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Los Amantes, 2

by Absalon


-Qué pena no haberte hallado antes- confesé. -Nos hemos encontrado cuando debëamos, ya está- me respondiñ Fernando. -¿Viste las caras de los tëos del Ricks? Se quedaron todos flipando cuando nos largamos… ÿcñmo si fueran santos! -Lo que les jodiñ fue perderse un macho como tþ- me responde con los ojos brillantes. Qué hermoso es este rostro maduro, esta barba que me sonrëe. Se la acaricio. Él responde ronroneando como un tigre, ÿno!, como un leñn. Paseo mis dedos por el cabello rubio y él besa mi brazo. No sé cuándo fue, pero entonces nos dormimos.

Desperté precipitadamente cuando sentë su hþmeda lengua resbalar entre mis nalgas hasta mi culo… qué rico se siente. Abro las piernas para que acceda mejor y me dedea. Su dedo moreno se abre camino a través de mi culo, dilatándolo en cërculos, joder, qué gusto que me da, me mete otro dedo, yo gimo, él introduce otro mientras me susurra: -Cñmo gozas, cabrñn.

Me pone cachondësimo con estas palabras y arqueo mi espalda para mover mi culo en cërculos, cuando me elevo él chupetea mis testëculos, y cuando bajo él muerde mis nalgas; estrujo las sábanas y grito como un condenado por haberme encadenado a este gran follador, me da la vuelta y me chupa la polla, me hacen cosquillas los pelillos de su barba en mis pelotas afeitadas y se humedecen sus labios con mi precum. Para la mamada y mientras me mira con sus profundos ojos azules maliciosamente me lame la cabeza roja lentamente con su gran lengua. Repasa la cicatriz de mi frenillo (me lo quitaron hace unos aïos) delicadamente, retorciéndose de placer por cada milëmetro de lengùeteo al que me somete. Mis dientes rechinan y cojo su cabeza por el cabello; le miro duramente y le urjo a chupármela otra vez, forzándole a meterse mi polla hasta el fondo de su garganta, lo que acomete con cierta dificultad. Mi sexo se hunde hasta sus entraïas y su lengua me sigue masajeando allá dentro. De pronto se desembaraza de më y raudo se arrodilla frente a mi rostro, me coge de la nuca y me mete su enorme tranca en la boca. La siento resbalar poco a poco pero inexorablemente a través de mis rojos labios, su punta me duele en la garganta, pero ahora me toca a él recibirle. Le oigo reërse, ¿te rëes amor? En ese caso te sorprenderé: me empalo por la boca a toda prisa como puedo, escapando de sus garras, llego casi a su pubis, los vellos negros y rizados me araïan la cara pero el olor a su lefa es aquë tan grande que me excita como a un puto, y la chupo desesperadamente, sin importarme que luego me duela la garganta, casi vomito, pero su polla es tan rica… Con mi diestra avanzo hasta sus huevos y los acaricio con mimo, son tan gordos y tan peluditos. Sigo por el rafe perineal hasta el culo velludo, muy escondido, pero abierto, mojado, incitante…meto ahë dos dedos mëos y le follo por dentro, él se cachondea más y me empieza a follar por la boca ferozmente, mi garganta aguanta como puede los embates y mi boca se abre hasta lëmites insospechados, pero mis dedos le retienen contra më, provocándole goces ilimitados que se plasman en sus gritos: -ÿAsë es Gabriel! ÿChþpamela, cabrñn! ÿDame por culo con tus dedos!

Le fuerzo a tenderse boca arriba, le doblo los muslos contra su duro abdomen (mmm, ricos muslos) y bien abierto su culito prieto, le lamo del cabo al rabo, centrándome en el primero hasta que le meto tres dedos y le masajeo la prñstata: -¿Te gusta, eh mamñn? -ÿSë! Sigue asë, hijo de puta…

Mientras le doy duro por el culo con mis dedos le chupo la polla furiosamente acariciando con mis dientes toda la enorme cabeza, el tronco de la morena verga, libera un brazo y me exprime la cabeza contra su polla como un limñn en un (valga la redundancia) exprimidor… qué placer siento al chuparle la polla asë, asë, mi papito se libera definitivamente de më: -¿Qué, te ha gustado, eh, cabrñn? -Së, mi amor- sé que esta palabra es la que le pone a mil, y le libra de su faz de hombre responsable y educado.

