Gay Erotic Stories

AUTOBIOGRAFIA GAY - 4 Ya todos conocen todos los aspectos trágicos de mi vida sucedidos antes de que descubriera la felicidad de convivir con el mejor hombre que he conocido J.V. España, o Jotauve como todos le llamaron. Hombre leal, fiel, con increíble sentido de la amistad. Jotauve fue mi jefe, mi amigo, mi compañero y mi amante. Digo fué porque un cáncer repentino terminó con su existencia. Sólo duró tres meses desde que se lo diagnosticaron, tenía una metástasis generalizada y nada se podía hacer por él. Sufría dolores intensos, pero trataba de irradiar alegría a todos los demás. Siempre tenía una palabra de aliento para el que lo requiriera, o sabía dar ánimo al que lo requería. Han pasado años de su muerte y aún recuerdo como diariamente al llegar del trabajo, nos bañábamos juntos, enjabonándonos mutuamente. Luego nos introducíamos al jacuzzi para disipar las tensiones, tomábamos algún trago ligero mientras jugueteábamos en el agua. Terminábamos siempre en la cama ensayando hacer el amor en alguna posición sacada al azar de alguna fotografía publicada en alguna revista (para entonces Internet no se había popularizado en Venezuela). Me penetró en todas las posiciones imaginables, boca abajo, en cuatro patas, boca arriba con las piernas levantadas sobre sus hombros o rodeando su cintura, de rodillas, de pie inclinado, de lado, desde atrás estando ambos acostados, y no sé cuantas posiciones más. Posiblemente esa posición que está pasando por tu mente también la ensayamos un día. Nuestro trato era que lo que él me hiciera yo se lo debía corresponder. Es imposible recordar cuantos 69 realizamos juntos, ni cuantos 71 como él llamaba al 69 cuando además de mamarnos nos metíamos cada uno al otro un dedo por el culo. Recuerdo la excitación que me producía cada vez que con su lengua recorría mi culo, mi periné, mis bolas y mi verga, en un sentido y otro, en ida y vuelta, hasta que mi verga se volviera un asta de bandera, y él la tomaba con su boca. Escribo estas líneas y recuerdo la sensación de sentir el aleteo de su lengua sobre el frenillo de mi pene, y los movimientos circulares que daba la punta de su lengua sobre mi glande. Por más que explicaba como hacerlo, creo que nunca fui un alumno aprovechado, aunque me siempre me dijera: Reinaldo esta vez estuviste mejor. Recuerdo un día que después de recibir una llamada telefónica, me dijo: Ven conmigo a conocer tu doble. Le pregunté que se trataba y me recordó que antes que nosotros nos empatáramos, el tenía una obsesión por mí y en todos sus viajes al exterior buscaba chicos que se pareciesen a mí. El que lo había llamado era un chico de Puerto Rico que había venido a Venezuela en un crucero y estaría ese sólo día en Caracas, ya que el barco zarparía de nuevo esa noche. Era realmente sorprendente el parecido, yo creo que de haber sido gemelos no podríamos habernos parecido tanto. La sorpresa de ambos fue tal, que creíamos estarnos viéndonos en un espejo. Así que tomamos la decisión de irnos al apartamento y poder comparar nuestros cuerpos y medidas. El resultó pesar 1 Kg más que yo, y medir 1 cm. Más. Yo en cambio tenía el pene un poco más largo y grueso que el de él. Jotauve disfrutó mucho ese día mientras nos tomaba medidas a ambos, nos excitaba de la misma forma a los dos para ver si las reacciones eran iguales, pero sobre todo porque me estaba demostrando que era cierto que siempre me había querido. Ese día terminamos teniendo relaciones los dos, mientras Jotauve nos contemplaba. Fue realmente una sensación rara, ambos sentíamos, al vernos en el espejo, como si nos estuviésemos penetrando o mamando a nosotros mismos. En la medida que sentía que se aproximaba su muerte, decidió ir repartiendo sus bienes, no teniendo herederos legales directos, estableció legados testamentarios a favor de algunos familiares, de amigos, de sus empleados y de personas que habían tenido especial significación para él. A mi me dejo un fideicomiso bancario cuyo rendimiento sólo podía utilizar para costear mis estudios universitarios y mi mantenimiento en el campus de la universidad norteamericana donde el había estudiado. Solamente después de haber culminado los estudios y haberme graduado el banco pondría a mi disposición el capital acumulado del fideicomiso. Jotauve, se salió con la suya, me obligó a ser un profesional. Nunca volví a empatarme con ningún otro hombre, ni creo pueda hacerlo. Ahora soy ingeniero, estoy casado, tengo una esposa, dos hijos y un nieto, todos maravillosos. Todavía siento atracción por los chicos jóvenes, y siguiendo el ejemplo de Jotauve trató de satisfacer esa necesidad de tocar y sentir la piel de sus cuerpos procurándome contactarlos en mis viajes de negocios al exterior. Creo que ahora es más fácil, los chats por internet, los e-mails son mecanismos de contacto muy eficientes. Es posible que tu, lector, te intereses en mi. reinaldo-v@usa.net