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SWACK, SWACK

by Jaime


Dos sonoras bofetadas me hicieron volver en mi. Mi estómago y mi cara se resentían de los golpes recibidos que me habían llevado a la inconsciencia. Estaba boca abajo sobre una mesa, alguien sentado sobre mi espalda, sostenía mis brazos y me impedía moverme. Me aplastaba y casi no me dejaba respirar. Me habían despojado de mis pantalones e interiores. Mis piernas desnudas colgaban de la mesa. SWACK, SWACK Dos nuevas bofetadas, alguien levantaba mi cabeza tirándome de los cabellos, mientras me decía: "Despierta, despierta, Quiero que sientas esto." Abrí mis ojos y ante ellos apareció: la más descomunal verga. Yo nunca había visto algo igual. Traté de moverme, no podía. Sacando fuerzas logré lanzar un escupitajo sobre aquel inmenso trozo de carne. Con un chuzo me amenazaba, hizo abrir la boca, introdujo su verga en ella y me ordenó: "Mámala, y cuidado de tocarla con los dientes" "Si siento un diente te chuceo". Mientras cumplía mi mandato la punta del chuzo jugueteaba en mi cuello. En eso, sentí que agarraban mis piernas, las separaban completamente y me las ataban a las patas de la mesa. "¡¡Ah!!. El chico quiere que lo lubriquen"; dijo alguien. De inmediato, Uno tras otro, se fueron acercando a mis nalgas, las separaban y escupían mi culo. Algunos me obsequiaron con fuertes nalgadas, otros introducían sus dedos en mi ano. "Ya está bien, déjame reemplazar tu dedo", dijo uno al que jugaba con mi próstata. Pocos instantes después sentí que algo presionaba mi orificio. Era algo que trataba de abrirse camino en un culo que sólo había sido explorado antes por un par de dedos, momentos antes. No entraba, por más presión que hacía no lograba vencer mi culo Mi esfínter oponía una tenaz oposición. Un par de golpes de Karate dados con los filos de la mano sobre mis caderas, distrajeron la rigidez de mi esfínter por un momento. Momento que aprovechó mi invasor para vencer la oposición de mi orificio. Un dolor desgarrador y la sensación de tener dentro de mí algo que me abrazaba hicieron estremecer mi cuerpo. Por momentos, todo quedó allí. La cabeza del monstruo estaba dentro de mí, pero luego comenzó a tratar de avanzar en una guerra por ganar espacio dentro de mi intestino. Cada centímetro que avanzaba era un nuevo dolor que me estremecía. Sentía que aquella bola de fuego retrocedía en mi interior uno, para avanzar dos. Era una guerra que tenía perdida, no me podía mover ni hacer nada. Lágrimas de rabia y de dolor brotaban a mis ojos. Finalmente sentí cuando tras un avance brusco algo extraño golpeaba mi cuerpo. La penetración había terminado y sus bolas contactaban mis nalgas. Se quedó inmóvil, recuperando fuerzas, para luego comenzar un proceso sacar y meter, cual émbolo en un pistón. Movimientos lentos, en un principio, alcanzaron pronto gran aceleración. De pronto sentí que algo caliente había sido derramado dentro de mi. Los movimientos cesaron y el instrumento que me torturaba era retirado de mi cuerpo. Fue una tregua momentánea. Ni mi boca ni mi culo iban a tener descanso aquella tarde. A mis iniciadores, sucedieron otros, y a éstos, otros y otros más, hasta que de tanto frotar mi próstata me hicieron eyacular. No sé cuantas vergas albergué esa tarde, ni cuando fue el turno del que me inmovilizaba por estar sentado sobre mi espalda. Perdí el conocimiento varias veces. Sentía un dolor físico muy agudo, sentía mi culo desgarrado, pero sentía además algo más profundo en mi interior. Las agresiones verbales, que me repetían una y otra vez, que había perdido mi hombría; que en adelante sería la mujer de todos, que el haber eyaculado me comprometía, que sólo era un marico al que le gustaba le dieran por el culo. La percepción que mi identidad sexual como hombre había sido demolida o revuelta, comprometía y ocupaba toda mi mente. El de la verga descomunal se acercó y me dijo: "Carajito, cuando te pasen a la cárcel me buscas, serás mi mujer, yo te daré protección para que