Me tiende con su enorme fuerza boca abajo en la cama y me lame el ojete impresionantemente, su lengua me penetra como una pequeïa verga, chillñ de placer, me mete sus dedos y sobetean las delicias que escondo en mi interior, cuando giran provocándome dolor y placer a mares y se mete mi polla en la boca de manera que él ha quedado boca arriba tumbado mientras yo me lo follo por la boca a cuatro patas, aunque él me esté dejando el culo como nuevo. Le follo por la boca a mis anchas, le meto mi cipote por todo lo alto chocando contra sus dientes, él como un loco se yergue para seguir chupándola como puede, su boca se abre furiosa allá donde va mi polla, la elevo y dejo que chupe mis huevos, los lame y chupa mientras su mano en mi culo dirige la funciñn, me vuelve a chupar la polla, -Qué rico, daddy, you're my best fucker daddy…

Ésto lo termina de enloquecer. Me deja un momento para sacar algo de un cajñn. Es un consolador negro, grande, aunque no tanto como su polla, desde luego. Lo empieza a chupar delante de më y yo espero anhelante a cuatro patas, con mi culo al aire, bien abierto y lubricado por la saliva de él. Vuelve a më, y mientras me chupa con más ganas que nunca me encaja de un golpe el consolador en el culo, provocándome gran dolor, pero también placer. El amor duele. Me siento estallar y por fin me corro, le observo y veo que mi leche se escapa de sus fauces, en un vano intento por contenerla, la mordisquea, la chupa, se sale y me tiende boca arriba para darme a probar mi propia leche. Aþn tengo el consolador dentro de mi rosado ano. -El consolador lo debes usar mucho, ¿no?-le guiïo un ojo.

Él rëe, pero me saca el consolador y lo lame: -Está delicioso. -¿Së? -Ajá.

Le arrebato el consolador de las manos y le tumbo de lado, sobre su muslo izquierdo, acaricio la cara interna de sus muslos y se los abro. Me dirijo hasta su culo y le ensarto el consolador de una hábil estocada. Él grita, pero es más placer, que otra cosa: -ÿBien me has clavado! -¿Qué se siente?- le pregunto mientras mi dedo ëndice bordea la dilatada entrada de su culo. -Me siento muy bien. Chþpamela, mamñn. -De acuerdo, cabrñn.

Le abro de piernas una vez más y acudo a la llamada de la selva del pubis, la auténtica selva negra, que una vez más me deja probar el suculento manjar, su polla. Poco dura mi placer, pues pronto me toma de los cabellos y mientras se saca el manubrio se corre echándome unos impresionantes lechazos en los morros, mojándome todo como dirëa Aute, me unta su polla en mis labios y yo los abro para beberme toda su lefa, toda menos una poca que se la llevo con mi lengua a sus labios. -¿Te gusta?- sus dedos manejan el consolador en cërculos para dar un mayor placer a su ojete. -Mucho- nos la pasamos con las lenguas de una boca a otra. Es la mejor leche que he probado nunca. -Pues sé un buen chico y sácame el consolador- me mira sonriente-. Con la boca.

Pegué mis labios al mango y succionando fuertemente logré sacar el consolador del moreno culo. Él acaricia el mëo con sus largos dedos. -Te ha quedado el ojal bien abierto. Ten cuidado, no cojas frëo- bromeo. -A ti te debe ocurrir lo contrario porque lo tienes rojo- rëe respondiéndome.

Reëmos los dos y nos miranos, enternecidos. -¿No es maravilloso? -¿El qué?- contestñ aþn riéndome. -El que tþ me hayas encontrado a më, y el que yo te haya encontrado a ti. -Së. Fernando, eres maravilloso- nos volvimos a besar.

Nos duchamos juntos. Los jabones de frutales olores llenan de lubricadora espuma nuestras pieles serranas. Jugamos como dos crëos. ÿAy! Si me viera mi mejor amiga, adicta a los teleculebrones, dirëa que por fin me he enamorado. Nos secamos mutuamente. Nos miramos, satisfechos y cubre su cuerpo con un lienzo blanco, mientras que se dispone a dejarme a më su bata. Parece que se lo piensa mejor y se queda finalmente desnudo. Le observo andar. Sus nalgas apretadas se contraen a cada paso y sus cabellos limpios destellan como la paja recién segada. Me acerco a él y le abrazo desde atrás. Qué fuerza despiden sus mþsculos y qué calor emana de su cuerpo. -Eres todo un hombre- llego a alcanzar sus pelotas y tanteo su peso. -Nos gustamos mucho- me besa mientras abre la bata y me mira los muslos-. Mejor, quédate tþ también sin ropa. Subiré la calefacciñn.

