Gay Erotic Stories

MenOnTheNet.com

Mi Idolo Deportivo, Parte 2

by DAVE


La segunda pelea preliminar ya había acabado y se anunciaba un atractivo combate entre dos peleadores mexicanos. Mi padre me preguntó si estaba mi estómago mejor y yo aseguré que sí. Cuando empezaba el tercer round de la pelea sentí de pronto un piquete en el trasero, por abajo del asiento. Al mismo tiempo una mano me tocaba con fuerza el cuello y una respiración calida me inundaba la nuca. Adiviné: era el Pantera. - Vamos a un hotel, nene... Lo tuyo y lo mío aún no se acaba. - ¡Cállate! -susurré muy bajo por miedo a que mi padre escuchara. - Vamos a probar, nene... A los dos nos hace falta... Los susurros llamaron la atención de mi padre que no tardó en reconocer al boxeador. - ¿Lo conoces? -me preguntó. - Sí, claro... - Estoy invitando a su hijo a salir conmigo, señor... - Vamos a platicar un momento allá atrás... -sugerí al boxeador. Siempre había estado muy sujeto a la autoridad paterna y lo que más me horrorizaba en la vida era que mi padre siquiera sospechara mis pensamientos homosexuales. - No tienes nada que hacer con ese pelafustán... -me detuvo mi padre severo. El Pantera en respuesta me echo su aliento en la oreja. Y entonces vino un pensamiento a mí. Si el Pantera había sido el hombre de mis sueños, ¡no podía dejarlo ir, ni escapar de él, como lo habia hecho un momento antes! La oportunidad de hacer realidad mi sueño, se me presentaba de nuevo. ¿Quién podría decir lo mismo?. Ahora podía tocar al hombre de mis sueños y hartarme de esa realidad de carne y hueso que es más bella que todos los sueños. Pero, a cambio, tenía que enfrentarme a mi padre. Romper con su autoridad. Y... ¿Qué hacer? - Papá, disculpa, tengo un compromiso con mi amigo... - ¿Con ese gañán? - No es un gañán, padre... Es un gran tipo... - No puedo darte mi permiso... - Entonces, me voy sin él... Y me levanté y tras de mí se levantó el Pantera y juntos salimos del gran auditorio. El boxeador me pasó el brazo por el cuello y yo se lo pasé por la cintura, de modo que anduvimos abrazados hasta el estacionamiento. Allí pasamos a su auto. - ¿Adónde me llevas? -pregunté cuando encendió el motor. - Hay un hotelito cercano, cómodo, económico... Ideal para una prima nocti. - ¿Una que? - Una noche de estreno... - ¡Guuuau -exclame riendo. Encendio el motor del coche y yo me pegué a el. - ¿Dices que me amas, nene? -echo a andar fuera del estacionamiento. Le di un beso en la mejilla y pronuncie en su oreja: - Hace cinco años te vi en una foto y me prendi de tí... No lo sabia, pero desde entonces he estado enamorado... Mi idolo deportivo, el hombre de mis sueños... - Nunca nadie me ha amado de verdad... -admitio el Pantera, e hizo un gesto como de que iba a hablar mas. Pero estuvo callado unos momentos, como pensandolo bien, para finalmente decir: - Lo pense hace un momento, cuando sali tras de ti: tu amor por mi es verdadero. Soy un hombre en desgracia... Y solo alguien que me quiera realmente iba a venir a declararseme como lo has hecho tu... Me gustas, eres lindo... Mas lindo que mi ex esposa... Mientras el hablaba yo le iba tocando los brazos, acariciandoselos suavemente, con ganas de poner las manos sobre sus muslos, pero sin atreverme a hacerlo. - Me agradaria corresponder a tu cariño con algo inolvidable para ti: quiero iniciarte sexualmente. Hacer de esta prima nocti una verdadera noche de bodas... - ¡Guuuau! -volvi a exclamar entusiasmado. Era una excitante fantasía, un juego inocente que el Pantera había inventado para corresponder de algún modo a mi emocionante confesión del vestidor. Era un tipo sensible en verdad, cuya desgracia era precisamente su gran corazón. Se había dejado desplumar una fortuna enorme por un montón de sus seguidores y falsas amistades con quienes había dilapidado ingenuamente