Gay Erotic Stories

En la zona comercial de una ciudad cosmopolita; el tráfico era un caos pues era viernes de quincena, habëa un embotellamiento que no permitëa avanzar y los rayos del sol aun presentes alteraban mas los nervios de los conductores sonando el claxon de sus autos. Desde un edificio de oficinas, un grupo de personas veëan ese espectáculo citadino; mofándose de la situaciñn.

Ya viste, Jorge; como esta de desquiciado el trafico!- exclamo uno del grupo al verlo entrar a la oficina.

Vamos, vamos, ustedes despejen mi cubiculo que también parece un embotellamiento aquë; además los directivos están por salir de su junta semanal y no les convendrëa que los vieran distraëdos por lo sucedido afuera en vez del trabajo- dijo Jorge buscando su celular

No seas aguafiestas! Simplemente querëamos saber lo que nos depara cuando salgamos de aquë- dijo una mujer

Anden, desalojen; además no soy el þnico que tiene cubiculo viendo hacia la avenida.- dijo Jorge revisando los mensajes de su cellular

Lo sabemos, pero tu eres el þnico que dejas a la tropa entrar; pues los demás cierran sus cubiculos cuando salen de ellos- dijo otra mujer pero de edad madura

Tengo que hacer unas llamadas; por favor, déjenme a solas- dijo Jorge al percatarse que solo eran mensajes del trabajo y ninguno personal.

Las personas fueron desalojando el cubiculo y Jorge se disponëa a hacer las llamadas para contestar los mensajes que tenia en el celular. La mujer madura le ofrece un café y este mueve su cabeza para aceptarlo. Al quedar solo, se pregunta mentalmente a si mismo por que no le ha llamado su amigo con quien comparte el departamento; pues es costumbre que lo haga a esas horas en viernes de quincena. Estaba tan absorto en su pensamiento que ni se dio cuenta cuando le trajeron la taza con café.

Mas tarde, termino la junta semanal y paso su jefe por el cubiculo; solicitándole que lo acompaïara a su cubiculo. Estando los dos ahë, el jefe cerrñ la puerta; asë que Jorge se preparo psicolñgicamente para esperar algþn llamado de atenciñn y asë fue. Apenas, el jefe se sentñ en su sillñn cuando inicio la avalancha de vituperios sobre algunos aspectos que los directivos comentaron en la reuniñn; Jorge aguanto de pie los reproches sin interpelarlo.

Luego, salio de ese cubiculo molesto y al ver la hora de la salida; se dirigiñ al suyo para tomar su celular y cartera cuando entra una mujer.

Ahora no te quedaras tarde en la oficina hasta que tu amiguito termine de fornicar con una de sus mujeres en turno?- pregunto ella sarcásticamente

Discþlpame, pero fueron demasiadas tensiones hoy como para aguantar ese tipo de actitudes- dijo Jorge tomando su portafolio- Además, lo que haga Oscar en mi departamento no es tema de trabajo.

Esta bien; comprendo, pero bien sabes que nunca me ha parecido que tengas que sacrificarte tu porque el goce.

Lo se y por ello eres mi mejor amiga- dijo Jorge dándole un beso en la mejilla

También yo estoy harta de la chamba y el tráfico se pondrá más terrible después; te doy un aventñn a tu departamento.

Jorge llego al departamento y estaba totalmente solo; asë que se dirigiñ a su recamara y se desvistiñ para ponerse un bñxer y una camiseta, se preparo un tazñn con cereal y leche comiéndoselo en su recamara mientras veëa la televisiñn. Cambio de canal varias veces hasta que se acabo el cereal; recostándose en su cama después de cerrar la puerta de su cuarto, rápido concilio el sueïo. Un par de horas después, llego Oscar con una mujer quien vestëa muy provocativa; ambos actuaban como si el alcohol les hubiese afectado. Estuvieron acariciándose en la sala, quitándose la ropa mutuamente; ya desnudos se fueron a la recamara para seguir con su juego sexual. Oscar eyaculo prematuramente debido al grado de excitaciñn y se saco su pene para recostarse al lado de ella.