Le obedezco. Nuestras miradas no son las de unos extraïos que acaban de echar los lechazos de sus vidas, pero tampoco son las de un matrimonio aburrido por compartir toda una vida. Prepara el desayuno y comemos, mientras charlamos animadamente. -¿Tienes algþn plan para hoy?- pregunto. -Habëa pensado en quedarme haciendo el amor contigo hoy todo el dëa. Me acaban de dar una semana de vacaciones en el hospital y me gustarëa pasarla contigo en la cama, en el suelo, en la ducha… ¿alguna vez has follado en la ducha? -¿Eres médico? -Soy intensivista. -¿Eh?- Fernando riñ. -Tþ eres de letras, ¿verdad? -Pues së- me azoré-. Estudio historia. -Los intensivistas somos los médicos que estamos en las unidades de cuidados intensivos. Tenemos unos horarios un poco extraïos, y por eso habëa pensado en aprovechar este tiempo contigo haciendo lo que mejor se nos da. -Yo habëa pensado en salir hoy en contigo. -¿Dñnde? Quizás, hasta me convenzas. -Querëa sacarte por Madrid, darles envidia a todos, lucir a mi… -¿Mi? -Iba a decir "mi novio"… -Soy más que tu novio. Soy tu amante. -¿Ya? -Së. -¿Tan fácil? -No me ha sido tan fácil. -Joder, es que no estoy acostumbrado a que me salgan tan bien las cosas… -Pues quién sabe, a lo mejor de quien tienen envidia es de më, que serëa lo más lñgico. ¿Adñnde quieres ir? -Habëa pensado en cenar en el italiano que hay por el B&W…

Seguimos hablando, lo cual era sorprendente porque normalmente los tëos que te llevas a la cama en una noche no dan luego mucho de së una vez que les toca hablar.

Y cuando hablábamos de poesëa no pude evitar volver a verle el sexo. Era muy grande, moreno y gigantesco, ahora su piel cubrëa la cabeza que daba tanto placer como dolor. ¿Cñmo serëa ser penetrado por semejante monstruo? -Fernando…- le interrumpë. -¿Qué? -Quiero que me penetres- se quedñ sin voz. -Pues ya habëa pensado en eso, pero no sabëa si te gustaba… -Ahora. -Bueno, si tanto te apetece, hagámoslo- sonriñ.

Nos levantamos del sofá y sonrientes como dos niïos traviesos que se disponen a realizar una travesura nos encaminamos hacia su alcoba. -¿Tienes que ir al baïo?- preguntñ Fernando. -No. -Vete preparando en la cama, voy a por el lubricante.

Me tumbé en la cama voluptuosamente, estirando todos mis miembros para dejar a la brisa acariciarlos. Con la excitaciñn del momento comencé a bailar moviendo suavemente mis caderas y contoneando mi culito respingñn cuando llegñ Fernando con un tubo de K-Y en la mano. Percibë el brillo de su mirada y en aquel momento supe que le tenëa en mis manos. Le miré de reojo y seguë bailando, ondulando mis lampiïas piernas del color de la crema, mientras mi culo apuntaba a su sexo erecto. Fernando se dejaba hacer e inmñvil asistëa al espectáculo del que era protagonista, yo me muevo en torno a sus caderas morenas y acaricio con mis nalguitas su cipote y sus muslos velludos, dorados. Tira el lubricante a la cama, me coge del cuerpo debido a su impresionante fuerza de coloso me tira a la cama, yo le provoco moviendo mi culo en suaves ondas y él me besa la espalda, para terminar mordiendo mis nalgas. Me da la vuelta y me besa feroz, muerde mis labios y chupa mi garganta hasta hacerme daïo, pero me encanta, ¿quién dijo que el placer no era dolor?, yo respondo mordiéndole la oreja y eso le pone más cachondo, mama mis pezones y acaba en mi pubis comiéndome la polla, chupa como una aspiradora, me levanta las piernas y lleva mis muslos contra më para acabar comiéndome el culo, me lame mi entrada, penetra con su lengua mi ojal, lo jaspea de saliva y termina dándome un beso francés, comiéndome los morros. Lo reclamo para më y le chupo su polla, escupo en ella, la lubrico bien con mi saliva. Él me dice entonces perversamente: -Tþ lo has escogido. -Sñlo hay una manera de culminar esto y es de esta manera. -Te voy a follar como a mi mujer. -Yo soy tu mujer y soy tu hombre. Yo soy tu amante… me entrego de manera… total.

