales que no me han gustado, pero ayer terminé de hacer una, que no es igual a las demás, me preguntaba que si podías ir hoy en la noche a mi casa, para que la veas.” Yo acepté inmediatamente. Pero había un problema, yo tengo 16 años y en mi casa no acostumbran a verme salir mucho, menos los viernes, que llego tan cansado de clases, pero algo me iluminó el cerebro para que funcionara rápido: les diría a mis padres que me invitaron hasta el domingo a casa de un nuevo amigo y él me buscaría y me traería de vuelta, con eso bastaría, y así pasó. Nos despedimos, le dije que si me podía pasar buscando y él aceptó. Nos vimos a las siete de la noche, conoció a mis padres y nos fuimos. Me llevé un bolso con unos cassettes en blanco para video grabadoras, y dos cambios de ropa normal e interior. Llegamos a su casa, no estaba muy ordenada, pero se veía decorada con muy buen gusto y además era amplia, tenía cuatro cuartos y entramos a uno, que era el “estudio de grabación”. Me dijo: “Bueno, espero que no te importe el desorden, siéntete como en tu propia casa, en la nevera hay Cocacola si quieres, no bebo licor, así que no encontrarás, espérame que me voy a duchar”. Empecé a observar todo, todos los cuartos tenían cosas diferentes, la sala era amplia y hermosa y tenía en el centro, una escultura en mármol, de un hombre desnudo, con un cuerpo perfecto. Fui a la cocina y tomé un refresco de la nevera. Me lo tomé mientras veía desde el balcón el Lago, que se veía muy de cerca. Jason salió del baño, con el cabello mojado y con una bata de seda blanca, es decir, desnudo, porque no le ocultaba mucho sus preciosas joyas. Nos sentamos en la sala, y traté de pensar en otra cosa, para que no siguiera avanzando mi erección. Dijo: “AHHH, que rico es bañarse. Adam, me imagino que te estarás preguntando, por qué un muchacho que trabaja en un video club, tendrá carro y apartamento propio... (“¿QUÉ?, ¿Acaso puede leer la mente?, estaba por preguntarle eso) ...es que vengo de una familia rica, mi padre se divorció de mi mamá, ella se casó y se fue a vivir al exterior, y ahora mi papá se murió, dejándome toda la herencia. Yo me gradué de médico, y dejé por la mitad el postgrado de urología, así que no tengo trabajo y tuve que empezar a trabajar en ese video club.” Yo no tenía palabras, y entonces me dijo: “Bueno, ¿y qué me dices tú?” “Bueno, este... yo vivo con mis padres, soy hijo único, estoy terminando mi bachillerato, ¿qué más te puedo decir?” “Esta bien, ¿quieres más refresco?” “No gracias, estoy bien” y desde la cocina me preguntó que si tenía hambre, yo negué y fui para allá. Se preparó un sandwich, de pavo, y mientras se lo preparaba, de espaldas hacia mí, no podía dejar de admirar su bello cuerpo y sus nalgas, ovaladas y paradas, él se volteó y yo rápidamente bajé la mirada. Creo que se dio cuenta. “Ven, te voy a enseñar un poco de cada película y después vemos la nueva.” Fuimos al estudio, y colocó la primera, después la segunda, la tercera, la cuarta, mientras yo las observaba y las criticaba, después la quinta, sexta, hasta que colocó la nueva, la cual no tenía todavía nombre. Yo estaba en un sofá, y el se sentó muy cerca de mí, nuestros muslos se tocaban, la bata de él llegaba hasta medio muslo, y yo traía boxer. Traté de no mirarle el pene, él colocó su brazo derecho detrás de mi, apoyado en el sofá y con la izquierda presionó el botón del control de “Play”. Todas las demás películas eran como documentales, no hablados, donde criticaba el odio, las guerras, el SIDA, y las cosas malas de la vida, así decía él, pero a diferencia de las demás, ésta me sorprendió muchísimo. Apenas comenzaba la película con una corta escena y ya había un cuerpo de un hombre desnudo (cosa que me gusta). La trama era de un gay, desde los 13 años sabía que le gustaban los hombres, pero él conservaba su masculinidad, así llegó el momento en que revelaría su identidad y cumplir sus deseos. La película tenía escenas muy explícitas, hasta penetraciones y semen se podían ver. No le tuve que decir que me gustaba, ya que, ya saben, tenía como ese poder mental, y me dijo: “No me digas que te gustó, eso ya lo sé, pero te estuve observando y creo que te identificas con ese hombre, te gusta eso, ¿verdad? Yo lo miré a los ojos, y me quedé callado, entonces, me tomó las manos y siguió: “Yo lo sé, porque a mí también me pasó lo mismo, esa es mi vida, pero si a ti te gusta, no dejaré que llegues a tu independencia y tengas que tener una relación con una muchacha para pasar el tiempo así. Sí, yo soy gay, y quiero