Ya?- exclamo la mujer- Mis amigas me contaron que eras muy aguantador pero veo que no es cierto

Ingerë demasiado alcohol; solo deja que me tome una siesta y veras que te meteré esta verga hasta en el culo- dijo Oscar besándole un pecho de ella- Vas a gritar de placer; ya lo veras.

Pues me fumare un cigarro por mientras el seïor recupera energëas- dijo ella burlándose de la situaciñn

Antes de salir de la recamara; Jorge salio de su cuarto para dirigirse al baïo, Oscar quedo inconsciente y ella fue a la sala para tomar la cajetilla de cigarros. Encendiñ el cigarro y al oër el desagùe del baïo, vio salir a Jorge.

Asë que tu eres el alcahuete de tu amigo!- dijo la mujer exponiéndose ante Jorge desnuda

Whoops! Pensé que hoy no habrëa conseguido mujer para su deleite- se dijo mentalmente Jorge y se puso nervioso- Hola, como te llamas?

Hola, no importa como me llamo; tu amigo me dejo encendida y deseo montarme un macho- dijo ella metiendo su mano por la abertura del bñxer y acariciando el pene de Jorge

Que sucediñ? No es normal en Oscar; quizás se sienta mal- dijo el tratando se caminar para la recamara de aquel pero la mujer le apreto los genitals

Tu amigo esta bien; tþ y yo vamos a gozar.

Jalándolo de los genitales logro que ambos se metieran en la recamara de Jorge; le bajo el bñxer y le mamo su pene mostrando su experiencia en esos menesteres, aquello respondëa a las caricias de esa lengua y labios seductores. La mujer gemëa de placer al sentir como crecëa dentro de su cavidad bucal y saboreaba ese liquido preseminal, Jorge disfrutaba lo que le hacia y como tenia tiempo de no practicar el sexo se vino en su boca manteniendo la erecciñn; a lo que la mujer respondiñ recostándose en la cama. El se puso encima de ella y le beso el cuello acariciándole las tetas que estaban firmes y de buen tamaïo; luego bajo su rostro para amamantarse de esos pechos como un crëo. La mujer gritaba por el éxtasis provocado pero al sentir como su sexo era penetrado por aquel pene largo y grueso; sus exclamaciones fueron tales que Oscar se despertñ. Al percatarse que la mujer no estaba a su lado; se levanto torpemente de la cama mientras Jorge embestëa a esa mujer con una pasiñn incontenida. Al lograr ella su orgasmo; grito como loca y besaba a Jorge en los labios, el aun no se venia asë que seguëa metiendo y sacando su pene cuando Oscar entra a su recamara viendo el espectáculo.

Par de cogelones!- exclamo Oscar tomando a Jorge de la cintura obligándolo a sacar su pene de ella- Que haces aquë en el departamento; tu deberëas estar en la oficina hasta que yo fuera por ti.

Papi, no te enojes; ahora voy contigo solo déjalo que continué hasta que me de su leche- dijo la mujer

Tu, largate! Puta corriente! Tþ viniste aquë para hacerlo conmigo no con el- grito Oscar seïalando a Jorge que aun tenia su pene erecto.

Tranquilo, Oscar; no la ofendas. Si vino aquë es porque tþ no la supiste atender- dijo Jorge y volviñ a ingresar su pene en ella.

Oscar le pego en la espalda en la zona de los riïones y Jorge se recostñ en la cama debido al dolor sacando su pene de ella; Oscar le dio dos puïetazos uno en la cara y otro en el estomago. La mujer se asusto al ver lo encolerizado que estaba aquel asë que salio del cuarto para vestirse rápidamente; Jorge se quejaba y Oscar detuvo a la mujer antes de que saliera del departamento para gritarle vituperios. Ella le escupiñ en la cara y salio del departamento; Oscar se limpio el rostro con su camisa que estaba en el sofá y se dirigiñ al cuarto de Jorge quien aun se lamentaba por los golpes recibidos.

Que sea la ultima vez que te coges a una de mis mujeres; entendido!- le grito Oscar a Jorge

Espero no la hayas lastimado como a mi- dijo tratándose de levantar de la cama

Que ahora serás su protector?- dijo tumbándolo en la cama.