Estas palabras le disparan y toma el lubricante. Llena su ëndice y corazñn derechos y esparce un chorro en mi culo, en mi ano. Me mira anhelante y mientras toma su mano derecha y comienza a horadar mi culo, abriéndome en dos, al principio molesto, luego delicioso, sus dedos se mueven en cërculo, me trabajan, él me besa agradecido, sus dedos toman plena posesiñn de më, le pertenezco por completo y el placer me inunda. Saca sus dedos; los echo de menos. Le miro suplicante y él empuja la base de su punta roja. Me abre. Traspasa la gorda cabeza el umbral de mi culo y yo siento dolor, porque es enormemente gorda y grande, pero también placer, porque es mi hombre y folla como nadie, su polla morena continþa entrando lentamente, anticipándome el placer que sentiré después gracias a mi bienvenido invasor. Se desploma sobre më emitiendo un débil quejido y apoya mis piernas en sus hombros macizos. Exhala un suspiro ("Qué bien se está aquë dentro, tan calentito"), me besa y me folla cada vez más deprisa, siento su gran polla abrirse paso a través de mi y retirarse, mi ano rosado está completamente abierto y dilatado y por él entra y sale una serpiente morena que golpea con sus dos huevazos mis nalgas, su pubis de negros y crespos rizos acaricia mi perineo y sus manos me pajean, no sé si aguantaré más sin correrme a este ritmo, se echa lubricante en la mano y me pajea a mayor velocidad, su polla me taladra, su boca me besa y mis labios responden a esos labios que me succionan tal y como mis rosados labios anales estriados abrazan allá abajo su pene pantagruélico, él también se excita, me folla y en ese momento me doy cuenta de dñnde estoy y muevo como puedo mi pelvis para darle mayor gusto, no puedo manipular mi esfënter porque me tiene sometido, él gime y me besa, yo gimo y muerdo sus labios, sus ojos azules me miran como una encendida explosiñn marina y su polla me sigue follando sin piedad con poderosos movimientos. ÿQué hábilmente se maneja la pelvis peluda! Sus envites me someten, exprimen mi prñstata, sus dedos me acarician y yo me corro. Chorros y chorros de mi leche salpican su pecho, su cuello y su barba. Ante esto él grita y deja escapar su corrida en mi interior. Siento como su leche me llena, þltimo acto de posesiñn de su cuerpo sobre el mëo. Me llena tanto, que por fin cuando sale su miembro y se queda arrodillado ante mi cuerpo tumbado me siento vacëo al notar pequeïas gotas de su leche salir de mi agujero. Él se frota mi semen en su pecho velludo, se pellizca con él los pezones. Se tiende sobre më y suspira. Nos besamos otra vez y me lamiñ el cuello, sëmbolo de su conquista sobre më. Nos besamos más y más y nos descubrimos besando enteramente el cuerpo desnudo del otro, nos besamos las axilas, los brazos, los hombros, paseo mi lengua por sus tobillos mientras él repasa con sus labios mis muslos, mordisqueo sus muslos y él se devana en chuparme los pies, hay tantas cosas que se pueden hacer con la boca, me tiendo sobre él y beso toda su velluda espalda, llena aquë de un vello finësimo, él me recoge y besa mis tetillas, mi cuello, lamo su abdomen, su pequeïa tripita, ÿes tan sexy!, él ronda en torno a mi ombligo, aprovecho y recojo de sus pezones morenos un poco leche mëa que habëa quedado allë, él besa la cara interna de mis muslos y estimula mis pezones, beso su pelvis y homenajeo a su pene, viva mi salvador, limpio su cabeza, aun fláccido es temible, él se adelanta y besa mi culo, se adentra y besa mi ano, introduce por él mi lengua y sus dedos, rebaïa su leche y se la bebe, le tomo y él responde besando mi pene, lamiéndo también mis huevos, le dejo a cuatro patas y él obedece plácidamente, abro su culo y me encuentro con su inmaculado agujero negro, rodeado de sedosos cabellos, lamo su sudor, lamo su entrada y me sumerjo en ella con mi lengua, él suplica más y abre su entrada con sus dedos, lamo más y por fin le introduzco un dedo, le vuelvo a lamer y él gime con la cabeza apoyada en la almohada, le lamo allá abajo mientras muevo mi rostro y su ano responde dilatándose y contrayéndose, de nuevo lo chupo, lo chupo, escupo en él y le introduzco dos dedos…

Continuará…

ABSALÓN. Paz, amor+sexo. mabarakin@yahoo.es No duden en contactar conmigo, sobre todo si son maduritos!

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