miles y miles de dólares.. Al salir yo del vestidor y dejarlo solo, lo pensó a la velocidad de la luz: quizás para él este asunto no resultara mas que una aventurilla más en su larga vida, pero para el chico que lo amaba, o sea yo, la cosa era diferente: sería algo maravilloso ¿Por qué no corresponder de alguna manera a esos emocionados sentimientos míos y procurarme una experiencia inolvidable? Así que se enfundó rápidamente a unos pants y salió a buscarme. se acordaba que estaba yo cerca de su esquina en el ring, puesto que le había alentado en la pelea. Ahora ya entrábamos al estacionamiento del hotel. - Es una suerte contar siempre con los anillos de compromiso, ¿he? No entendí a qué anillos se refería, hasta que aclaró sonriendo: - Un anillito de carne, para tu dedo sin uña... Iba yo pegado al cuerpo de mi amigo, y me pegué más a él para responder: - Yo también tengo un anillito de carne para tí... - Dos anillos de desposados... Seremos esposos... ¿o no? - Si quieres...-le tomé la mano derecha con ternura y se la llene de besos. Estabamos en las Vegas, donde yo creía que todo era posible. En el fondo, aunque aceptaba ahora todo el juego, tenía yo dudas respecto a las verdaderas intenciones de mi amigo: ¿pretendía realmente que fuéramos al registro civil o era una fantasía? Confieso que el 95 por ciento del camino estaba seguro de que era una fantasía inocente, pero el otro cinco por ciento del tiempo me entraba una especie de mareo al pensar que Joe estaba decidido realmente a casarse conmigo... Si eso fuera posible, ¿tendría fuerzas para decir "no" delante de un juez? Por supuesto que no, pero ¿qué vida me podía esperar al lado de un personaje de esta clase? ¡Oh, cielos no podía imaginarlo! Me alegré de que no nos hubieramos detenido en ningún otro lado antes de llegar al hotel. Antes de bajar del coche, comenté apenado: - ¿Te digo algo, campeón? Bueno, pues me alegra mucho entregarte mi virginidad, mi anillito de desposado... Aunque a lo mejor no lo encuentras tan apretadito como un quinto de verdad... - ¿Por qué dices eso? - Es que hace poco me metí cosas en el culo... - No te apures, yo tampoco llego virgen al matrimonio... Mi hombre me dio entonces un beso en la boca y me animó a bajar. - ¿Me vas a cargar? -le dije cuando nos disponíamos a entrar a nuestra habitación. - Estoy adolorido, ¿por qué no me cargas tú? Nos reímos y entramos al cuarto abrazados. Forcejeamos un poco y luego, en la mitad del cuarto, fuertemente abrazados, nos dimos un beso en la boca. Su lengua se metió en mi boca y estuvo jugando con ella, como si tratara de poseerme con ella. Luego estuvo lamiendome el rostro mientras sus manotas se aferraban a mi trasero. Se notaba que estaba tan excitado como yo, pese a lo golpeado que tenía el cuerpo. Nos desnudamos mutuamente y nos metimos en la cama a acariciarnos. Yo tenía una bárbara erección entre las piernas y el pene de Joe, aunque iba mas lento, se había alargado y engrosado bastante y comenzaba a querer cobrar firmeza. Empezó a besarme y a chuparme el pecho, pero yo estaba tan excitado que cuando me puso la mano en la verga, mi miembro se estremeció y amenazó con eyacular. - ¡Estas a punto ya! -exclamó el boxeador-. Aprieta el culo -aconsejó. Logré controlarme, pero en la boquita de mi pene salió una gota de leche. El ex campeón se avalanzó a capturarla con la lengua y a chuparme suavemente el glande. Traté de retirarlo, pues otra chupada más y ya no podría contenerme más. Él se retiró relamiendose todavía los labios. - ¡Cójeme, nene! Es tu turno...-se empinó en la cama, colocandose boca abajo, con medio cuerpo afuera para exponer mejor el ojo del ano.