Gay Erotic Stories

Se celebraba, lujosamente y con mucha gente poderosa, la boda de la hija menor del famoso Don. Un evento de tal magnitud estababa planeado y organizado, perfectamente, y con mucha anticipación. Sin embargo, no faltaban los pequeños detalles de siempre. Y en ese momento, se requería la presencia del mayor de la familia, el explosivo Sonny, que de pronto no aparecía para arreglar tales asuntos. - Bájate los pantalones. Dijo Sonny mientras observaba como su primo, Ralph, había humedecido con sus labios su poderoso instrumento viril. Estaba apurado y había que hacer las cosas rápido. Tenían años de no verse y en cuanto tuvieron oportunidad, ambos se escondieron en el ático de la casa, para recordar los momentos de su adolescencia, donde ambos descubrieron las delicias del sexo. Ralph se levantó, lo miró con ansiedad y mientras se daba la vuelta, para darle la espalda, bajó el cierre de su pantalón y pronto quedó con el trasero desnudo al aire. - Abrete las nalgas. Dijo Sonny, empuñando su grueso pene. Era incómodo, pero el tiempo era el enemigo. Ralph separó lo más que pudo sus piernas, se inclinó un poco hacia adelante y con sus manos dejó al descubierto un casi lampiño orificio oscuro, presto a ser atacado. Sonny escupió su arma, se acercó a su primo y casi de una sola estocada se introdujo en aquel cálido interior. Ambos suspiraron, uno al sentir como era aprisionada su verga y otro al sentirse ocupado. - Uff, ay cabrón, sigue sintiéndose rico tu culo. - ¿Te gusta? Lo extrañaste ¿Verdad? Sonny ya no dijo nada, apretó las mandíbulas y entrecerrando los ojos se concentró en las delicias que sentía. Movía sus cadera con rapidez, tenía que hacerlo, las voces estúpidas de quienes lo buscaban se escuchaban ya cerca. No quería dejar inconcluso aquello. Acoplado en el ritmo, Ralph también movía sus caderas, tratando de tener adentro lo más posible de aquel tronco de carne. La cecanía de las voces los hizo reaccionar, caminando torpemente, pero sin separarse, se fueron acercando a la puerta para impedir la entrada. Ralph apoyó ambas manos en la puerta. - Métemela cabrón, así ... quiero que te vengas en mi culo. - Ay que rico, ya casi me vengo. Uff. Dejaron de hablar y de gemir al escuhar, al otro lado de la puerta, la fastidiosa voz de la tía Gracie. - Sonny, hijito ¿Estás ahí? Reponiéndose, Sonny aclaró la voz, y dijo con fuerza. - Sí, tía, aquí estoy, enseguida bajo, ya encontré lo que quieren, diles a todos que enseguida bajo. - Muy bien, hijo. -¡Pinche vieja! Murmuró en silencio. En ese lapso de tiempo había desacelerado sus embates, cojiéndoselos con suavidad y lentitud. Al marcharse aquella, volvió a darle con fuerza, golpeando una y otra vez las nalgas de su primo. - Estoy a punto ¡Ay cabrón! ¡Ay te van! No pudo evitar lanzar un gemido fuerte, dejándose caer en la espalda de Ralph, Sonny fue inundando con su semen aquel tibio culo. Se arreglaron con rapidez. Sonny estaba listo para dar el discurso de felicitación para la nueva pareja. Due to international translation technology this story may contain spelling or grammatical errors. To the best of our knowledge it meets our guidelines. If there are any concerns please e-mail us at: CustomerService@MenontheNet