no te vuelvan a violar de esta forma." Me sabía expuesto a la victimización repetida, que tendría que adaptarme a ser una víctima perpetua y continua, y que tendría que hacer muchos compromisos cotidianos para evitar las situaciones más catastróficas. El sentirme indefenso dentro de aquel retén, impotente y sujeto a tener que vivir de nuevo esta experiencia cada vez que alguno lo requiriera, me hacían temblar. A mis 18 años, había venido a dar a caer preso acusado de cómplice en robo de automóvil, cuando sólo había aceptado un aventón ofrecido por un amigo para llevarme a mi casa luego de una fiesta. Ignoraba que el auto hubiese sido robado. El exceso de velocidad, el tratar de escapar a la persecución de la patrulla y ser detenidos luego de chocar el vehículo fueron el preámbulo de la situación que ahora vivía. El abogado contratado por mis padres me había dicho que haría lo posible por sacarme cuanto antes, había logrado que me hiciesen el interrogatorio ese sábado y que el lunes haría gestiones ante el juez, pero que el caso era complejo por haber habido muertos durante el robo. Yo, chico blanco, atractivo, bien formado, criado bajo la idea de la no violencia, de clase media, que nunca había formado parte de ninguna pandilla, para quien el golpear era tan sólo una práctica deportiva que sólo veía por televisión y que nunca había practicado, fui conducido a aquella celda, como carne fresca destinada a saciar el apetito de aquel nido de 20 buitres hambrientos que me recibieron con una pregunta formulada al unísono: " ¿ Nos vas a dar el culo por las buenas ? " Al responderles que yo no era ningún marico, me increparon: " Entonces eres virgen. No te preocupes que eso tiene solución" De inmediato unos me agarraron y otros comenzaron a golpear con puños mi cuerpo y mi cara. Sentí una patada en mis testículos y un golpe en mi estómago que me hicieron perder el conocimiento. Ahora estaba allí, sin poder estar de pie, por tener las piernas con calambres por las ataduras a las había estado sometido. Tirado en el suelo con dolores en todo el cuerpo por los golpes recibidos. Pero, sobre todo, con un sentimiento severo de vacío espiritual que me llevaba a pensar que todo estaba perdido y que ya no había razón para vivir. Esa noche traté de explicar al guardia que llevó la comida a la celda lo que me habían hecho, obtuve de él una respuesta que me dejó helado: "Que te esperabas carajito, sólo fue tu bautizo, tu primera ración de guevo". "Acaso no te gustó". Dirigiéndose a mis victimarios les gritó: "A éste como le quedaron ganas, que esperan para darle lo que quiere" y soltando una carcajada se alejó. La respuesta del guardia tuvo para mí el efecto de ponerle más sal a una herida abierta, comprendí que tendría que hacer lo que me pidieran, no podría esperar ayuda de nadie, estaba en las manos de aquellos vándalos. Mis pensamientos se acallaron cuando uno de mis violadores dijo a los otros: "El guardia tiene razón. A éste le quedaron ganas" Seguidamente me hizo arrodillar delante de él y poniendo su verga en mi boca me ordenó mamarla. Al ver la verga del compañero en mi boca. los otros se animaron a seguir la fiesta. Unos me hicieron mamar sus vergas y otros decidieron descargarlas dentro de mi culo. Esta situación se sucedió una otra vez durante todo el tiempo que estuve allí. El lunes en la tarde se presentó mi abogado a decirme que varios de mis compañeros que asistentes a la fiesta habían corroborado mi versión y que no tendría problemas para salir. El juez le había prometido decidir pronto el caso, que sólo serían unos días. Al observar mi semblante, me preguntó: "¿Que te pasa?, ¿Te violaron?". Mi rostro ha debido revelar la respuesta que no llegué a pronunciar. Sin dejarme hablar me dijo: "Eso siempre ocurre, es algo normal. Usualmente todo el que llega es violado, forzado a tomar papel sexual pasivo. El asalto sexual es una tradición establecida, considerada por los presos como una manera legitima de "comprobar su hombría", satisfacer