- Ensarta tu verga en mi ano anhelante y llena mi recto de tu preciosa leche... ¡Anda, masajeame la próstata! En verdad me urgía ya darle satisfacción a mi robusto miembro viril. Yo era un muchacho delgado, pero muy recio. Hacía deporte y estaba acostumbrado al ejercicio físico. Era guapo, lampiño, muy blanco de tez, y quizás aparentara dos años o tres años menos de los que tenía. De ahí la inquietud del boxeador al preguntarme mi edad. Mi pene era menos largo y menos grueso que el del Pantera, pero, como todas las vergas, tiene algo de salvaje y hermoso a la vez que luce muy apetecible. - Echate saliva en la verga y también echame en el culo...-pidió Joe. Obedecí gustoso. Aunque todo esto era excitante hacerlo, sirvió para calmar un poco la urgencia de mi sexo erecto, y cuando me enfilé decidido al ojete sonrosado, rodeado de vellos ásperos, pude luchar con éxito contra la natural resistencia que encontré en mi feliz intento. En efecto, mi verga empezó a meterse sabrosamente en el cuerpo adolorido del ex campeón. Logré hundirme hasta el fondo y acomodarme de tal modo que pudía mover la pelvis a gusto. - Con huevos, cabrón -pedía el boxeador-. Te estás cogiendo a un macho. Respondí con gusto y empecé a moverme con fuerza a todo lo largo de su recto ferozmente empalado con mi verga. Me sentía transportado a la gloria y perdí la noción del tiempo hasta que llegó una explosión de placer que desde mis genitales se extendió a todo mi cuerpo. Me derrumbé luego sobre el cuerpo del ex campeón y éste soltó un gemido. Luego me acosté a un lado suyo y cerré los ojos. Estaba cansado. El Pantera, en cambio, estaba bien caliente. Ahora él tenía una enorme erección. En su cuerpo de perfecto atleta, su verga era también perfecta, y hermosa, como un sueño gay hecho realidad. Volvió a acariciarme, a llenarme de besos desde la boca al pecho, y luego, por atrás: del cuello y la espalda a las nalgas. - Me toca a mí recibir tu anillito -me advirtió divertido cuando empezó a agarrar mi trasero- Seras mio y de nadie mas... En respuesta me acomodé para permitirle jugar mejor con mis nalgas. Me abrí todo lo que podía para exponer ansioso mi ano ardiente. ¡Por fín, gracias al cielo, iba a penetrarme un macho de verdad! La excitación crecía en mí. - Cójeme, campeón... Estuvo acariciandome con sus manos, me frotó el ojete con uno de sus dedos y luego pasó a darme con la lengua, mientras yo, totalmente enardecido, hablaba y hablaba. A veces le suplicaba que me metiera de una vez su tranca fabulosa, y luego le contaba mis fantasías cuando hacía imaginariamente el amor con él. Por fín cuando mi ano había recibido tal cantidad de lenguetazos y chupadas que se había distendido del todo, el campeón (le voy a quitar el "ex" desde este momento porque para mí siempre ha sido un chingón de los más chingones), se tiró boca arriba en la cama y me señaló su verga monumental. Imaginé que quería que me sentara en ella. Y sí, eso quería, pero antes me dijo que se la ensalivara bien. Lo hice con renovado placer. Durante unos minutos le estuve chupando la verga, lamiendosela y dandole lengua por todos lados. Joe es un garañón tremendo al que se le puede estar mamandosela durante horas enteras. Si a uno le gusta mamar, no hay verga como la suya. Pero ahora Joe tenía ganas de consumar nuestro compromiso y ponerse el anillito prometido en el dedo más gordo de todos. - Clávate... -me pidió. Yo me acomodé en la cama y obedecí. La punta de la verga se me clavó con fuerza. Acomodé el culo para facilitar la penetración y poco a poco me fui sumiendo en la tremenda estaca. El culo entero me ardió, me entraron temblores en las piernas, sentí que me abría en dos partes, me saltaron las lágrimas de los ojos, pero logré finalmente llegarle hasta la raíz. - ¿Duele? -preguntaba Joe. - Algo -reconocía yo. - Pero te gusta... - Ajá... -respondí, pero la verdad es que el dolor me había hecho perder la erección. - No te muevas -recomendó-. Vamos a estar así un