Ya basta! Te he aguantado muchas cosas pero estos golpes no! Ambos pagamos la renta de este departamento; asë que merezco llegar cuando me plazca y hacer lo que quiera aquë como tu, largate de mi recamara- exclamo levantándose de la cama y poniéndose en frente de Oscar de tal manera que sus penes se rozaban estando erectos

El fornicar con una mujer te ha convertido en un macho! Desde que compartëamos dormitorio en el campus de la universidad; siempre era yo quien mandaba, asë que jamás modificare mi conducta hacia ti.

Termino de decir cuando voltea a Jorge y lo tumba en la cama quedando boca abajo; le separa las piernas y le mete su pene erecto con tal fuerza sin importarle la estrechez de aquel ano virgen hasta ese momento, Jorge grita del dolor pero a Oscar eso poco le importa embistiéndolo como un macho en celo. Asë estuvieron por varios minutos, Oscar empezñ a disfrutar de ello pues su pene crecëa dentro de esa cavidad anal; lo gozaba mas que cuando se lo hacia a las mujeres. Jorge no soportaba el dolor por la invasiñn de ese falo enorme y le molestaba los vituperios que le decëa aquel a su oëdo; intento varias veces de zafarse de esa bestia encolerizada pero no podëa pues Oscar era mas musculoso que el.

Luego de meter y sacar su pene de ese ano por un rato; Oscar grito de placer y su semen se deposito en esa cavidad, Jorge sentëa como ese lëquido humedecëa las paredes de su orificio pero también lo aprisionaba el peso del cuerpo de Oscar.

Ya sacalo! Me arde el culo!- ordeno Jorge

No, putito que me ha gustado lo que hemos hecho y quiero partirte en dos nuevamente- susurro Oscar a su oreja izquierda- Además, no dudo que tu lo haz gozado- dijo metiendo su mano acariciando el pene de aquel que estaba totalmente hþmedo y duro.

Se recostaron de lado y Oscar masturbaba a Jorge; este se excitaba por ello de tal manera que movëa su trasero frotando aquel pene aun insertado en su ano, asë que Oscar gozaba de ello. Su mano derecha frotaba el falo y los testëculos de aquel y la otra acariciaba las tetillas; ya no eran gemidos de dolor sino de placer, ambos disfrutaban de lo que sucedëa.

Luego de unos minutos, la cama recibiñ el semen de Jorge y la mano de Oscar estaba hþmeda de ese lëquido también; asë que introdujo sus dedos en la boca de aquel para que saboreara su néctar de hombre. Jorge succionaba esos dedos con su aroma y sabor debido al éxtasis y Oscar chupaba el cuello. Secos sus dedos, le pellizco las tetillas hasta ponerlas rojas mientras su pene embestëa ese ano; hasta que volviñ a vertir su semen.

Uta! Jamás habëa gozado tanto como ahora!- exclamo Oscar y mordëa el hombro derecho a Jorge- De lo que me habëa perdido todo este tiempo.

Sacalo ahora si; mi culo arde demasiado; me has violado- balbuceo Jorge.

Lo dejare ahë hasta que deje de estar erecto- dijo acariciando el abdomen ligeramente marcado- Espero que con esto, comprendas que yo mando en esta relaciñn y jamás te metas con mis mujeres.

Ya no seré tan complaciente; esto fue la gota que derramo el vaso y me iré en cuanto consiga a donde irme- dijo Jorge intentando sacar esa carnosidad invasora

Tu no iras a ningþn lado; ahora me perteneces y si te vas divulgare a nuestras amistades que eres un pinché puto maricon, que siempre te ha atraëdo mi cuerpo viril y atlético- amenazo tomándolo de la cintura y metiendo lo que ya habëa salido y Jorge gemëa de dolor

Ya fue suficiente; déjame en paz!- grito Jorge pero Oscar le araïaba el cuerpo- Me estas lastimando demasiado; no soy una de tus amantes que tolera tus degeneres- exigëa pero parecëa que a Oscar eso lo motivaba mas y sus uïas se clavaban en ese pecho y abdomen hasta sacarle sangre.