deseos sexuales y el deseo brutal por el poder. Ya te desquitarás violando a alguno que llegue después". Me levanté sin decir palabra y volví a la celda. No podía entender en manos de quien estaba, como podía ser algo normal la vejación que había sufrido. Como un profesional universitario, abogado de la República podía aceptar eso y además señalarme esa forma de desquite. Sería que yo era el equivocado y la vida normal diferente a la que yo había vivido y soñado vivir. Mis pensamientos se desvanecieron al llegar de nuevo a la celda, dos reclusos me tenían trabajo: mamarle sus vergas. Todos los días había movimiento de reclusos, salía alguno y entraba uno nuevo. Vi que el abogado tenía razón. El nuevo era sistemáticamente cogido, sin importar su edad o condición física. Había quienes a la primera insinuación se bajaban los pantalones para brindar su culo, evitándose el recibir golpes. Vi como violaban a un viejo de más de sesenta años que había opuesto resistencia. El miércoles en la noche ingresó un muchacho muy joven que se negó a los requerimientos. Presencié como era golpeado y violado, participando el viejo en ello. Reviví lo sufrido por mí días antes. Me invitaron a participar en la violación y como me negué fui golpeado y violado nuevamente. El juez cumplió su promesa y el jueves recobré mi libertad. Había pasado cinco días en prisión. Cinco días que marcaron mi psiquis y mi vida. Las lesiones físicas u orgánicas sufridas son insignificantes ante el trauma psicológico. Se generó en mí un sentimiento de completa vulnerabilidad e impotencia, totalmente incompatible con la masculinidad y, por eso, intolerable. Pasé días aterrorizado, petrificado de miedo, tratando de negarme a mi mismo lo ocurrido. Cualquier pregunta por inocente que fuese acerca del tiempo en prisión, aviva recuerdos, agrava la herida y victimiza más. Sentía que la simple mención de los términos retén , celda, calabozo, preso no era más que formas de recordarme mi "pérdida de masculinidad" o de inducirme la creencia que mi orientación sexual estaba comprometida o hasta transformada por la experiencia involuntaria sufrida. Pesadillas y disturbios al dormir se convirtieron en hechos comunes. Perdí la habilidad de concentrarme, frecuentemente estaba "perdido en las nubes", la memoria me fallaba a menudo. Comencé a sentir falta de valor y desprecio a mi mismo, a culparme a mi mismo por la victimización. Se volvió cotidiano el sentir ser un fracaso, varias formas de vergüenza, severa depresión, pánico homofóbico, ansiedad, inseguridad extrema, obsesión con partes del cuerpo involucradas en el asalto sexual, inquietudes, deseos de escape, movimientos u otras acciones compulsivas, inhabilidad de confiar (incluyendo a los que están tratando de ayudar), disturbios en funcionamiento sexual, resistencia a intimidad de cualquier tipo, ambivalencia hacia las mujeres, miedo de hombres, miedo de ser o volverme "loco", miedo de persecución, cinismo, aislamiento social, perdida de motivación, enojo y coraje. Mis fronteras personales estaban confundidas y las relaciones con los demás eran caóticas y conflictivas. Luego el coraje suprimido volvió a aparecer pero acompañado por un comportamiento violento, obsesión con venganza o deseos de asalto sexual, beligerancia hacia todas personas con poder, fantasías sexuales perturbantes, fobias, abuso de alcohol, trastorno de vida social, desorganización de estilo de vida, y aserción agresiva de masculinidad, incluyendo el cometer asalto sexual sobre otros. Llegué a tener un comportamiento autodestructivo y de revictimización, a considerar seriamente el suicidio. Llevaba mi drama por dentro. No confiaba en nadie, ni siquiera en mis padres. Estos preocupados por ver como me iba deteriorando no sabían que hacer, ni que me sucedía. Yo hacía esfuerzos por ocultar a ellos lo ocurrido ya que no quería causarles dolor. Un día mi padre se encontró en la calle al abogado, quien le preguntó por mí. Mi padre le dijo yo que estaba bien, ocultándole mi estado