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Vacaciones al Desnudo

by Juan sin pelo
16 Aug 2000

In Spanish


Tenía 25 años cuando me dejó Javier, y aquel verano no se presentaba con muy buenas expectativas, pero había que intentarlo. Alquilé una casita en la playa para pasar el verano, y me estaba instalando en ella. Eran las 10 de la mañana y al salir a la terraza de la primera planta me encontré con una grata sorpresa: justo al lado había una casa con una gran piscina (la mía no tenia) y 2 tios bañandose en ella. Me detuve un instante contemplando como se bañaban y acto seguido apareció un tercero, procedente del interior de la casa. Cual fue mi sorpresa al ver que estaba en pelotas. Se dirigió hacia una tumbona y se tumbó a tomar el sol. Al levantar la vista me vió en la terraza y dió un salto, tapándose con la toalla: - Perdona, pensaba que no había nadie. - No te preocupes (le contesté, esperando que dejara la toalla a un lado), yo en vuestro caso haría lo mismo. Se tranquilizó y me preguntó si no tenia piscina. Los otros que se estaban bañando ya se habían percatado de mi presencia y me saludaron con la mano. - No, no tengo. - Si te apetece un baño, ven. - Hombre, acabo de llegar y tengo un poco de jaleo con el equipaje... - No te preocupes, luego te ayudamos. En vista de la insistencia, accedí. Me abrió la puerta uno de los bañistas, el más moreno (Juan se llamaba). Naturalmente, estaba desnudo y húmedo, pero lo que más me impresionó y no pude apartar la vista durante unos segundos (y supongo que lo notó), fue su polla, era larga y se balanceaba al andar y completamente rasurada. - Pasa. Si quieres dejar la ropa aquí en el sofa... Me desnudé y le acompañé a la piscina. Nos saludamos todos y estuvimos charlando un rato. El otro bañista se llamaba Ernesto, de 20 años (los tres tenian la misma edad), de cuerpo atlético y curiosamente también rasurado. El de la tumbona era Jesús, era el más delgaducho, pero con una polla y culo estupendos. Este en cambio, tenía una buena mata de pelo en los huevos. Me dijeron que llevaban una semana en la casa, y pasaban la mayor parte del tiempo desnudos, pero ahora que me tenían como vecino, se vestirían si me molestaba. Naturalmente les dije que no, que no tenía el menor inconveniente, al contrario, pensaba como ellos. Pasamos la mañana tomando el sol y bañándonos, y particularmente intentando no empalmarme. Me despedí a la hora de comer y me invitaron a cenar y bañarnos a la luz de la luna. Acepté encantado. Me pasé la tarde pensado en la cena y se me hizo eterna. A las 9 llamé al timbre. Me abrió Ernesto, provisto de un minúsculo bañador. - Adelante. Me he puesto el bañador por si no eras tu. Y acto seguido se lo quitó. Yo me quité el short que era lo único que llevaba, y ya estabamos los dos en situación. - Los otros están en la piscina. Ve para alla, que voy a coger unas bebidas y ahor voy. Al llegar a la puerta del jardín me encontré con que Juan estaba estirado en una tumbona y Jesús le estaba chupando la polla. O no me vieron o se hicieron los locos. Yo me quedé quieto y mi verga empezó a crecer. En eso que llegó Ernesto: - No pierden el tiempo, ¿eh? ... veo que tu tampoco. (me dijo al ver mi aparato en posición). - Uno no es de piedra. - ¿Les acompañamos? - me dijo mientras me cogía de la polla y me tiraba hacia donde estaban los otros. - Encantado. Ernesto me tumbó en la tumbona que habia al lado de Juan y Jesus y empezó a besarme. Tenía una boca humeda y una lengua juguetona. Me la pasó por todo el pecho y después por la punta de la polla y por los huevos. Se metía un huevo en la boca y después el otro. Se acercó Jesús y mientras uno me lamía los huevos, el otro me succionaba la polla. Juan no quería perderse el espectáculo y me metió su polla en mi boca, bueno lo que pudo de ella, pues era enorme. Ernesto dejó solo a Jesus con mi polla, y acercó la suya a mi boca. Yo iba lamiendo una y después otra polla, mientras el otro me la iba chupando a mí. Era fantástico. Yo les dije que no aguantaría mucho más, que me iba a correr. Entonces empezaron a pasarse los 3 mi polla de boca en boca, hasta que me corrí en sus bocas. Empezaron a lamer toda la leche que salía de mi verga y a pasársela de boca en boca hasta que no dejaron ni gota. Yo estaba extasiado, pero no estaba dispuesto a dejar escapar ese manjar. - Ahora me toca a mí beberme vuestra leche - les dije, y tomé una de las pollas rasuradas con mi boca y las otras dos, una en cada mano, y empecé a jugar con ellas. No tardaron en llenarme la boca con su semen, y casí no pude con la gran cantidad de leche que recibí de las 3 pollas, y fueron ellos los que lamieron lo que me iba cayendo por el cuello. Yo ya estaba otra vez empalmado, y Juan no lo quiso desaprovechar y se sento sobre mi polla. Esta entró de golpe y con el movimiento, Juan se iba poniendo a tono. - Ya podéis darme lo que más me gusta - les dijo Juan a los otros dos. Yo me pregunté que era, pero pronto salí de dudas. Pusieron sus pollas a la altura de la cara de Juan, y empezaron a mearse en su boca. - Eh !!, yo tambien quiero un poco - exclamé. Me acerqué a la boca de Juan y los otros dos no pararon de regarnos hasta que se empalmaron de nuevo. - Ahora quiero que me folleis los dos a la vez. - Les dije, y mientras yo no dejaba de follar a Juan, me metieron sus 2 pollas en mi culo. Así estuvimos un rato hasta que nos corrimos los 4. Estamos todos exhaustos y llenos de semen y orina por todo el cuerpo, así que nos tiramos a la piscina. Cuando salimos, cenamos y después continuó la fiesta hasta bien entrada la noche. Nunca había chupado ni tragado tanto semen, ni lamido tanto pis. Pero esto solo fue el principio del verano, pues pasé más tiempo empalmado en 15 dias que en toda mi vida. 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