rato, hasta que recuperes la sensibilidad del culo. El recto tiene sensaciones también. Es como una boca que puede besar, chupar y tragar... Así la pasamos largo rato. Yo acomodandome a las exigencias de mi macho, y él buscando nuevas fuentes de placer para los dos. A veces me pedía que me moviera y que me concentrara en sentir su verga con el culo, o que me imaginara cosas que se le ocurrían, o que me acomodara para que su glande quedara en la entrada de mi culo. Fue así como empecé yo a recuperar la sensibilidad. O quizás a ganar sensaciones, porque lo que empecé a sentir a partir de ese momento no se compara con las veces que me metía objetos en el recto. A lo mejor todo ese tiempo me había estado masajeando la próstata, el caso es que me empecé a sentir de nuevo superexcitado y con ganas de engullir con el culo hasta los huevos del campeón. Me empecé a mover con fuerza, saliendome algunas veces de su verga impar, y volviendo a clavarme en ella hasta la raíz. Entanto, el Pantera se habia sujetado a mi verga y me chaqueteaba al ritmo con que yo me movía en su tranca. Ya no soportaba yo el dolor y el placer. Estaba palido y tembloroso, tenía las piernas engarrotadas y me sentia partido en dos. El Pantera se compadecio de mi, me detuvo para descansar y aprovecho para decir que cambiaramos de posicion. Me puse en cuatro patas, con el culo empinado para que me pudiera ensartar y montar a gusto. Y volvio a meter su verga monumental en mi ano ardiente. Ahora si: mi idolo deportivo me tenia ensartado tal como habia yo soñado tantas veces. Comenzo a moverse sabrosamente adentro de mi. Largas embestidas de su verga hasta lo mas hondo de mis intestinos. Y pronto senti claramente el estremecimiento de todo su cuerpo y los fuertes chorros de semen en mis intestinos. Despues de tirarnos largo rato en la cama a descansar, Joe se quedo dormido profundamente. Yo estuve admirando su rostro y su cuerpo largo tiempo. Asi a mi merced, el hombre aquel se me antojaba aun mas. Era hermoso de cabo a rabo. Lo estuve acariciando y besando sin que se diera cuenta. Luego me acoste a su lado y me quede dormido abrazandolo. Despertamos muy tarde. Ambos con una ereccion y con ganas de hacer el amor. Pero de modo simultaneo algo sonó en el interior nuestro. Joe se acordo que tenia que pasar a pagar una deuda antes de las once de la mañana. Ya eran las diez y media. Yo me acordé de mi padre. Estaría furioso y preocupado. Corrimos a bañarnos juntos, a enjabonarnos mutuamente y a darnos besos bajo la ducha, pero veinte minutos despues ya estabamos en la calle. Joe pagando su deuda y yo hablando por telefono con mi padre. Le dije que estaba bien, que no se preocupara por mi, que simplemente me estaba divirtiendo y colgué. Joe salio sonriendome. - Me quedan 150 dolares -me dijo estando ambos ya en su coche.- Lo justo para alcanzar la playa, ¿he? Saque de mi cartera algunos billetes y se los meti en el bolsillo de la camisa. - Mi parte. Pasamos juntos cinco dias maravilloso en un pequeño departamento que él tenia cerca de la playa. Era su ultimo refugio, la última cosa que le quedaba de los dias en que gozo de fama y dinero. En esos cinco dias, confieso que Joe se comporto divinamente conmigo, si bien empezo a asumir conmigo un rol dominante que a fin de cuentas a mi me gustó que hubiera asumido, tratandome de "niño" y de "mariquita", solo porque me habia hecho adicto a sus fenomenales cogidas. Riendome yo le reclamaba que se necesitaba ser muy macho para aguantar su tremenda verga adentro de uno, y todavia sentir placer por ese modo salvaje y barbaro que tenia de coger. Despues comprendi que él habia sido un tipo con formacion heterosexual tradicional y necesitaba de esas bravatas para sentir que no habia perdido su masculinidad en esa maravillosa relacion que se estaba dando entre