real. El abogado le señaló que se alegraba mucho, porque había chicos que tardaban en superar el síndrome traumático que se produce después de una violación. En esa forma casual se enteraron mis padres de lo que me había ocurrido. Al llegar a mi casa, mi padre me informó de la conversación que había sostenido y me preguntó si era cierto que había sido violado. Confirmarle la noticia y contarle en detalle los hechos fueron el inicio de mi recuperación. Sentí como me liberaba de un peso enorme y acepté recibir ayuda psicológica. La labor de los psicólogos que me atendieron fue altamente positiva. Lograron desterrar de mi las fobias y temores, pesadillas e interrupciones del sueño. Lo que me había sucedido, era lamentable pero ya había ocurrido y no se podía retrasar el reloj. Comencé a aceptar la violación sufrida como un accidente, tal como una fractura de la tibia o del peroné. Como algo desagradable, pero involuntario. Lo que no podía desterrar de mi mente era el haber eyaculado en medio de la violación. Mi mente rechazaba las explicaciones médicas o científicas que me daban. Para mi era necesario saber si ello, era o no, un síntoma de homosexualidad latente en mí. Este gusanillo permanecía en mi mente, a pesar de que mantenía una vida totalmente heterosexual. Uno de los psicólogos me había dicho una vez que si verdad era eso tan importante para mí que buscara algún hombre con quien tener relaciones. Yo desestimé su comentario en parte porque no lo veía muy profesional que digamos y en parte porque sentía miedo, tanto miedo a que me reviviese situaciones pasadas como miedo a tener realmente una inclinación latente que determinara el echar por la borda la vida que con esfuerzo me había construido. Pasaban días, meses y años y no me atrevía a aclarar mis dudas. Continuamente leía y releía la sección de masajistas de la prensa Los veía todos tan excitantes que no podía decidirme por ninguno en especial. "Chicos modelos espectacular altos, blancos, catires, morenos, 18, 23 años, atléticos, fisicoculturistas, 100% varoniles, activos, pasivos, los mejores, garantizado, confortable estudio." "Fernando, 19 años, físicoculturista, blanco, 1.80 estatura, extremadamente hermoso, bello, no encontrarás nada igual, total participación, full varonil, educado, Activo, pasivo, lampiño, complaciente, sin engaños" "Estudio romano especialista compañía masculina, presenta el grupo más selecto, modelos 100% varoniles, altos ejecutivos, hotel, domicilio.. Solicito chicos." Veía que muchas veces se repetían los teléfonos, como indicando que había una gran gama de chicos para escoger. Nunca me decidía. En más de una ocasión llame para concertar una cita obtuve la dirección, pero al llegar no me atrevía a entrar. Siempre pensaba que alguien me vería o que podría ser una experiencia traumática para mí. Un sábado casi a media noche, después de haber tomado unos tragos con unos amigos, cuando me dirigía hacia mi casa, tuve que desviar mi ruta por unos trabajos de reparación que estaban realizando en la avenida y por casualidad me encontré frente a un edificio donde quedaba uno de los centros de masajes de mis citas fallidas. Decidí subir sin llamar. Dentro de mí abrigaba la esperanza de que me dijeran que ya estaba cerrado por la hora. Al llamar a la puerta me atendió el encargado, un individuo extremadamente amanerado, quien me dijo que ya estaban cerrando, que tenía dos chicos en ese momento, uno ya estaba vestido para irse y el otro estaba con un cliente. Que el único que me podía atender era él, lo cual chocaba con todos mis gustos. Estaba a punto de marcharme cuando se abrió la puerta de la habitación del cliente que se iba a marchar. El encargado para que yo no viera al cliente me hizo pasar a la cocina donde estaba el otro chico preparando algo de comer antes de marcharse. Este al verme me preguntó que hacía allí y que si gustaba de lo que estaba preparando. Le dije que no deseaba comer nada, que me gustaba él. Me dijo que como no, él me atendería si