Oscar puso a Jorge boca arriba y lamëa esa sangre que brotaba de su cuerpo; sus uïas ahora rasguïaban aquella espalda pero sin herir esa piel tersa. Succiono aquellas tetas como si buscara obtener leche de ellos, Jorge empezñ a disfrutar de ello asë que en vez de tratar de apartarlo acariciaba sus cabellos y nuca. Tanto era su goce que su pene estaba erecto y lo frotaba en el abdomen de Oscar a quien no le molestaba ello; succionando mas y mas esos pechos hasta que el semen salio de Jorge nuevamente, quedando sus cuerpos agotados con mezcla de sudor y aquel liquido viril.

Pasaron las horas de la noche y el sol hizo su apariciñn; Oscar y Jorge dormëan placidamente separados hasta que sonñ el despertador, apagándolo Jorge. Al ver el cuerpo de Oscar desnudo en su cama recordñ lo sucedido en esa noche; asë como cuando lo observaba cuando se baïaba en las regaderas del dormitorio o cuando se masturbaban después de beber unas cervezas. Reconociñ que ese cuerpo siempre le atrajo y su compaïëa fue muy grata; pero también acepto que no pasarëa de ser un juguete sexual mas como sus amantes femeninas, pues el sentimiento no lo caracterizaba diferencia de la pasiñn.

Siguiñ meditando recostado en la cama mientras la maïana transcurrëa hasta que sonñ su celular; era su amiga invitándolo a comer a su casa, cuando iba a aceptar dicha propuesta sintiñ el cuerpo de Oscar detrás de el y sus manos acariciándolo.

Deja esa llamada!- ordeno Oscar tomando el celular y apagándolo para aventarlo al piso- Tu eres mëo y de nadie mas- dijo rozando su nariz en el cuello de aquel.

Aun sigues afectado por el alcohol que no sabes lo que dices- dijo Jorge zafándose de esos brazos y dirigiéndose al baïo.

La regadera mojaba el cuerpo de Jorge doliéndole las heridas al contacto del agua mientras Oscar se percataba de cñmo habëa gozado haciéndolo con aquel mucho mas que cuando lo hacia con las mujeres; le preocupaba que realmente se alejase de el pues querëa seguir gozando de ese cuerpo, deseaba que se repitiera. Se levanto de la cama y se dirigiñ a la cocina; tomo un cuchillo y entro al baïo, Jorge se asusto al verlo recargándose en la pared. Le advirtiñ que si continuaba con la idea de irse del departamento, tendrëa que tomar medidas más drásticas empuïando el cuchillo y haciéndole una herida entre las tetillas de este. La sangre broto y aventñ el cuchillo para saborear ese lëquido rojo para luego besarlo en la boca apasionadamente penetrando con su lengua, sus cuerpos sentëan el golpeteo del agua mientras sus manos se acariciaban. Oscar puso sus manos en los hombros de aquel obligándolo a que se arrodillara y la lengua de Jorge acariciaba el pene que tenia enfrente de el pero sintiñ unas manos que empujaban su cabeza para que ingresara en su boca. En esta ocasiñn, su garganta era mancillada por aquel falo que crecëa dentro de el; Oscar se apoyaba en sus piernas para embestirlo mas y mas fuerte. Luego puso a Jorge contra la pared y lo penetro lentamente; ambos gozaban de ello ya no era una violaciñn sino un acto con mutuo consentimiento.

No me dejes! No quiero dejar de tenerte! Esta experiencia me ha demostrado que me gusta también tu cuerpo y deseo fornicarte por siempre- susurro Oscar a la oreja de Jorge

Lo dices en serio?- pregunto asombrado

Ya he disfrutado demasiado de las mujeres y quiero recuperar el tiempo perdido gozando de tu cuerpo.

Jorge apretaba aquel pene invasor con sus esfënteres al escuchar esas palabras de Oscar; movëa su trasero gozando cada centëmetro de longitud y grosor mientras era masturbado, el liquido de ambos broto uno llenando la cavidad anal y otro cayendo al suelo de la baïera. Esos cuerpos ahora parecëan uno solo; sus extremidades se rozaban y sus labios tocaban sus pieles.