nosotros. Necesitaba tratarme asi, para reafirmarse como macho. No todos nacen con una estrella en la frente, ni pueden aceptar su homosexualidad con naturalidad. Yo estaba feliz a su lado. El viernes flotaba en el ambiente un presentimiento extraño, como que las cosas iban a terminar. Estabamos tristes e inquietos. Salimos de compras y luego fuimos a caminar por la playa. Habia un grupo de muchachos en traje de baño jugando volibol. Nos detuvimos a verlos. Joe me pregunto: - Dime, nene, esos muchachos, ¿te gusta alguno de ellos? Yo me puse colorado. Los muchachos eran atleticos y atractivos la mayoria. Y a mi, desde que me acuerdo, los muchachos y los hombres siempre me han gustado con tantito que se miren bien. - Todos son atractivos -respondi-. Pero al único hombre que quiero es a ti. Joe permanecio callado un momento, luego añadio: - Reconozco que son de buen ver, pero , ¿sabes? a mi no me atraen... ¡En cambio tú! Eres el único muchacho que me atrae... Y nos fuimos corriendo al departamento a hacer el amor. Me había aficionado tremendamente a las brutales cogidas que Joe me daba, de modo que, apenas nos desnudamos ya estaba yo queriendo su verga monumental penetrandome fogosa. Joe retardó ese mágico momento y cuando al fin se metio adentro de mí... ¡tocaron el timbre insistentemente! No ibamos a hacer caso, pero empezaron a golpear la puerta. - ¡Abran, sabemos que están ahí! Era la voz ronca de un hombre, pero atrás de esa voz ronca pude escuchar la voz mas delgada de mi padre. Joe se puso un short y fue a abrir la puerta mientras yo corria a esconderme al baño. - ¿Qué pretenden, señores? -salio Joe sin poder disimular la ereccion que se mantenia bajo la ropa. Al reconocer a mi padre, les dejó pasar con fingida cordialidad, y una vez que estuvieron adentro, soltó sin la mayor compasion estas palabras: - ¿Por qué viene a interrumpir, señor Gonzalo, justo en el momento en que tenía a su hijo ensartado con media verga adentro de su primoroso culo? Mi padre abrio los ojos horrorizado. Joe se sobó la erección sobre la ropa y señalo hacia el baño, como invitando a mi padre a asomarse. La puerta del baño no cerraba bien, de modo que mi padre siguio las indicaciones de mi amante y se asomo adentro seguido de su compañía. Me encontró tratando de cubrir mi desnudez. El tipo que lo acompañaba miro la escena con atención, tomó nota en una libreta que llevaba y mi padre, conteniendo la voz, me ordeno: - Vistete de inmediato que nos vamos a casa. Joe se estaba controlando, pero cuando mi padre trató de golpearme y sacarme del baño a empellones, se interpuso entre los dos. - ¡Déjelo, señor Gonzalo, usted no tiene derecho! Se armó un mayor escándalo. Bajó incluso la vecina del departamento número 3, una rubia con la que Joe se había acostado un par de veces en sus años de gloria. Pero, Joe puso las cosas en paz finalmente cuando se logro hacer entender: - ¡Olvidese de su hijo, señor! El es mayor de edad y ha escogido una opcion sexual diferente a la suya. ¿Quiere que llame a la policia para que lo saque de mi departamento? El tipo que acompañaba a mi padre, era un notario publico que pretendía dar fe de algo inusitado que de momento no comprendí. Antes de salir, el tipo me pregunto de manera formal: - Dígame, joven: ¿usted se ha venido a vivir con este hombre por su propia voluntad...? - Sí, señor... pero dígame, ¿a usted que le importa? ¿Por que lo ha traido mi padre? - Lo sabra en su momento, joven... Solamente dígame: ¿se rehusa usted a regresar al hogar de su padre...? ¡Pienselo bien antes de contestar! Mire a los tres, uno a uno, con temor y alarma. ¿Por qué había recurrido mi padre a esa persona, o quizas al reves, por qué esa persona habia llevado a mi padre hasta esa situación? ¿Qué esperaban de mi los tres? Mi vida me pertenecía. Por eso estaba ahi