que me respondas, porque a pesar de tu minoría de edad, estás bien formado, y das la impresión de ser mayor... me gustas, esa es la verdad...” Cuando yo escuché esto y vi lágrimas en sus ojos, tomé su cara, lo abracé y lo miré esta vez muy de cerca de sus ojos, miré sus labios y lo besé, lo besé con todas mis ganas. “Eso responde a mi pregunta”, susurró. Yo lo seguí besando, y luego lo abracé fuertemente. No lo podía creer, alguien como yo. Nos dijimos muchas cosas, y por fin llegó ese momento que estábamos esperando, el momento en que nuestros cuerpos serían uno. Él comenzó a besarme el cuello, me quitó la franela, y me dijo, “Pero esto es más musculoso y grande de lo que se ve”, dirigiéndose más abajo me besó el pecho, las tetillas, el ombligo y cuando iba a llegar a mi pene, ya erecto, con mis 15cm, 6 pulgadas (eso era a mis 16 años, te puedo asegurar que está más grande) lo detuve y le dije: “Esta es mi primera vez, y tengo miedo que me vaya a doler” “No te preocupes, no soy brusco los primeros días, sólo hasta que el esfínter se acostumbre”. Prosiguió mamándome mi pene, lo hacía con gusto y mis gemidos lo excitaban más, lo podía ver en su cara. Luego yo lo detuve, quería probar su verga, su precum, quería oler su aroma. Le quité lentamente su bata, besándolo en la boca, e hice el mismo recorrido que me hizo a mí, hasta que llegué, tomé su pene y sus testículos, los observé y empecé a mamar ese falo, de por lo menos, 29 cm, que estaba afeitado en la base, estaba circuncidado y los testículos también estaban afeitados. Mientras disfrutaba de mi trabajo, él gemía y tuve que detenerme, ya que sentí que su respiración aceleraba. Besé sus tetillas y su pecho medio peludito, lo miré a los ojos y le dije: “Por favor, que no me vaya a doler”. Él tomó un lubricante y un condón, se lo puso, me besó y me dijo que me pusiera en cuatro, lo hice así, mientras veía hacia atrás. Me acarició las nalgas y me colocó lubricante en mi ano, metiéndome un dedo primero y luego dos. “¿Te gusta? ¿No te duele, verdad?” “No, sigue no te detengas” Me tomó por la cintura y dijo: “Allí voy”. Presionó un poco al principio, y sinceramente no sentí ningún dolor, al seguir pensando en eso, no me di cuenta y de pronto me dice: “Ya estoy adentro baby, ya papi está contigo” Pegó su pecho a mi espalda y me la comenzó a besar, sus penetraciones eran lentas, lo sacaba todo hasta el glande y luego me lo metía completamente, estaba feliz, ya no era más virgen y estaba muy excitado. Él acabó dentro de mí, derramando todo aquel líquido caliente. Sacó su pene, yo me volteé, tomé esa verga, le quité el condón y seguí mamando ese órgano lleno de placer. Me levantó por las axilas y me dijo, desde ahora seré tuyo y tu serás mío, te amo”. Me besó tan profundo y con ese sentimiento de felicidad, que mi felicidad creció más y más. Me quedé dormido en sus brazos, yo abrazándolo a él. Esa noche fue la mejor de mi vida, pasamos ese fin de semana, amándonos en todos los... Pasaron cuatro años, pero antes de eso, a mis 18 años, mis padres decidieron irse de “segunda luna de miel” y decidieron que ya yo tenía la edad suficiente y me podía quedar a cuidar la casa sólo y con todas las provisiones necesarias, ¡por un mes!, mientras ellos disfrutaban. Así sucedió, pero lo que ellos no se imaginaban, era que no estaba en mi casa, sino que viví ese mes con Jason. Yo me fui para su apartamento el mismo día que ellos salieron, me lleve la mitad de la ropa que tenía, y salí. El primer día nunca se me olvidará: entramos a su apartamento, yo dejé mi maleta y me tomó de la mano y me dijo: “Andrés, sé que nos conocemos desde hace dos años y nunca has entrado a mi cuarto, bueno, hoy lo verás.” Me condujo por el pasillo, hasta una puerta de metal, que estaba cerrada. Se sacó de la billetera una llave y la abrió. Entré a ese cuarto misterioso, y encontré otras dos puertas, abrí una y encontré el baño: tenía un jacuzzi, que ocupaba la mitad del baño; el jacuzzi estaba lleno y Jason me dijo: “Nos bañamos allí, y después pasamos a mi cuarto, ¿te parece?” Yo le dije que sí, yo lo desvestí y él me desvistió y entramos en el jacuzzi. Estuvimos hablando acerca de nosotros, y luego tomó una toalla, me hizo levantar, me secó y se secó él, y por fin entramos a su cuarto. Era espectacular, tenía en el centro una cama levantada del piso, pero sin patas, era mas bien como un columpio, pero no se movía. Me cargó y me acostó, estábamos desnudos, entonces se acostó sobre mí, y me acarició el cabello húmedo, me besó y yo me dirigí a su