yo me comprometía acercarlo luego hacia su casa. Era un muchacho, alto, blanco de pelo negro ensortijado, de unos 22 años, muy delgado, pero no se le notaban los huesos, de conversación extremadamente agradable. Me dijo que él era de una ciudad del interior, estudiaba leyes de noche y se había dedicado a este trabajo hacía un mes como mecanismo de conseguir dinero para costearse sus estudios, ya que lo que podían enviarle de su casa no le alcanzaba. Que tenía la esperanza de dejarlo tan pronto consiguiera un trabajo fijo. Yo estaba muy tenso, con su conversación y masajes en la espalda me quitó todo el stress que tenía, ya a la media hora me sentía tranquilo en su compañía. Se rió cuando me preguntó que quería hacer y le contesté que no sabía. Que era la primera vez que yo buscaba a un hombre. Le dije que me interesaba probar todo y me dijo que eso tomaría mucho tiempo y el encargado dentro de poco nos estaría fastidiando. Opté por llamar al encargado, darle un billete e indicarle que podía acostarse, que nosotros nos quedaríamos toda la noche. Fue mi cura total, se quitaron mis miedos y temores. Descubrí que me atraían los chicos y pasaba ratos muy agradables teniendo sexo con ellos, pero que no era una inclinación determinante. Para mí el sexo con chicos no pasa de ser una alternativa sexual. Decidí adoptar una conducta totalmente bisexual, manteniéndome totalmente straight en el sitio donde habito con mi familia, en mis relaciones de negocio y en cualquier otro sitio donde pudiesen afectarme las relaciones sociales o de trabajo. Limito y concentro mis actividades con chicos a los viajes de negocios que frecuentemente debo realizar por motivos laborales. Por años utilicé servicios de chicos contratados a agencias locales, normalmente conseguía ejemplares de exposición pero una relación muy vacía o profesional. Al aparecer Internet decidí aventurarme a lograr interesar chicos mediante los chats gay. En general no puedo quejarme, los resultados fueron positivos por amplia mayoría, pero requería mucho tiempo y dedicación. De allí vino mi decisión de enfocar la búsqueda de candidatos en forma más profesional. Publiqué mensajes atractivos, claros, precisos y sugerentes en medios frecuentados por chicos gay latinoamericanos. Cada respuesta sería un candidato potencial, bastaría entonces clasificar la información recibida por ciudades, concentrar esfuerzos en los candidatos potenciales de las ciudades próxima a visitar. Nunca creí en que obtendría tantas respuestas y que los resultados podrían ser tan óptimos. Llevo un año utilizando mi base informativa, siguen aproximándose nuevos candidatos y hasta el presente ninguno, sin excepción, de aquellos que he seleccionado para un encuentro me ha fallado. enbuscadeti@hotmai.com Due to international translation technology this story may contain spelling or grammatical errors. To the best of our knowledge it meets our guidelines. If there are any concerns please e-mail us at: CustomerService@MenontheNet

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2 Gay Erotic Stories from Jaime

Mi Primer Macho

Yo había llevado una vida totalmente heterosexual, estaba casado y tenía dos hijos. Pero siempre había sentido inquietud por saber que se sentiría teniendo relaciones con otro hombre. Sentía que me atraían mucho los chicos jóvenes. Continuamente leía y releía la sección de masajistas de la prensa Los veía todos tan excitantes que no podía decidirme por ninguno en especial.

SWACK, SWACK

Dos sonoras bofetadas me hicieron volver en mi. Mi estómago y mi cara se resentían de los golpes recibidos que me habían llevado a la inconsciencia. Estaba boca abajo sobre una mesa, alguien sentado sobre mi espalda, sostenía mis brazos y me impedía moverme. Me aplastaba y casi no me dejaba respirar. Me habían despojado de mis pantalones e interiores. Mis piernas desnudas colgaban de

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Web-02: vampire_2.0.3.07
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