desnudo, tratando de cubrirme con una toalla. Joe seguía vestido solo con un short, descalzo y semidesnudo. Su erección seguía igual de fiera que cuando me empezaba a coger momentos antes, pero estaba turbado y confundido. Me miraba con alarma. Comprendí entonces donde estaba mi lugar. Tiré la toalla y me coloqué atrás de mi campeón. Lo abrace por atrás y metí ambas manos adentro de su short. Me agarré a su verga y comencé a sacarsela del pantaloncillo. El en respuesta, acomodó sus nalgas en mi bajo vientre. - Papá, perdoname, pero yo me quedo... Estoy enamorado de este hombre y mientras él me acepte, yo estaré aquí amándolo... Mi padre estuvo a punto de desmayarse. Sin aguantarse más salio corriendo del lugar. El otro tipo simplemente me extendió un papel. - Se debe presentar en el juzgado tercero en dos semanas... Cerró la puerta tras de sí. - ¿Qué cabrones pasa? - No sé, no lo entiendo... - Me asustó mucho tu padre y el tipo ese... - A mi tambien... - Temblaba yo -confesó mi campeón-, de miedo por perderte... - No te puedo dejar ya, Joe... ¿No te acuerdas que nos desposamos? Volvimos al punto donde nos habíamos quedado ante la interrupción y pasamos una noche caliente. - Yo tampoco te puedo abandonar, ni puedo permitir que te vayas, nene... Te quiero mucho, te deseo ardientemente... Tu culo me trae enloquecido. Ya no puedo vivir sin tí... - Pero este papel, Joe, ¿qué significará? - No entiendo, pero en dos semanas pueden ocurrir muchas cosas... - ¿Cómo qué? - Te la puedo meter 42 veces, tres veces diarias... - ¡Oh, Joe, si yo quisiera vivir ensartado en tu verga! - Pues vas a tener verga para toda tu vida, porque nos vamos a casar de a deveras, niño... Ya eres mayorcito, ¿he?... Estabamos cogiendo. Yo sentado en el vientre de Joe, mientras platicabamos de esto. Mientras nos moviamos al parejo para disfrutar de la unión de nuestros cuerpos, pensé de nuevo en qué clase de vida iba a llevar al lado de una persona casi analfabeta, que había dilapidado toda su fortuna. Cuando le limpiaba a Joe el vientre con una toalla humeda, él me tomó de los cabellos y acariandome dijo de pronto: - Mi hermano mayor tiene una tienda de autoservicio... Me ha ofrecido trabajo en ella... - No comprendo -dije. - Pues voy a aceptar. Le daré ese gusto a mi hermano. A él nunca le gusto que yo anduviera pegandome en el ring. No es mucho el sueldo, pero podremos vivir de eso... ¡De veras! Esa misma semana, viajamos 1200 kilómetros en automóvil para casarnos en otro estado ... Fue una ceremonia discreta y privada, pero no pudo escapar de la mirada de un periodista que escribio una nota estúpida que decía que el ex campeón de boxeo se casaba con un joven heredero. Me reí de la nota. Ahora de seguro mi padre no pensaba en heredarme un céntimo de su fortuna (que no era mucha en realidad). Sin embargo, cuando nos presentamos en el juzgado nos llevamos la tremenda sorpresa de que mi tio abuelo me había heredado una fortuna realmente atractiva. Para eso era el citatorio, y quizás por eso el notario urgió a mi padre a aclarar lo de mi domicilio y situación, pues mi padre me trataba como a un menor de edad. Al Pantera no le gustó mucho saber esto, pero ha acabado por entender que a caballo regalado no se le mira el diente y, que, por el contrario, seguimos necesitandonos uno al otro. Su experiencia nos puede ayudar a ambos a administrar mejor ese dinero. Ya tenemos dos años viviendo juntos y me sigue tratando de mariquita, pero eso no me importa porque sigue cogiendome de modo bárbaro y salvaje. De vez en cuando se nos antoja a ambos invertir los papeles y yo le digo que ahora el es la mariquita. Se enojaba mucho las primeras veces, pero ahora se rie y acomoda el culo para que no quede afuera ni un milímetro de mi enorme verga. Fin de Mi Idolo Deportivo Yollotl50@hotmail.com