verga, que ya estaba parada. Él estaba de lado y yo también, así que formamos un 69. Cuando ya tenía la erección, buscó lubricante, me colocó en el culo y me metió esa verga, ya más rápido, ya que lo tenía acostumbrado. Ya no usábamos condón, ya que nos hicimos la prueba del SIDA y salimos negativo. Mientras me daba, me dijo: “Ah, ¿sabes Andy? Creo que ya es hora que tú lo hagas.” No eyaculó, se acostó boca arriba, y separó las piernas, levantando su espalda baja. Le coloqué lubricante en su hermoso ano, tomé sus dos piernas, y le metí mi verga, que ya había crecido hasta los 24cm. Veía la expresión de su cara, de verdad lo disfrutaba. Y sus gemidos eran muy altos (claro, su cuarto estaba totalmente cubierto de corcho, así que no podía salir ni entrar cualquier sonido), eyaculó mientras yo lo masturbaba y yo acabé dentro de él. Lo besé y nos quedamos dormidos en aquel silencio tan profundo. Retomando el tema, por fin tenía 20 años, y estaba estudiando diseño gráfico, él terminó sus estudios y tenía un consultorio de urología, ya saben, en realidad le gustan... Un día él me dijo: “Andy, quiero que lo pienses muy bien, ¿quieres vivir conmigo?”. Yo no sabía qué decir, él era lo más especial en toda mi vida, en realidad lo amaba, como amante, como mejor amigo, como hermano, en todos los sentidos. Entonces me decidí y le expliqué a mis padres que me quería a vivir con Jason (sin decirles que éramos pareja), ellos no me respondieron en tres días, yo les di tiempo para que pensaran y como caído del cielo me dijeron que sí, pero después de llantos, me suplicaron que no los olvidara y que los fuera a visitar. Recogí todas mis cosas y me fui a vivir con Jason. Al principio era un poco incómodo, ya que ninguno de los dos estaba acostumbrado, pero luego se fue haciendo más perfecto. Las noches eran de maravilla, y siempre nos sentíamos libres, caminábamos desnudos por todo el apartamento, era lo que más nos gustaba. Una noche estaba durmiendo, y siento que alguien me estaba observando. Luego Jason se levanta y sale del cuarto dejando la puerta entreabierta. Seguro lo quería hacer, pero como estaba dormido no me despertó. Salí para ver que quería y veo una luz en un cuarto que no conocía (¡estaba cubierto con un tapiz!), entré y vi un televisor del tamaño de una pared, con una película porno de gays, y estaba Jason dándose una paja. No se dio cuenta que estaba allí, y lo observé mientras se masturbaba. Yo nunca había visto películas de ese tipo, ya que la hizo él mismo. Eyaculó y entonces entré yo. “Andy, ¿que haces aquí?” “Lo que pasa es que yo me di cuenta cuando me observabas y supuse que querías hacerlo, así fue, así que aquí estoy” “Pe Pe Pero ya estoy algo agotado” Entonces cuando dijo esto, yo me le acerqué y lo besé, él me siguió y me empezó a acariciar, me besó el cuello, luego las tetillas, se detuvo y dijo: “Tengo una idea, ya regreso” Salió del cuarto y entró con su videograbadora y dijo: “Ahora tendremos nuestra propia película porno” La puso en el trípode y comenzó a grabar. Se dirigió hacia mí, y siguió lo que estaba haciendo, cuando llegó a mi pene, empezó a mamarlo, mientras miraba la cámara, yo mientras le lameaba el culo, los testículos y el pene. Cuando ya tenía mi verga dura, tomó el lubricante, se colocó el mismo, metiéndose dos dedos, se paró sobre mí y se sentó en mi verga. Empezó a subir y a bajar. Nuestros gemidos aturdían el silencio que había. No eyaculé. Luego él me cogió en cuatro y él arrodillado, no eyaculó, sino que se levantó acercó el lente de la cámara y nos sentamos los dos en el mismo sofá y nos masturbamos hasta que acabamos al mismo tiempo. Al otro día editamos la película juntos en su estudio y desde esa noche, seguimos haciendo videos. Cualquier comentario, por favor escríbeme, me gustará mucho saber tu opinión: serdna_666@hotmail.com Due to international translation technology this story may contain spelling or grammatical errors. To the best of our knowledge it meets our guidelines. If there are any concerns please e-mail us at: CustomerService@MenontheNet

###

1 Gay Erotic Stories from Odnamra

FRIA CAUSA

Un día estaba caminando por una plaza, y frente a ella, había una heladería. Al ver la tienda se me antojó un helado, y me lo fui a comer. Se lo pedí a la que atendía y decidí comérmelo allí. Había una mesa larga, donde se podían sentar unas ocho personas, una al lado de la otra, y quedaba la vista hacia la plaza. Me senté sólo, sin acompañante y sin nadie más, sólo estaba esa

###

Web-04: vampire_2.0.3.07
_stories_story