###

16 Gay Erotic Stories from DAVE

Another Real Experience

You may remember me from a story (which was a true experience) that I submitted a few weeks ago (called 'My Model' under 'First Experiences") . My name's Dave and I'm 18 yrs old , 19 next year I had my experience when I was 17 and haven't been able to get enough man cock since. Anyway I've dumped the girlfriend now and would like to share another of my experiences

Enculado Uno, Envergado el Otro

No acababa yo de salir de la perplejidad. Estaba tirado en un cama vieja, adolorido de todo el cuerpo por la madriza recibida, con la cara hinchada y la boca partida, atado de manos y de pies. Me sentía, además, mojado, muy mojado. Del miedo o qué se yo, me había orinado encima de mi mismo... Y, aunque no me guste admitirlo, me había cagado también, de tal suerte que apestaba

Fantasy Eastenders

It had been a hard day at school for Jamie and Martin. Both boys had just finished a PE lesson, thankfully the last lesson of the day. They arrived back home at Albert Square and headed for Martins house. The Fowlers house was deserted. Pauline would be at the launderette for at least a few hours yet. The two boys headed up the stairs to Martins room and slumped on the bed.

Fun At The State Fair: Day Four

You may remember in my first story I mentioned that three of my four sexual experiences during the Fair were with guys named Charles, or variations thereof. First there was Chaz; on the third day was Charles (in between was TeeJay); and on the last day I attended, I linked up with a hot dude who liked to be called either Chuck or Charlie. He was back behind the midway, shirtless,

Fun At The State Fair: Day One

I got unusually wild the weekend before the 9/11 tragedy hit. My partner was away for a family funeral, and I got bored, so I decided to drive down to the south end of town, have a couple of cold ones, and check out the State Fair. And I am way fucking glad I did! This is really strange, too, because over the course of the weekend, it involved four carneys, three of whom were

Fun At The State Fair: Day Three

After work, I got to the Fairgrounds around 5 PM and spent a lot of time cruising the carneys, playing at seducing three gorgeous ones ... ranging in age from around 20 to right around 40. All three of these dudes disappointed me, answering my suggestion with a) "I'm gonna pretend I didn't hear that. Please don't repeat it." ... b) "No, I ain't into that kinda shit." ... and c) "If

Fun At The State Fair: Day Two

On the second evening of the State Fair, I went in to look for Chaz again. But at his booth, instead of Chaz, there was this really nasty hefty ugly lumpy dude. So I walked around and cruised the crowds a while. There was some very nice cock walking around there. After an hour or so, I was getting hungry (for food). Something smelled really good -- smoky and fragrant -- and soon I

Keeping "Score"

***The following is a work of fiction*** The seats themselves weren't that great: the view of the basketball court was barely viewable, and I couldn't make out most of the players I was looking for, Nick Carter in particular. He was so fine, that was for sure, and as I sat in the bleachers watching for him I suddenly found my eye-candy. I squinted. So, it was he in that white

Lunch Break, Part 1b

There was something about the story "Lunch Break, Part 1" on www.menonthenet.com that made me do something I had never done before: I wrote the author. HotRod and I hit it off right away. Imagine my surprise to find out we worked in the same town. After a week or so, he agreed to meet me for drinks. I suggested a place I knew near his office and told him I'd pick him up after work.

Mi Idolo Deportivo, Parte 1

Primera parte de Mi Idolo deportivo Un muchacho puede estar enamorado sin darse cuenta de su idolo deportivo. En este episodio lo acabo de descubrir. (Yollotl50@hotmail.com) El Pantera estaba acabado. Sus años de gloria en el ring se habían esfumado y ahora los golpes le caían una y otra vez con ganas de romperle todita la madre. Él se enconchaba y resistía indómito, mientras

Mi Idolo Deportivo, Parte 2

La segunda pelea preliminar ya había acabado y se anunciaba un atractivo combate entre dos peleadores mexicanos. Mi padre me preguntó si estaba mi estómago mejor y yo aseguré que sí. Cuando empezaba el tercer round de la pelea sentí de pronto un piquete en el trasero, por abajo del asiento. Al mismo tiempo una mano me tocaba con fuerza el cuello y una respiración calida me

My Life In The Adult Book Store, Part 1

This is a true story. I won't take time to tell you all the "stories" as then we would have a novel. If you like this one, I may send in supplements. It all started when I was hired in as a clerk at one of our better Adult Book/Video stores that has an Arcade. Being single I had enjoyed my share of female partners, and an occasional male. Not that I was all that

My Model

I was 17 when I had my first experience with another man (I'm 18 now). Let me tell you about it... I was at school all of last year , taking my A levels and was a frequent visitor to gay pubs and clubs in London , though I had never actually been approached by or approached anyone before . Well , this time it was different as almost as soon as I got to a club , on a wet

Pemijat Dadakan

Pemijat Dadakan Aku adalah seorang pemuda berusia 16 tahun. Walau masih lumayan muda aku mempunyai tubuh yang cukup bagus karena sering latihan di gymnasium. Aku memang menyukai olahraga. Namaku Anton, walaupun banyak cewek di sekolah yang suka atau naksir kepadaku, entah kenapa aku tidak merasa tertarik kepada satupun diantara mereka. Aku menganggap mereka semua sebagai teman. Di

Staying After School

I'm taking Global3, I'm a good student. I always hand in the homework and I get high grades in every test. I sometimes sit in class and observe people in my class; I seem to do that alot. Now I'm straight but I also check out guys. There's this one guy who caught my eye; he's in my class and his name is Steve. I thought he was pretty good looking and not to sound stuck up but the

Walking on the Beach

It had been a long day at work and I couldn't be bothered cooking so I decided to go for a walk on the strand down the road from my house. It was a very warm evening and I had been feeling particularly horny so I got into my shorts and t-shirt, the kind of tight shiny Adidas shorts that accentuate my bulge and ass. I may be in my thirties, but I keep trim and, if I may say so, look

###

Web-01: vampire_2.0.3.07
_stories_story